Los Premios Óscar 2024 están a la vuelta de la esquina, para celebrar que el cine haya sobrevivido — de nuevo — a una etapa complicada. Si hace menos de un lustro, la emergencia sanitaria de la pandemia provocó el retraso y hasta cancelación de proyectos, la huelga de escritores hizo otro tanto. Un punto complicado, que el mundo del cine tuvo que enfrentar, cuando apenas se recuperaba de una situación inesperada como el COVID

Pero al final, tanto los éxitos de taquilla en 2022, como el regreso al cine de calidad autoral el año pasado, demostró que la industria se recupera. Mucho más, cuando ese proceso, implica un rescate de lo que el séptimo arte puede ser. Además, recuerda que las grandes homenajeadas durante la ceremonia del Óscar, con frecuencia, representan los cambios y puntos del cine en su conjunto. Un punto que la entrega de los Premios Óscar 2024, ha dejado claro, al rendir tributo a una larga tradición de películas que hicieron historia. Tanto como elementos de la cultura popular, como en forma de herencia del lenguaje audiovisual. 

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Para explorar en la capacidad de los galardones para hacerse suceso de masas, te dejamos 7 de las películas más queridas que hayan ganado el Óscar. De la conclusión de una saga épica, al recorrido por la vida de un músico que forma parte esencial de la cultura. La selección deja claro que lo cinematográfico es un arte capaz de resumir las expectativas colectivas. A la vez, de mostrar lo mejor de la identidad de una época. Uno de sus mayores atributos. 

El Señor de los Anillos: El retorno del Rey

En 2003, la épica adaptación cinematográfica dirigida por Peter Jackson, llegó a su final con la apoteosis de todo lo que hizo a la llamada Trilogía de los Anillos, un suceso. Bajo la atención obsesiva del realizador, la obra de J.R.R. Tolkien adquirió la dimensión de un suceso cinematográfico irrepetible, en su envergadura visual, cuidado al detalle y elenco. Para culminar la travesía, Jackson llevó la premisa del último enfrentamiento entre las fuerzas del bien y el mal a un escenario que elevó la apuesta de todo lo hecho anteriormente a su punto más alto. Todo, gracias a una puesta en escena deslumbrante y un guion que logró relatar sin perder detalle el original literario.

También, fue un esfuerzo que superó todo lo narrado en las dos películas anteriores. Con un tramo final que pasó a la historia del cine por convertirse en un ejemplo al profundizar en argumentos fantásticos, la cinta sobrepasó el logro técnico y conceptual de las que le precedieron. Eso, a pesar de que El Señor de los Anillos: La comunidad del Anillo y El Señor de los Anillos: Las dos Torres eran piezas de arte en sí mismas. No obstante, la conclusión a la historia demostró que Jackson podía correr un riesgo considerable con el lenguaje en pantalla, para alcanzar el éxito.

La película fue reconocida no solo con el Oscar de la Academia a Mejor Película en el 2004. También, con diez galardones más que demostraron que el largometraje era la conclusión a una travesía inolvidable en el cine. Por lo que todavía es recordada como una de las películas más queridas al lograr la hazaña. 

Braveheart

Aunque en la actualidad Mel Gibson se enfrenta a una serie de sucesivos escándalos y su carrera cinematográfica se encuentra un poco erosionada por ellos, en 1990 era un director en ciernes. Uno, además, que demostró su ambición, amor al cine y en especial, su capacidad para llevar su visión a un terreno complicado. Braveheart, era un biopic que tenía poco de histórico y sí, mucho de elaborada reflexión acerca del tiempo, la fe y la esperanza. Eso, encarnado en la figura de William Wallace, una querida figura de las crónicas medievales escocesas, conocido por enfrentarse — y morir en el intento — contra Eduardo I de Inglaterra.

Pero Gibson no se conformó con narrar una vida, que ya en las investigaciones históricas, causaba asombroso. Llevado por una reverencia que después se convertiría en uno de los puntos más bajos de la cinta, el director convirtió a su héroe en un mártir. Más que en eso, en una trágica leyenda que subvierte no solo la línea sucesoria británica, sino que muere en una forma sangrienta y gráfica en pantalla.

El largometraje causó revuelo y abrió un amplio debate sobre el tema biográfico en el mundo cinematográfico. Aun así, Mel Gibson remontó la polémica y alzó la estatuilla a la Mejor Película por su obra en 1996. 

Forrest Gump

Otro héroe, pero de la cultura pop, se convirtió en el favorito de los Premios Oscar en el 1995. La historia de un hombre que miraba la vida a través del cristal de las enseñanzas de su madre y su amor imposible por una mujer, cautivó al público

Pero, la obra de Robert Zemeckis, era mucho más que un juego de referencias y guiños. También fue un acontecimiento a gran escala en la memoria colectiva de Norteamérica, lo que terminó por cautivar a la crítica especializada. 

El resultado fue una cinta que rindió tributo a los cambios excepcionales del siglo XX, utilizando efectos digitales de punta y una banda sonora para conmover. Poco a poco, la actuación de Tom Hanks como el personaje titular, también demostró que era el gran actor de su generación y muy lejos de las comedias universitarias que lo hicieron conocido. En la celebración de los premios Oscar 1995, ambas cosas confluyeron para brindar a la cinta — y al intérprete — el máximo galardón de la Academia. 

La lista de Schindler

Credit: Photograph: Allstar/Cinetext/Uni

El director Steven Spielberg, tiene una relación ambivalente con los grandes galardones de Hollywood. Lo mismo, la temporada de premios solía ignorarle, tanto por no incluirlos en sus listas de nominados como tampoco, otorgarle premios. Por lo que a pesar de sus grandes éxitos entre 1970 y 1980, para el comienzo de la última década del siglo XX no había recibido el reconocimiento del Oscar. 

En 1994, eso cambiaría cuando el director dejó atrás sus zalamerías sensibles y homenajes a la cultura pop, para entrar de lleno en el cine de autor. La lista de Schindler contaba en tono trágico, elegante y despiadado, la historia del genocidio nazi contra los judíos. Un tema que Spielberg había evitado de forma consciente, debido a su herencia familiar. Pero gracias a la cinta, no solo se reconcilió con esa parte de su vida. A la vez, logró su obra cumbre, que lo llevó a un nuevo nivel estilístico y de discurso. Lo que le valió el Premio Oscar a la Mejor Película en 1994. 

El silencio de los corderos

Thomas Harris se hizo famoso en el ámbito literario norteamericano, por su saga basada en el mundo del FBI y asesinos en serie. Pero a pesar de intentos previos — todos fallidos — no fue hasta 1991 que sus relatos encontraron un lugar en el cine. Y lo lograron haciendo historia. El silencio de los corderos sorprendió por su crueldad estéticamente llamativa. A la vez, por llevar al trono de los grandes villanos de Hollywood a Hannibal Lecter, interpretado durante 15 valiosos minutos por Anthony Hopkins

Pero fue Jodie Foster, conocida por sus papeles de niña actriz y su traumática interpretación en Acusados de Jonathan Kaplan, la que hizo historia. Su Clarice Starling era frágil, firme y a la vez, llena de traumas y una humanidad vulnerable. Lo que no evitaba en que pusiera todo su empeño en atrapar a un asesino en serie despiadado, al tiempo que negociaba con otro caníbal. La actuación la catapultó al Olimpo de las grandes actrices de la meca del cine y le valió su segundo Oscar. 

Al final, El silencio de los corderos logró la hazaña de superar la natural desconfianza de la Academia por el cine de género y ganó cada premio en las categorías principales. Sin embargo, el más importante fue el de Mejor Película en 1992. Todo un triunfo para una cinta que muestra una escena con un cadáver destripado de forma artística.

El último emperador

La historia del último emperador chino en el poder, se convirtió en manos de Bernardo Bertolucci, en una barroca reflexión sobre el mal, el privilegio y al final, el dolor colectivo. Todo, en medio de escenarios deslumbrantes y con la percepción insistente que la figura de Pu Yi (John Lone), como un trágico prisionero de las circunstancias. También, como el hombre que representó a China en un período decante que la convirtió en mito.

El realizador logró construir una épica a través del contraste. Durante el primer tramo de la película, la narración muestra como Pu Yi, fue destinado al poder siendo un niño pequeño. Lo que le convirtió en una pieza política manipulable que encontró su peor derrota y destrucción durante la Segunda Guerra Mundial y después, durante la revolución ideológica china.

No obstante, el punto más duro, son las últimas secuencias del relato, cuando el emperador, despejado de todo lujo y relevancia, se convierte en una sombra de sí mismo. Para entonces, la película se hace, también, una observación sombría del dolor emocional y cultural. La combinación sorprendió a crítica y público, lo que le valió el Oscar a Mejor Película en 1988. 

Amadeus

Wolfgang Amadeus Mozart es uno de los músicos más conocidos y queridos de la historia universal. Miloš Forman tomó esa adoración y convirtió al biopic, que recuerda su legado, en la historia de una figura de la cultura pop. Tom Hulce encarnó el prodigio musical con una alegría desbordante y un encanto infantil que conmovió a la audiencia. Sin embargo, era mucho más que un homenaje, por lo que llevó su análisis de Mozart a sus excesos, dolor emocional y al final, desencanto.

Todo lo anterior, convirtió a la cinta en una mirada al mundo de la música, sus dolores y pesares. También una rivalidad historia. Lo que brindó a la película un tono atemporal que todavía se celebra y que le valió el Oscar a la Mejor Película en 1985.

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