The Flash es un estrepitoso fracaso. En su segundo fin de semana, la película de Andrés Muschietti apenas recaudó 15,3 millones de dólares. Una disminución de casi el 73% en sus índices de taquilla con respecto a su estreno. La cifra convierte al largometraje en un descalabro de proporciones históricas en DC y en el cine de superhéroes en general. Un género que atraviesa un período incierto después de ser uno de los más lucrativos durante casi una década y media. 

Todo indica que las principales franquicias atraviesan un momento complicado en cuanto a su capacidad para continuar siendo exitosas. No obstante, no es del todo sencillo comprender qué ocurre con el rendimiento financiero de las sagas más famosas. Por un lado, la decepcionante recaudación de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, primera película de la fase cinco de Marvel, desconcertó. Lo que abrió pasó a la especulación sobre si el incremento de contenido del estudio había hecho mella en la calidad de sus producciones y su éxito.

Por otro lado, las mediocres cifras de ¡Shazam! La furia de los dioses parecieron demostrar que las tramas sobre figuras heroicas han alcanzado el punto de saturación en las preferencias del público. No obstante, el estreno de Guardianes de la galaxia Vol. 3 fue un éxito resonante. Lo mismo que el de Spider-Man: Cruzando el multiverso, convertida en una de las películas más taquilleras del año. De hecho, mientras The Flash se hunde lentamente en sus desastrosos números, la animación continúa obteniendo ganancias considerables a casi un mes de su estreno.

The Flash compromete el futuro de DC

Pero, ¿qué ha provocado que The Flash, una de las películas más esperadas del año, se convierta en un desastre que amenaza incluso la solidez futura de la saga DC? El largometraje, que antes de su estreno recibió halagos de figuras tan dispares como Tom Cruise y Stephen King, ha despertado un fuerte rechazo en los fanáticos.

Algo que se traduce en una reacción que podría afectar al reinicio de la franquicia, planeado para el año 2025 con el estreno de Superman: Legacy. ¿Se trata de un primer fracaso que marca otros muchos? Independientemente de que esta circunstancia afecte a otras películas o solo a The Flash, ¿qué la ha provocado?

La respuesta sobre lo que podría haber ocurrido con The Flash no es sencilla. De hecho, todo indica que se trata de la mezcla de varias situaciones que desembocaron en una peligrosa inestabilidad para el estudio. ¿Cuáles son las posibles causas de que la película diera un resultado tan problemático? Probablemente, estas son algunas de ellas.

Una historia grande y desordenada

The Flash es la historia de Barry Allen (Ezra Miller) y su intento por evitar la trágica muerte de su madre. Basada de forma libre en el cómic Flashpoint, de Geoff Johns, es una nueva perspectiva acerca del multiverso de DC. Pero, en su versión cinematográfica, el argumento parece girar exclusivamente alrededor de su personaje central y el trauma mayor que marcó su vida.

De hecho, durante sus primeros minutos, la película muestra el punto de vista de Barry con respecto al mundo que habita. Desde su relación con sus extraordinarios capacidades hasta la perspectiva que le brindan de la realidad. Todo se basa, en esencia, en cómo el joven héroe comprende su contexto. The Flash explora con cuidado a Barry, una figura en pleno crecimiento moral e intelectual.

Por ese motivo, su segundo y tercer tramo, enfocados en el multiverso, generan un desorden narrativo apreciable. El argumento abandona su mirada íntima sobre Barry Allen por algo más grande y ambicioso. Pero lo hace sin tener la suficiente capacidad para sustentar un relato que incluye varias versiones de héroes icónicos y una historia de origen contada a medias.

Ezra Miller, protagonista de The Flash, celebrada por Tom Cruise

El Batman de Michael Keaton y la Supergirl encarnada por Sasha Calle son apenas trozos de información sin sustento. Lo que se acentúa con la interminable serie de cameos incluidos sin explicación. Para sus últimos momentos, The Flash pierde equilibrio y se transforma en un caos que termina por decaer en un final incompleto y caótico.

El multiverso no aporta nada

En The Flash, el multiverso termina por convertirse en un lastre argumental. Mucho más, cuando es una evidente excusa para la nostalgia o el uso directo del fan service. Lo que hace que tanto el viaje en el tiempo como las realidades alternativas pierdan solidez e importancia.

Por supuesto, no es un truco narrativo desconocido en el cine contemporáneo. Marvel lo utilizó con relativo éxito en Doctor Strange: En el multiverso de la locura, donde el protagonista comprobó que las líneas de tiempo posibles eran un peligro para el futuro de la saga de cientos de maneras distintas. Por su parte, el éxito Todo a la vez en todas partes al mismo tiempo llevó el concepto a una dimensión gigantesca en lo argumental, donde cada decisión de sus protagonistas provocaba la existencia de una realidad paralela interconectada. Y lo mismo podría decirse de Spider-Man: cruzando el multiverso, que logró con éxito mezclar cientos de versiones del héroe en diversos escenarios. 

Por el contrario, en The Flash la idea fragmenta la narración artificialmente. Lo que comienza como una consecuencia a las acciones del Barry más joven, termina en una serie de visiones incompletas sobre la realidad. Los futuros posibles o probables se muestran de forma concreta e invitan a reflexionar acerca de las infinitas dimensiones alternativas.

George Clooney tiene un cameo como Batman en The Flash

Pero ninguno es importante ni tiene consecuencias en la trama central de la película. La aparición de las variantes de Superman, interpretadas por George Reeves, Christopher Reeves o incluso Nicolas Cage, son más curiosidades que añadidos de información. Lo mismo sucede con la sorprendente revelación de la nueva identidad del Batman de la realidad actual de Barry. Ninguno de los anunciados cameos tiene importancia para el futuro. Nada en The Flash en realidad la tiene. Una circunstancia que conduce a su problema más grave.

The Flash es irrelevante para DC

A pesar de los repetidos halagos y de las voces que la consideraron la mejor película de superhéroes estrenada hasta ahora, The Flash carece de importancia. Ninguno de sus personajes, ni tampoco su historia, alberga otro interés que no sea mostrar que la línea central de tiempo de DC puede ser distinta.

Sin embargo, los protagonistas de la película, sus conflictos o su final no repercuten en el anunciado reinicio de la saga. Incluso, hay dudas sobre el interés futuro de su escena poscréditos, que muestra a Arthur Curry (Jason Momoa) en una breve aparición. Con la secuela de Aquaman próxima, es posible que ese sea el único detalle que vincule The Flash con el resto de películas a estrenarse. Pero la secuencia solo demuestra que el personaje también existe en el universo en el que se encuentra Barry. ¿Asegura eso que formará parte de las nuevas historias que vendrán? No tenemos la respuesta.

Sin embargo, lo más preocupante en The Flash es que cada uno de los personajes de su trama simboliza el final de una etapa. El Batman de Ben Affleck es sustituido por el de George Clooney, lo que indica la desaparición del primero. También se explica cómo Clark Kent (Henry Cavill) murió siendo un bebé y que la Liga de la Justicia no se ha formado. Parece que lo que se narra en la película es solo un capítulo desvinculado por completo de cualquier continuidad. ¿Podría haber afectado esa falta de peso narrativo en el futuro del estudio a la forma en que el público interpretó la película?

Un criminal como protagonista

Ezra Miller se convirtió en un problema mayúsculo para DC después de cometer una serie de crímenes violentos en diversos lugares del mundo. El 6 de abril de 2020 se publicó un vídeo en el que se puede ver al artista agrediendo a una mujer en Islandia. A partir de entonces, las acusaciones se hicieron cada vez más graves y frecuentes. Desde diversos arrestos en Hawái hasta señalamientos de abuso agravado en el 2022. El actor se convirtió en una figura perturbadora que incluso puso en duda el estreno de The Flash

Finalmente, el 15 de agosto de 2022, pidió disculpas en un comunicado público en el que admitía lo errático y peligroso de su comportamiento, además de prometer dedicar tiempo y esfuerzo a tratar su salud mental. Sin embargo, ya por entonces, buena parte de la prensa especializada se preguntaba si la presencia del actor podría ser un lastre para The Flash como fenómeno público.

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Algo que parece haber ocurrido incluso sin resultar una circunstancia evidente. No obstante, que el actor no participara en la promoción y que se hiciera más énfasis en los cameos que en el personaje protagonista pudo afectar a la película en su conjunto.