Fue en 2019 cuando vimos el boom fotográfico en la fotografía tomar la forma que predomina hoy. Una buena cantidad se sensores puebla prácticamente la totalidad de toda la propuesta de smartphones. Gran angular, súper gran angular y telefoto ya no bastaban, cuando se introdujo un nuevo sensor para medir la profundidad de la escena, el sensor ToF. En este sentido veíamos completos a muchos de los mejores móviles ya renovados. Terminales como los Galaxy S10 5G y Huawei P30 Pro cantaban entonces pleno.

En 2020, la tendencia continúa en esta gama más prémium, que se vuelca hacia sensores todavía más grandes y zooms con más y más aumentos. Hasta el punto de que 1.000 euros ya no bastan para marcar cual es la mejor propuesta entre los dispositivos con ambiciones más excelsas. Buen ejemplo de esto son los recientes Galaxy S20 Ultra y Huawei P40 Pro+ –que necesita un segundo zoom para cubrir el rango intermedio–, con un respectivo precio de 1.359 y 1.399 euros.

Por supuesto que hay grandes razones para justificar los precios de esta nueva categoría, en un escenario en el que cada vez los móviles duran más, a base de una simple mirada hacia los componentes que incorporan. Si todos ellos son necesarios y si realmente hay una demanda por parte del usuario es un debate que dejamos para otra ocasión. Pero no es únicamente sobre estos terminales de gama punta donde la nueva búsqueda de la mejor propuesta fotográfica hace mella. Ni muchísimo menos.

No hace más falta que mirar hacia algunos de los últimos lanzamientos de dispositivos en las gamas intermedias. La inmensa mayoría de ellos contarán con un módulo fotográfico de gran tamaño y a la altura de cualquier grande. Al menos, desde fuera y antes de usarlo, claro.

Más sensores; ¿peores?

Es el caso del Realme X50 Pro 5G, la propuesta más ambiciosa del segundo fabricante de Oppo en España. 599 euros de propuesta, con el último Snapdragon 865 en su interior, con 5G por supuesto, con el coste que esto conlleva. Consigue ser el más económico, por 110 euros de ventaja, con esta característica a bordo. No es, sin embargo, a cambio de la cantidad en sus sensores fotográficos, ya que acumula un total de cuatro en su parte trasera.

64 megapixels a bordo de su cámara principal con un reciente sensor de Samsung, del que encontramos también equivalente en el catálogo de Sony, con buena tecnología para los terminales en la gama media en 2020. ¿Qué hay del resto? El conocer al detalle las tecnologías de los sensores acaban aquí. Y salvo por un telefoto que no parece estar nada mal, el gran angular arroja unos resultados muy mediocres incluso con buena luz y el sensor de profundidad de 2 MP realmente se podría evitar.

Xiaomi Mi 10 Pro, detalle de cámara
Xiaomi Mi 10 Pro. Foto: Luis del Barco | Hipertextual.

Este escenario se repite en la cámara frontal, esta vez doble a través de un recorte en el panel, con un angular estándar de resultados correctos y un gran angular que deja mucho que desear. Una configuración fotográfica bastante similar al mucho más económico Realme 6, que aterriza sustituyendo este telefoto –una de las dos lentes que mejor funciona–, por una lente en macro de poco uso efectivo. Cuatro sensores traseros, por menos de 220 euros.

Algo similar le ocurre al mismísimo Mi 10 5G, que a diferencia de la versión Pro –que ya se va hasta los 999 euros–, cuenta con cuatro cámaras traseras y dos de ellas son sensores que aportan nada o muy poco: para profundidad y el modo macro.

Semejante es lo que vemos en las propuestas de OnePlus para la primera mitad de 2020. Un OnePlus 8 aterriza perdiendo el telefoto que vimos en el OnePlus 7T a cambio de un sensor macro, poniendo difícil la justificación en materia de precio. En el modelo más avanzado, el OnePlus 8 Pro, la marca se pone algo más creativa con un filtro de color, que queda para un único uso, solo en fotografía y relegado a un segundo plano, escondido, en la propia aplicación de cámara.

Sensores de las cámaras del OnePlus 8 Pro
Abajo, el minúsculo filtro de color del OnePlus 8 Pro. Imagen: JerryRigEverything

Un nuevo ejemplo de esta pequeña invasión lo vemos en el Oppo Find X2 Lite, que llegaba esta misma semana para completar a sus hermanos mayores en la línea más respetada de la casa. Por 499 euros vemos, de momento únicamente en Portugal, una cámara principal que encaja en apariencia el mismo sensor que el Redmi Note 7 que ya vimos en 2019 y a unos 150 euros, y sin un básico como la estabilización óptica. ¿El resto de los sensores? Difícilmente arrojarán resultados aprovechables.

Y es que como comentábamos, este Find X2 Lite incorpora un sensor principal de media pulgada de tamaño –o 1/2", algo habitual hasta este año–, que baja en su gran angular hasta un cuarto de pulgada, y hasta un quinto en el caso de los sensores de profundidad y monocromo. Esto significa un cuarto y menos de un sexto de la sensibilidad a la luz, directamente desde principios físicos del funcionamiento de los CMOS que equipan, aunque tecnológicamente el salto es probablemente mayor. Además de ser dos extras que muy difícilmente se puedan justificar tanto por los resultados esperables como por el precio al que aterriza el dispositivo.

¿Los nuevos megapixels?

Por supuesto, esta tendencia se repite hasta la saciedad en todo tipo de móviles, siendo estos simplemente una selección de los más actuales y representativos. Desde la serie Galaxy A de Samsung –que, por lo demás, funcionan razonablemente bien– en sus propuestas más económicas hasta los nuevos Redmi Note de Xiaomi, el P40 Lite de Huawei o sus alternativas de la mano de Honor...

Realme X50 Pro 5G, cámaras frontales
Realme X50 Pro 5G. Foto: David Ortiz | Hipertextual.

El número de cámaras se ha convertido en uno de los pocos parámetros que los fabricantes pueden modificar de una forma sencilla, directa y muy barata. Buena parte de estos nuevos sensores tendrán un uso absolutamente residual, si alguno. En una oferta totalmente saturada es fácil arrastrar al usuario a comparar la cantidad, más que la calidad.

Mientras que con una mano se eliminan componentes físicos útiles en aras del valiosísimo espacio dentro de los terminales, con la otra se añaden componentes de hardware que nadie ha reclamado y que difícilmente alguno echará en falta cuando, inevitablemente, la táctica se agote y desaparezca. Como ya lo hicieron los módulos motorizados que intentaron, fugazmente, matar al notch.

Mientras los fabricantes en Android pelean por ver quién tiene da más y no tanto por ver quién da mejor, hay quien piensa en qué debe quedarse para articular de nuevo el merecido y valiente menos es más.

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