Que Estados Unidos tiene puesto el ojo en Huawei ya no es noticia. No obstante, que finalmente ha articulado las herramientas necesarias y a su disposición para colapsar toda su actividad ya es un hecho.
Con el fin de los aplazamientos sobre las restricciones y las nuevas impuestas sobre decenas de socios que hasta ahora le permitían proveerse de tecnología, el gigante de las telecomunicaciones chino se encuentra al borde del colapso.
Esto aplica tanto a su segmento de consumo –smartphones, portátiles y otra electrónica–, como al del equipamiento de redes de conectividad inalámbrica en pleno despliegue del 5G. Si no hay acuerdo entre las dos mayores potencias del mundo, Huawei puede ver implosionar sus dos mayores áreas de negocio delante de sus narices.
Una breve recapitulación
Si crees que estás al día, puedes obviar este breve resumen de cómo Huawei y ha llegado hasta aquí:
Veto inicial. En mayo de 2019, el Departamento de Comercio de Estados Unidos ponía a Huawei en su suerte de 'lista negra'. Sin licencia específica, las empresas estadounidenses no podrían comerciar con ellas. Muchas pasaron meses sin siquiera enviar la solicitud y, cuando lo hicieron, no todas la recibieron. El negocio de portátiles de Huawei llegó a desaparecer temporalmente.
En solitario. Sus nuevos smartphones no podían incluir las apps y servicios de Google –para prueba los Mate 30 o los P40–, y tuvo que crear los suyos propios. Es por ello que Huawei comenzó incluso con una estrategia de relanzamientos sin esconderse, pero también refritos cruzados entre Huawei y su segunda marca, Honor.
Prórrogas. Ni siquiera Google con sus apps en terminales ya existentes, o las operadoras rurales del país con su modesto despliegue 4G escapan de estas medidas. Como mitigación, se imponía una tregua de 90 días, que se ha visto renovada en otras cuatro ocasiones hasta un total de unos 15 meses. La última –y supuestamente definitiva– tregua venció el pasado jueves. Huawei afirma ahora que no habrá problema en actualizar los terminales, aunque Google todavía no se ha pronunciado.
Más vetos, más duros. Mayo de 2020 y EE.UU. volvía con nuevas restricciones. Esta vez sobre los chips de sus terminales. Ni TSMC, el mayor y más avanzado fabricante global, ni otros, no podrían suministrar nuevos chips HiSilicon a Huawei. Aunque se producen en Taiwán –República de China–, hacen uso de tecnología y propiedad intelectual estadounidense a numerosos niveles desde diseño a fabricación.
Vigencia. Se establecían 120 días de gracia en los que los pedidos ya realizados podrían ser surtidos, pero no más allá. Vence el próximo 14 de septiembre. En adelante, Huawei tendrá que buscarse otros chips que sustituyan a sus Kirin. Al menos mientras no haya nuevas prórrogas.
Adiós socios. Puesto que Huawei todavía podía pivotar hacia los chips de MediaTek e incluso Qualcomm, el pasado lunes se establecía una nueva limitación al comercio con decenas de socios, cubriendo incluso el caso en el que actúen como meros intermediarios. Algunos ya lo denominan la "opción nuclear" de Trump.
No les falta razón, veamos por qué.
Los smartphones Huawei, hacia la inviabilidad
La nueva hornada de medidas sobre Huawei parezca una más dentro del accidentado marco del fabricante, más teniendo en cuenta que durante el segundo trimestre del año –y pandemia mediante– ha conseguido incluso moverse hasta la más absoluta cima, superando tanto a Apple como a Samsung en la distribución mundial. En parte se debe a la temprana recuperación de China en la pandemia, donde el gigante se ha replegado multiplicando sus ventas y aplastando al resto de competidores locales.
Pero lo cierto es que puede ser el disparo definitivo que lleve a los móviles de Huawei a la ruina si termina por ser efectivo. No hay, de momento, razones para pensar que no lo será.
Huawei está de momento sin un socio al que poder encargar sus chips propios, la próxima generación de Kirin. Hasta el 14 de septiembre, TSMC puede seguir proporcionando los últimos encargos –aunque no nuevos pedidos–, destinados a priori para la ya próxima serie Mate 40, que se espera estrenen los 5 nanómetros. A pesar del intento de acopio apresurado, Huawei se quedará en algún momento sin ellos. Y será más pronto que tarde.
Si no puede producir sus propios chips a través de terceros, su alternativa era directamente comprarlos a otros, aunque sean marcadamente inferiores, como los de MediaTek. Esta apuntaba a ser la opción principal de Huawei, pero es ahí donde entran las mencionadas nuevas restricciones. Estas aplican a toda la industria chipera, desde quienes disponen las herramientas para el diseño de chips, a quienes proporcionan las máquinas que en última instancia los fabrican.
Resumiendo: Huawei no puede ni fabricar sus chips ni proveerse de los de otros. Sencillamente, todos incluyen la tecnología estadounidense en algún punto. Propiedad intelectual de los chips, donde se encuentra ARM; software de diseño de estos, donde se encuentra Cadence o las propias herramientas litográficas, como las de la gigante holandesa ASML, se encuentran bajo el radar americano –entre muchos otros, difícilmente sustituibles–, tal y como detalla Nikkei.
Más allá de los chips, también los proveedores de materiales como 3M, Honeywell o Corning –fabricantes del omnipresente Gorilla Glass–, se encuentran habitualmente en la cadena de suministro de los dispositivos que ya todos llevamos en el bolsillo.
Sus equipamiento de redes, en la cuerda floja
Pero recordemos que esto no va únicamente de dispositivos móviles y tecnología de consumo. También es importante mantener en RAM el hecho de que el grueso del negocio de Huawei ha sido, históricamente, el del equipamiento de redes. Fue a lomos del despliegue 4G cuando comenzó a ganar prominencia sobre el resto de actores del mercado, con una propuesta mucho más efectiva en términos de prestaciones/precio.
Mientras algunos acusan a Huawei de una suerte de competencia desleal favorecida por el gobierno chino, lo cierto es que se ha convertido como el gran proveedor de redes 5G. No obstante, muchos de sus acuerdos se desmoronan en varios países y por varios frentes. No sólo Estados unidos, también el Reino Unido anunciaba recientemente la extirpación del fabricante chino de las redes de telecomunicación nacionales.
Si las acusaciones de espionaje –también potencial o futuro, en términos de seguridad nacional– no eran suficientes, podemos situar una renovada causa en las recientes restricciones estadounidenses. Como veremos en detalle más adelante, si Huawei no puede ni proveerse de los chips más punteros, por necesidad sus sistemas serán mediocres en términos de rendimiento y seguridad. Este es el motivo que ha puesto el equipamiento 5G de Huawei en la cuerda floja.
Y lo cierto es que, como también avanza Nikkei, este impacto ya está desmoronando su producción de nuevos equipos de telecomunicaciones, según afirman algunos de sus socios fabricantes que indican haber visto los pedidos reducidos. También los de ZTE, otro de los grandes objetivos históricos de Estados Unidos con polémicas a sus espaldas.
Tanto que en China los dos grandes operadores del país ya se dan la mano, habiendo anunciado acuerdos que permitan aprovechar las sinergias en el despliegue 5G del país: China Mobile y China Telecom compartirán las redes para aprovechar al máximo su despliegue. Se trata del país más avanzado a nivel global en esta nueva generación de telecomunicaciones. Tanto que allí, sólo durante el útimo trimestre, se distribuyeron cerca de 45 millones de móviles 5G. Más de la mitad de los cuales, de la propia Huawei, de acuerdo a datos de IDC.
Sus directivos mantienen el acuerdo en que la situación de Huawei les impactará: "El problema de los chips de Huawei sin duda afectará el desarrollo de la compañía en nuestra red y 5G, incluyendo los teléfonos móviles", afirman desde China Mobile. "Estamos siguiendo cuidadosamente la situación en Huawei", confirman desde China Telecom. Hemos de recordar que la magnitud de estos operadores es equiparable a la del país, descomunal: China Mobile cuenta con 950 millones de usuarios; China Telecom, 340 millones.
En la misma bisagra del desacople global
El propio Gobierno de Estados Unidos afirma que continuará presionando a Huawei –una empresa que según ellos intenta reiteradamente "eludir los controles de exportación de los Estados Unidos para obtener componentes electrónicos"– en un "compromiso continuo de impedir que Huawei pueda" socavar "la seguridad nacional y los intereses de la política exterior de los EE.UU.".
Si bien muchos apuntan a que esto forzará a la tecnología China a desvincularse completamente de la occidental, lo cierto es que puede llevarle mucho tiempo, esfuerzo y dinero. Actualmente, China cuenta con un único fabricante de chips, SMIC, pero es capaz de realizar procesos de manufactura que van con unos cinco años de retraso. Estos son, además, altamente dependientes de la cadena de suministro estadounidense.
Tan complejo es deshacerse de la tecnología estadounidense y tan arraigada está en los procesos de fabricación, que hasta ahora HiSilicon, la fabricación de chips propia de Huawei, va detrás de abrir una planta de fabricación en 45 nanómetros, según DigiTimes.
Esto es, Huawei podrá tener, cuando se termine de construir esta planta –un proceso que puede llevar del orden de cinco años–, con capacidad de producir chips internos a un nivel correspondiente al estado del arte... de 2007. Esto es, en 2025 podrían llevar un retraso cercano a los 18 años en materia de tecnología –cada generación ha llevado un par, aproximadamente–. No obstante eso sí probablemente con diseños mucho más actuales y avanzados.
Y no solo esto, sino que mientras Huawei dedica esfuerzos desvincularse de la tecnología estadounidense, el resto sigue avanzando y a buen ritmo. Para entonces, se espera que ASML, TSMC y sus socios se encuentren felizmente dando a luz a procesadores en la escala de 2 nm, tras haber pasado el nodo de los 3 nm, que se espera para 2022.
Todo apunta a que Estados Unidos está dispuesta a articular el desacople necesario con China para forzar una cesión favorable en los acuerdos comerciales en los que tratan de hacer palanca. Por supuesto, no solo con Huawei, también con TikTok y otros gigantes.
Lo cierto es que este proteccionismo de los mercados y la tecnología no comenzó en Estados Unidos, sino que podríamos remontarlo al bloqueo del mercado chino para las grandes tecnológicas occidentales. Es por ello que en China no es posible acceder a Google, Twitter, Facebook o la propia Wikipedia desde hace ya muchos, muchos años.
Sea como sea, Huawei es una ficha de cambio más –aunque quizá la más grande– en un progresivamente probable desacople tecnológico entre superpotencias. De ahora en adelante, podemos esperar nuevos contragolpes por parte de China en una escalada inevitable. E indudablemente, malas noticias por parte de Huawei.