Braveheart o te gusta o la odias. No hay término medio para el título de 1995 protagonizado por Mel Gibson. La película que narra la historia de William Wallace fue un éxito de taquilla hace casi 30 años. Con 213 millones de dólares recaudados y 10 nominaciones a los Oscar, Braveheart sigue siendo un punto importante en la historia del cine. Y todo, a pesar de la larga lista de fallos e inexactitudes de la película.

Ahora, y años después, Mel Gibson regresa a Escocia –sorprendentemente por primera vez desde que se rodó la película– para un homenaje en el marco del We Got This Covered. No es para menos, Gibson se convirtió con Braveheart en poco menos que un héroe nacional –y también internacional–. La escena de la cara pintada de azul pasará a la historia como una de las más épicas del cine.

Con todo, Mel Gibson ha tenido tiempo de analizar lo que aconteció hace casi 30 años. También ha aprovechado para burlarse de lo que podría haber sido un monstruo. Si por el director de Braveheart hubiese sido, este es el propio Mel Gibson, la película sobre William Wallace hubiese durado casi 4 horas. Algo que hoy en día es más que común, y si no que se lo pregunten a Zack Snider con su corte de la Liga de la Justicia de, efectivamente, 4 horas. En la época de Braveheart no era lo más común. De hecho, ya con 178 minutos de metraje oficial no es en absoluto corta.

En cualquier caso, según ha explicado el director y protagonista de la película, los directores ejecutivos no estaban muy por la labor de alargar la película. Para Gibson, sin embargo, era una forma de traicionar a la historia que había creado. Para el grupo ejecutivo, eliminar las escenas era una forma de acortar la película y también añadir tensión a la trama. Si el público no sabe todo lo que ocurre, no espera lo que se viene. Finalmente Gibson se rindió a la presión del grupo y cortó todas las escenas que le comentaron.

Ahora, el propio Gibson bromea con la idea de que, algún día, se pueda ver una versión de su Gibson Cut –al más puro estilo Snyder–. Una idea no tan loca teniendo en cuenta que hoy en día las películas son, de media, mucho más larga que hace tres décadas. También que las versiones extendidas son la norma y, por supuesto, versiones en las que el corte del director tienen la palabra por encima de las decisiones ejecutivas.

¿Sería posible una versión de Braveheart de 4 horas tal y como Mel Gibson la ideó y protagonizó? Quizá, de esta manera, algunos de los grandes fallos históricos de la película queden resueltos –o al menos contextualizados–. Algunos, otros son imposibles. El William Wallace de la vida real no era un campesino corriente, era miembro activo de una familia de nobles. Sin embargo, para la revolución que narra la película era mejor el personaje humilde que representa Gibson. También el fallo con los kilts que lucen los personajes. Anacrónicos desde todo punto, pero mucho más vistosos para el ojo de Hollywood. Centrada en una historia del siglo XIII, no fue hasta un siglo después que se comenzasen a usar estas faldas masculinas. Lo mismo con el maquillaje azul, lenguaje o incluso poblaciones inexistentes en aquel momento.

Con todo, adelante a ese Gibson Cut de Braveheart.

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