Con los preparativos para poner fin al año el próximo día 31 de diciembre encontrándose casi terminados, es hora hacer balance de lo que 2019 nos ha dejado en diferentes ámbitos. Habiendo repasado ya lo acontecido en el panorama de las startups o del cine, por ejemplo, toca mirar al ámbito de la privacidad, que ha encarado este curso un cambio en su percepción como concepto dentro del ámbito online tanto por particulares como por empresas.
Porque si 2018 fue el año marcado por Cambridge Analytica y los escándalos relacionados con el tratamiento de los datos y la información personal de los usuarios, estos últimos meses han destacado por ofrecer justamente la perspectiva contraria: la privacidad como eje de todo lo que uno realiza online y como piedra angular para construir un ámbito virtual libre de compromisos.
Pero ¿cómo cambiar las tornas de manera tan drástica en tan poco tiempo? Aunque, definitivamente, los usuarios comienzan a ser cada vez más conscientes de todas las implicaciones que tiene cada paso que dan en el ámbito virtual, es el discurso de las grandes empresas del sector el que ha encauzado el debate en esta dirección a lo largo del año.
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En 2019, probablemente, se ha hablado más de privacidad en internet, en términos generales, que nunca antes, poniendo en contexto la relevancia que tiene para el conjunto social de la actualidad. Presionadas por otras corporaciones, asociaciones o por motu propio, muchas han sido las firmas que a lo largo de los pasados meses han mostrado una postura más abierta hacia todo lo relativo a los datos e información de sus clientes, conocedoras de la necesidad de que esto sea así para potenciar su imagen de marca.
Facebook, Amazon, Google o Apple son algunas de las que más titulares han copado al respecto a lo largo de todo el curso, cada una por motivos diferentes, pero todas con un mismo objetivo: poner la privacidad en primer plano, cuando hasta ahora había jugado un rol secundario.
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La interacción con las masas
Las puertas de un nuevo año se abrían hace doce meses para la entidad de Mark Zuckerberg como una posibilidad bajo la cual dejar atrás un nefasto 2018 en el que la reputación de la empresa quedó comprometida hasta extremos que habría sido complicado imaginar en tiempos anteriores. Noticias falsas, influencia electoral, abuso de poder, escándalos de privacidad y un sinfín de críticas sobrevolaron Menlo Park (donde la red social tiene ubicadas sus oficinas) día sí y día también en una de las épocas más oscuras –de cara a la galería, al menos, aunque no tanto en la faceta económica– por las que ha pasado la empresa.
Era el propio CEO quien expresaba de manera firme su intención de ahondar en la privacidad y de reforzar esta vertiente tanto en la red social como en el compendio de plataformas de esta índole que se encuentran actualmente en el porfolio de la firma.
Para muchos, una tarea imposible la que se propone Zuckerberg –especialmente de cara a borrar los actos de la red social de la memoria colectiva–; para otros, el único paso lógico que le quedaba dar a un CEO que ha tenido que enfrentarse en el pasado reciente a diversos interrogatorios en órganos como el Congreso o el Senado de Estados Unidos o incluso el Parlamento Europeo.
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Entre los nuevos enfoques que propone la empresa se encuentra el deseo de efectuar un cifrado de extremo a extremo y fusionar la infraestructura de Instagram, WhatsApp y Messenger, que renovaría la imagen que se tiene de la red social en sus facetas más conocidas y utilizadas a nivel mundial. Sin embargo, esto parece enfrentar una fuerte oposición por parte de los reguladores estadounidenses, en parte por el refuerzo de la seguridad que supondría –y la inaccesibilidad para las fuerzas del orden, en caso de requerirlo, por ejemplo–.
Paralelamente, la compañía de de Jeff Bezos, otra de las grandes del contexto tecnológico actual, tampoco se ha librado de verse envuelta en el debate concerniente a la privacidad a lo largo de 2019. Amazon, quien se encuentra a día de hoy empujando su división de dispositivos conectados e inteligentes como nunca antes, ha visto tornarse en su contra el cada vez más extendido uso de Alexa, entre otros servicios.
Tras varios problemas referentes a la gestión de los datos de este software, así como escuchas posteriores del audio almacenado por empleados de la firma, Amazon ha dedicado parte de su tiempo a ahondar en este ámbito.
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Lo hemos visto reflejado en su discurso, que ha virado en parte para reflejar la importancia de los datos y la información personal de sus clientes. Tanto es así, que la firma ha comenzado a incluir –o hacer más notorios, en los casos donde ya estuvieran– controles específicos de software y hardware en sus dispositivos conectados. Botones para deshabilitar micrófonos, interruptores para tapar cámaras o acceso a las conversaciones que uno ha tenido con Alexa para poder borrarlas son algunas de las herramientas que han ganado notoriedad.
La seguridad como valor añadido
Contrastando con las anteriores se encuentra Apple, que se ha hecho fuerte haciendo suyo el término de la privacidad y autoproclamándose como el adalid de ella. Lo hacía en primera instancia en la feria de tecnología de consumo CES 2018, celebrada en Las Vegas a comienzos de curso, donde la firma de Cupertino tapizó de negro la fachada de uno de los hoteles próximos al centro de convenciones y destacando en blanco la silueta de un iPhone acompañado del siguiente mensaje: "Lo que ocurre en tu iPhone, permanece en tu iPhone".
Desde entonces, ha sido uno de los temas recurrentes de la firma a lo largo del año, con nuevas implementaciones como Sign in with Apple enfocadas a preservar la información personal de sus clientes. En un mercado donde los datos lo pueden todo, la empresa liderada por Tim Cook ve en esta vertiente un gran valor añadido y elemento traccionador de ventas.
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Un enfoque necesario, además, para potenciar otros nuevos productos que, encontrando su máximo exponente en la Apple Card, necesitan de la confianza del cliente para funcionar en el mercado.
La compañía no se ha librado, eso sí, de verse salpicada también por ciertos aspectos en relación a aspectos de control de información, como es el caso de consultas de Siri que eran grabadas y, posteriormente, revisadas por empleados de la empresa con el fin de mejorar el desempeño del asistente virtual. La polémica surgida al descubrirse provocó que Apple, en última instancia, suspendiera el programa.
En contraposición a la empresa de la manzana mordida se encuentra Google, quien ha sufrido también constantes miradas críticas hacia le tratamiento que da a la ingente cantidad de datos e información que posee por parte de los miles de millones de personas que hacen uso de alguno de sus servicios a diario alrededor del mundo.
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Esto ha llevado, por ejemplo, a que usuarios y organizaciones teman por la reciente compra de Fitbit, o que también alcen la ceja con el creciente interés que parece mostrar la empresa en lo relativo a los servicios financieros. A fin de cuentas, si los datos son la moneda de cambio, aquellos más sensibles, como la salud o los bancarios, es lógico que se traduzcan en los más cotizados en el mercado.
La mayor relevancia de la privacidad ha llevado también a la clausura de ciertos programas por parte de los de Mountain View, a pesar de que la información de uno puede quedar expuesta por muchos factores, como fallos en prodcutos como el navegador Chrome.
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2020 será aún más privado
Si la privacidad ha jugado un papel clave a lo largo del año saliente, es de esperar que sea todavía más imprescindible en el entrante. Las políticas de protección de datos, las acciones para informar y distribuir el conocimiento acerca de la seguridad y la importancia de cuidar la información personal, previsiblemente, irán a más.
Queda por ver en qué se traducen todos los pasos dados en los meses recientes por parte de las empresas y si su compromiso con los datos de los usuarios se renueva a lo largo del nuevo año o, por el contrario, todo queda en palabras vacías y en nuevos fracasos y violaciones de aquello que los usuarios les han confiado. Aunque es imposible saberlo, la experiencia nos dice que, probablemente, habrá algo de ambas.