Seguramente ya lo sabes: si un personaje tiene buenas intenciones en una película, tendrá un iPhone. Se trata de una conocida máxima, que Rian Johnson confirmó en su ya icónica entrevista a Vanity Fair. El director dejó claro que una forma sencilla de identificar a los villanos en su película Puñales por la espalda era ver qué teléfono se usaban. Lo cual, por supuesto, confirmó las sospechas de que los grandes héroes de nuestra época prefieren a Apple para sus hazañas heroicas.
Pero se trata de algo más que una forma sofisticada de Product Placement. En realidad, las películas en las que Apple es protagonista forman parte de la historia del cine desde un interesante punto de vista. La marca fue el instrumento ideal para mostrar el poder de la tecnología, el buen uso de los grandes recursos de la ciencia y la imaginación. Muchos de los personajes que han utilizado un ordenador Apple, teléfonos de la marca o el ya clásico iPod, lo han hecho por un motivo emocional. Desde celebrar su intención de lograr grandes obras de bondad hasta actos desinteresados de valor. Lo cierto es que Apple es un protagonista silencioso de varios de los grandes momentos del cine y por razones más sutiles de las que podrías imaginar.
Te dejamos cinco películas en las que Apple deja claro que sus productos son algo más que grandes avances técnicos. En cada una de ellas, demostró que la herramienta que empleas es también parte del mundo que deseas crear. Un mensaje de profundo significado que abarca mucho más que la publicidad obvia en la gran pantalla.
Forrest Gump: el primer inversor de Apple
El gran héroe inocente de los años noventa es uno de los personajes más queridos de la historia del cine. Con una ingenuidad conmovedora, atravesó varios de los grandes sucesos de la historia norteamericana y fue testigo de otros tantos. Caminó bajo la lluvia perpetua de Vietnam, estrechó la mano de John Lennon, jugó al pimpón en China en el momento de las peores tensiones políticas.
Pero también hizo algo más. Según cuenta el propio personaje, a principios de 1976 invirtió parte de su dinero en una empresa “de manzanas”, que no era otra que Apple. De hecho, fue el Teniente Dan el que tuvo la iniciativa de hacerlo, lo que, según explica, “evitó volviera a preocuparse por el dinero de nuevo”. En el contexto del largometraje, la decisión señala un antes y después en el trayecto de Forrest a través de la historia norteamericana.
Posteriormente, recibe una carta de la compañía recién fundada en que puede verse con claridad el conocido logotipo de la manzana mordida. En la misiva, agradecen a Forrest la confianza en “un proyecto de buenas intenciones”, lo que permitió que “una pequeña empresa se convirtiera en líder de la industria”. ¿Un dato curioso? La amable carta incluye una mención directa a la creación del ya histórico ordenador personal Lisa.
Exploradores
En 1985, el director Joe Dante creó una de las fábulas de ciencia ficción más recordadas de la década. En ella, cuenta como un grupo de niños, encabezados por los jóvenes Ethan Hawke y River Phoenix, construían una nave espacial casera. Una que no solo les permitía desafiar la tecnología de la época con las herramientas del garaje a su disposición. También, lograr la gran ambición de un viaje interplanetario. Todo en medio de la sensación de portento y maravilla que enlazaba con la inocencia de la curiosidad científica como una elaborada metáfora.
Ahí estuvo Apple para sostener el sueño de esta pandilla de inventores infantiles. Los personajes utilizan uno de los primeros modelos de ordenadores Macintosh, específicamente un Apple, IIc, para detallar un modelo a escala de su nave. Lo hacen por una buena razón, “si vas a llegar al espacio, debes usar lo mejor a tu disposición”. No se trataba de publicidad, sino de una convicción muy curiosa y entrañable sobre el poder de la tecnología para llevar a cabo los grandes sueños.
Para cuando la película entra en su tramo más emocionante y el verdadero viaje comienza, el Apple, IIc. tiene un lugar preponderante. Uno que permitió a los pasajeros de un proyecto a gran escala que empezó desde lo pequeño llegar a sitios inexplorados de la galaxia. Sin duda, un mensaje más simbólico y entrañable de lo que parece.
Star Trek IV. Misión: salvar la Tierra
Siri es la ayudante virtual imprescindible de toda una generación. No obstante, antes de su llegada al mundo de los teléfonos móviles de Apple, tuvo un curioso debut en una de las películas de la mítica saga. En 1986, la película Star Trek IV. Misión: salvar la Tierra muestra a uno de sus personajes interactuar con una Macintosh Plus. Sin embargo, no solo se trata de un intercambio digital o, en el mejor de los casos, de datos específicos. Para la ocasión, la versión futurista del ordenador tiene voz propia, una lo suficientemente elocuente como para sorprender.
De hecho, la película utilizó el recurso para demostrar el paso del tiempo y las posibilidades tecnológicas del futuro. Una mirada a lo que la, por entonces todavía desconocida, capacidad de los ordenadores podía lograr. Un punto que sorprendió a la audiencia y dio pie a especulaciones sobre la posibilidad de que algo parecido pudiera ocurrir.
Con su breve paso por el mundo Star Trek, Apple llegó a un nuevo nivel de asombro para los espectadores. En especial, para los que comenzaron a preguntarse, gracias a la compañía, qué deparaba el futuro a unas pocas generaciones de distancia.
Una rubia muy legal
Otra de las míticas películas en las que Apple es protagonista es en Una rubia muy legal. Elle Woods (Reese Whiterspoon) decidió que se tomaría en serio su paso por la universidad. Lo hizo después de una crisis personal que le dejó en claro que su vida era mucho más que zapatos Prada y buen gusto para vestir. De modo que tomó su frustración y decepción como motor de pura ambición. Lo que, además, la llevó a caminar hacia la tienda Apple más cercana. ¿El motivo? Comprar un espléndido iBook G3 Clamshell para comenzar su largo recorrido hasta la platea de graduados de Harvard.
Se trató de un gesto simbólico que apuntaló la intención del personaje de superar sus propios temores y frustraciones. Pero también de una forma de comprender que la tecnología podía ayudarla sin perder su estilo. Un detalle que no pasó inadvertido para sus severos compañeros de clase, que dedicaron miradas sorprendidas al nuevo equipo de Elle.
Sin embargo, para la época, el mensaje fue claro y, además de todo, bienintencionado. La protagonista de una de las historias emblemáticas sobre mujeres fuertes de principios del milenio tenía un propósito. Uno que incluía asumir que su inteligencia era un punto a su favor y, quizás, el más fuerte en todas las capacidades. ¿Qué mejor compañía para la empresa de ganar su lugar entre un grupo de estudiantes competitivos que un Apple de diseño ultramoderno?
El diablo viste de Prada
En la oficina de Miranda Priestly (Meryl Streep) se decide el futuro del diseño, la tendencia y, quizás, algo tan trascendental como la identidad colectiva. Lo logra, además, con un grupo de expertos que analizan lo estético como una idea de profundo interés cultural. Por supuesto, la gran y estricta cabeza de este proyecto necesita el mejor equipo técnico a su disposición. Lo tiene: todos en la oficina de la revista ficticia de moda Runway utilizan iMacs de última generación. En el año 2006, claro.
Aunque podría parecer solo otro gesto estético en una película llena de ellos, la decisión de emplear ordenadores de la compañía no es superficial. Para entonces, Apple comenzaba a posicionarse como una marca capaz de ofrecer tecnología punta en un atractivo empaque minimalista. Un punto a favor para los amantes de la belleza y la pulcritud visual. La decisión de Miranda de escoger a la marca fue un mensaje directo de las prioridades que exigía a su equipo de trabajo.
En esta última película en la que Apple tiene un papel protagonista, es algo que la Andy de Anne Hathaway deja claro con una sola frase. “Todos aspiramos a lo mejor y las herramientas que tienes a mano lo permiten”, explica frente a su pulcro teclado blanco.