Sí, amigos, sé que con solo leer el título muchos entrarán a este artículo pensando “¿Qué dice este muchacho?”, pero les aseguro que existe una explicación racional para una afirmación tan contundente. Antes que nada, partamos de la base de que es improbable que Apple no lance un nuevo iPhone este año; los rumores sobre el iPhone 14 y sus supuestas características existen desde hace rato, por lo que es lógico pensar que los de Cupertino mantendrán en 2022 su cronograma de renovación anual.
Ahora bien, existen motivos de sobra para pensar que Apple podría tranquilamente prescindir de cualquier nuevo modelo de smartphone que pudiera tener en camino para el próximo septiembre, y optar por tirar la casa por la ventana en 2023.
En el apartado técnico, las diferencias con su móvil actual —el iPhone 13— serían más evidentes; algo que también aplica al diseño, considerando que los de la manzana suelen actualizarlo cada tres generaciones y la estética actual se introdujo en el iPhone 12. ¿Por qué lanzar un iPhone 14 que se parezca a sus predecesores, con apenas ligeros cambios, cuando hay grandes posibilidades de que el iPhone 15 ofrezca una modificación mucho más sustancial en su aspecto, entonces?
No debemos olvidar que el iPhone es el producto más exitoso de Apple, y por amplia diferencia. Solo durante el último trimestre fiscal, la compañía informó ingresos por 50.600 millones de dólares por las ventas de su móvil; una cifra tremendamente alejada de la del resto del hardware en su catálogo. Como comparativa, la suma de los ingresos por la comercialización de los Mac, iPad y Apple Watch en el mismo período arrojó unos $39.000 millones. Por ende, Apple debe cuidar de su dispositivo estrella y tratar de mantener su ecosistema saludable. Además, el desarrollo de nuevos productos lleva años, no meses; por ello, cualquier cambio en el cronograma de futuros lanzamientos debe hacerse con muchísima anticipación.
No obstante, estoy convencido de que si Apple analizara la posibilidad de saltearse un año el lanzamiento de un nuevo iPhone, obtendría resultados muy positivos. No solo porque lograría un cambio estético y tecnológico más visible con relación a su generación previa, en un momento en el que la innovación parece haberse estancado a nivel general en la industria de los smartphones, sino porque el interés de los consumidores por cambiarse de modelo seguro también sería mayor; y le daría un poco más de aire a una línea de producción que se ha visto muy afectada por la incertidumbre internacional.
Oxigenar la línea de producción
Como ya hemos mencionado, Apple no ha sido inmune a los inconvenientes en la línea de producción. Los altos niveles de inflación a nivel mundial, la guerra entre Rusia y Ucrania y, principalmente, el rebrote de la COVID-19 en China, le han pasado factura a los dirigidos por Tim Cook. De hecho, la firma californiana considera que las restricciones por el coronavirus en el gigante asiático podrían costarle hasta 8.000 millones de dólares en el trimestre en curso.
A eso hay que sumarle que los de la manzana no esperan que las ventas del iPhone mejoren en lo que queda de este año, ni siquiera con las optimizaciones que introduciría el iPhone 14. Los de Cupertino han decidido mantener una producción "plana" de 220 millones de unidades del smartphone, similar a la de 2021, contra los 240 millones estimados originalmente.
Si Apple no presentara un nuevo móvil este año, seguramente podría oxigenar la línea de producción. Así, los recursos destinados al iPhone 14 podrían utilizarse para apuntalar la fabricación del iPhone 13 como producto principal por un año más; después de todo, los móviles actuales de Apple tienen cualidades de sobra para ser punta de lanza por un tiempo adicional.
Además, no es que los iPhone actuales dejarán de producirse de la noche a la mañana cuando el próximo modelo salga a la venta.
¿El iPhone 14 realmente cambiará tanto comparado con el iPhone 13?
Claramente, esto no lo sabremos a ciencia cierta hasta que no veamos el nuevo modelo del iPhone presentado en sociedad. Los rumores hasta aquí han sido varios, aunque algunos parecen más factibles que otros. No obstante, con Apple nada es seguro hasta que la compañía muestre el dispositivo en vivo y en directo.
Sí, si nos guiamos por lo que se ha divulgado hasta la fecha, los de Cupertino tendrían novedades interesantes en carpeta. La más importante sería, sin dudas, la eliminación del iPhone mini para darle lugar al iPhone Max con pantalla de 6,7 pulgadas, mismo tamaño que la versión Pro Max pero con especificaciones de entrada y un precio más bajo.
Pero el dato más llamativo que ha circulado hasta aquí indica que Apple solo actualizaría el chip de una parte de los nuevos modelos. Los iPhone 14 Pro y Pro Max tendrían el nuevo procesador A16, mientras que los iPhone 14 y Max mantendrían el A15 del iPhone 13. De confirmarse, será una de las decisiones más insólitas de los de Cupertino en mucho tiempo.
Las cámaras de los modelos Pro y Pro Max también verían una mejora, con sensores de 48 megapíxeles y grabación de vídeo en 8K. En tanto que en el frente, los californianos comenzarían la transición a un diseño sin notch, aunque tampoco sería definitiva; se especula que recién lo abandonarían por completo a partir de 2023.
También se ha mencionado la posibilidad de que se aplique un ligero cambio en la relación de aspecto en la pantalla de los modelos Pro, y que la tasa de refresco sea de 120 Hz en los cuatro modelos del iPhone 14 gracias a la ampliación en el alcance de la tecnología ProMotion. El resto del diseño se mantendría por la misma línea, siguiendo lo establecido en los iPhone 12 y 13, con las ligeras modificaciones pertinentes.
Suponiendo que todo lo que se ha dicho sobre el iPhone 14 es real, ¿aún creen que se trate un salto generacional tan impactante? ¿O la evolución típica de un desarrollo que se pule año tras año y que no cuenta como revolucionaria? En lo personal, me inclino más por lo segundo; en especial porque se rumorea que el cambio más grande que afrontará Apple se dará el próximo año. Hablamos, por supuesto, de la adopción del puerto USB-C.
El USB-C, un punto de inflexión para el iPhone
Muchos dirán que incorporar un puerto USB-C en el iPhone no es algo particularmente revolucionario, dado que cualquier otro móvil moderno ya lo utiliza. Sin embargo, en caso de ocurrir —y todo apunta a que así será—, significará un cambio de paradigma para Apple. Al fin y al cabo, la empresa tendrá que explorar un territorio de "apertura" de su ecosistema al que se ha negado durante años.
Según Kuo, el iPhone de 2023 será el primero en abandonar el conector Lightning, más de 10 años después de su introducción. Mientras que Mark Gurman ha informado que los de la manzana ya están probando prototipos con el USB-C. Además, hay que sumarle el condimento regulatorio, especialmente en Europa, donde se están dando pasos importantes en la implementación del cargador único con dicho conector.
Y no olvidemos los cambios obligados que Apple debería afrontar en otros productos y también en su vasto catálogo de accesorios, aunque no se darán de la noche a la mañana.
El salto de Lightning a USB-C está lejos de ser el más vistoso en términos técnicos o de innovación, eso está fuera de discusión. Pero que este cambio no destile el glamour de otras características en la ficha de especificaciones, no significa que no pueda ser de los más significativos que incorpore el iPhone en mucho tiempo.
Millones de dólares en juego y accionistas que contentar
¿Por qué no alivianar la transición y ponerle todas las fichas al iPhone de 2023, entonces? Darle más oxígeno a la línea de producción, unificar los cambios técnicos y estéticos de dos generaciones en una sola, y abrir la puerta al USB-C son opciones que creo, humildemente, Apple podría analizar e implementar con mejor éxito que cualquier otra tecnológica.
Vuelvo a lo del comienzo: es improbable que los de Cupertino no lancen un nuevo móvil este año. Después de todo, hay miles de millones de dólares en juego y muchísimos accionistas a quienes contentar.
Pero estoy convencido de que si Apple se anima a hacernos esperar un año más para presentar un nuevo iPhone, sacudirá el mercado. Generarán más expectativa, tendrán más avances tecnológicos y de apariencia que presumir, y seguramente animarán a otras compañías a seguir sus pasos. Ha ocurrido cuando quitaron los cargadores y el conector de auriculares, sin ir más lejos.
Si sucediera, tal vez podríamos empezar a ilusionarnos con dejar de sentir que el mercado de smartphones está saturado con modelos que se promocionan como el Santo Grial de la industria y solo son más de lo mismo.