Cuando Robert Zemeckis dirigió Forrest Gump en 1994 no imaginaba que la película se convertiría en un inmediato clásico de culto, que se consideraría una de los cien mejores film de la historia estadounidense y como si eso no fuera suficiente, en un recorrido extraordinario por la cultura pop del siglo XX.
La épica del inocente y bien intencionado Forrest se hizo un símbolo casi involuntario de un tipo de cine optimista que Hollywood había relegado por décadas, y además ofreció la oportunidad de replantear argumentos con aire de celebración patriótica sin necesidad de rozar el nacionalismo.
Pero análisis aparte, Forrest Gump es una buena película llena de grandes momentos. Y uno de ellos, es el recorrido a trote de Forrest a través de Norteamérica, una de las secuencias más famosas y extravagantes del argumento entero. Después de años de debate de cómo se logró filmar algo semejante, finalmente actor y director admitieron que la icónica escena estuvo financiada por ambos ya que el estudio se negó a hacerlo.
Durante una nueva entrevista del programa deportivo In Depth with Graham Bensinger, Tom Hanks reveló que pagó de su bolsillo al menos dos escenas de Forrest Gump después de que el estudio se negase a depositar el dinero y aumentar el presupuesto, cuando los efectos digitales ya habían consumido buena parte de la, ya por entonces, exorbitante suma de producción de la película. Una de las secuencias fue la icónica carrera de Forrest por Estados Unidos.
“Él [Zemeckis] dijo: Bueno, esta carrera va a costar X cantidad de dólares. Y no será barata. Y dije ok, lo haremos incluso así", recordó Hanks en la entrevista. “Zemeckis insistió: Tú y yo vamos a dividir esa cantidad y la vamos a devolver [a Paramount]. Pero ustedes [Paramount] van a tener que compartir las ganancias un poco más", contó el director entre risas. Al parecer, el estudio se tomó el reto con deportividad –“Fabuloso, genial”– cuenta el director que respondió uno de los miembros de producción: “Y también fue bueno para nosotros".
Al llegar a un acuerdo en el que Hanks y Zemeckis pagarían por las escenas a cambio de un porcentaje mayor de la taquilla bruta de la película, los colaboradores encontraron oro. Algo que al principio no esperaban ni tampoco podían calcular.
Hanks ganaría aproximadamente 65 millones de dólares en ganancias gracias a su actuación en la película y a su aporte al presupuesto global.
El rendimiento financiero del film superó con creces el presupuesto de producción de 55 millones de dólares de Paramount. Además, Hanks también recibió el Oscar al Mejor Actor, lo que impulsó un segundo reestreno y también un renovado interés por el film, que además recibió también el premio a la mejor dirección y a la mejor película.
Durante la entrevista, Hanks también admitió que tuvo problemas durante los primeros días de filmación para encontrar al personaje de Forrest Gump, debido a que intentó crear un hombre inocente que, sin embargo, no fuera incapaz de comprender lo que ocurría a su alrededor era un equilibrio complicado de encontrar.
El actor recordó que Zemeckis lo hizo a un lado y le dijo: “Mira, sé lo que estás tratando de hacer. Sé lo nervioso que estás y lo cohibido que puede ser esto antes de que entremos en el ritmo. Pero no vamos a utilizar ninguno de estos primeros tres días porque no creo que lo tengas (al personaje). No tienes el carácter … no te esfuerces tanto”.
Al final, Hanks no solo encontró al personaje sino que le convirtió en emblema de un tipo de espíritu bienintencionado que todavía resulta entrañable para buena parte de los cinéfilos. Comparada a menudo con la potencia emocional de “Que bello es vivir” (1946) de Frank Capra, la película continúa siendo la favorita de un considerable número de fans, que consideran su alegoría sobre el amor profundo y la vida simple como un trayecto hacia un tipo de cine ingenuo muy poco frecuente en la actualidad.