Con el reloj de la Puerta del Sol y sus homólogos alrededor del mundo ultimando ya los detalles que posibilitarán que los engranajes funcionen como uno solo en apenas unas horas para dar con exactitud las doce campanadas que correrán el velo de un nuevo año, se antoja difícil pensar en dos empresas del panorama tecnológico que deseen tan fervientemente que eso suceda como Huawei y ZTE.
2019 es un nuevo curso que evidencia también una renovada esperanza para dos empresas que han recibido noticias ciertamente poco halagüeñas de forma prácticamente mensual, algunas de las cuales podrían haber terminado en auténtica descalabro. Al mismo tiempo, y aunque aún es pronto para aventurar nada, puede ser también la puerta hacia un escenario en el que las cosas terminen por torcerse del todo. Lo que sí conocemos es lo que ha pasado en los últimos meses que, como ya mencionaba, no ha sido poco ni trivial.
Huawei, la del regusto agridulce
Si algo comienza mal, y como bien reza el dicho popular, es probable que termine de igual forma. Esto es, simplificando mucho, lo que le ha ocurrido a Huawei en 2018, aunque existen muchos matices de por medio.
Los primeros compases se tornaban en una lúgubre melodía nada más comenzar el año con la noticia que arruinaba por completo la feria de electrónica de consumo CES de Las Vegas, en enero: AT&T daba la espalda a la tecnológica asiática y cancelaba el acuerdo para distribuir en Estados Unidos el Mate 10 Pro. Este iba a ser uno de los grandes anunciados de Huawei en la feria y uno de los pasos que marcaría un antes y un después en un territorio en el que es especialmente necesario congraciarse con las operadoras para soñar con el éxito.
El ruido generado y el fuego abierto contra Huawei harían que Verizon, otra de las grandes operadoras del país, se retirase también de cualquier acuerdo comercial con la firma. A hacer leña del árbol caído se apuntaron el mes siguiente las agencias de seguridad estadounidenses, expresando una vez más su nula confianza hacia la firma y el compromiso que podría suponer el uso de sus dispositivos para la seguridad estatal al suponerse a merced de los requerimientos del dictatorial Gobierno chino.
AT&T arruina el CES a Huawei
La primera mitad del año terminaba con Best Buy, una de las grandes cadenas comerciales de Estados Unidos, retirando igualmente el favor a la marca tras las presiones gubernamentales recibidas. Desarmada y sin apoyos, Huawei se veía frente a un muro difícil de superar. Y la cosa iba a ir a más.
Ya en la segunda mitad del año Estados Unidos confirmaba su aversión total hacia la marca con Donald Trump prohibiendo el uso de sus tecnologías en los aparatos de gobierno del país, dejando claro que la expansión norteamericana de Huawei no iba a suceder pronto.
Con ello llegamos a otra de las partes clave del curso para la empresa: el recelo hacia las redes 5G y las tecnologías inalámbricas del fabricante. Australia prohibía que tanto Huawei como ZTE participaran en el desarrollo de las nuevas redes del país en agosto, mientras que Japón mostraba su interés en hacer lo propio una semana más tarde. Nueva Zelanda, Alemania y Reino Unido –esta última queriendo desterrar también las actuales redes 4G– terminan por engrosar la lista de quienes desean complicarle la existencia a la tecnológica china en 2019.
Pero si Huawei se pensaba que ya iba a salir suficientemente escaldada de 2018, estaba equivocada. La última sorpresa que quedaba por revelar era el arresto de Wanzhou Meng, directora financiera de la compañía, en Canadá a petición de Estados Unidos por, supuestamente, haber ayudado a la compañía a violar las sanciones del país vecino contra Irán. Wanzhou, que además es hija del fundador de la tecnológica, fue puesta en libertad vigilada bajo fianza una semana más tarde y se encuentra a la espera de una decisión por parte de las autoridades en relación al caso.
A pesar de los múltiples varapalos, y de los que puedan estar por venir, Huawei mira a 2019 con esperanza por dos razones: primeramente, por conseguir que las prohibiciones de sus redes –a través de una gran inversión en investigación, desarrollo y seguridad a la que se ha comprometido– no se vean ejecutadas a lo largo y ancho del globo; y por otro lado, la marca tiene como objetivo para el año entrante superar a Samsung en número de ventas de terminales móviles y liderar por primera vez un segmento de gran importancia para la firma.
ZTE, la que llegó a perder absolutamente todo
El repaso del año de Huawei no podría entenderse sin ZTE, la otra gran compañía afectada por las políticas estadounidenses y que casi llevan a la desgracia permanente a una empresa que en el mes de enero apenas podría imaginar lo que 2018 le reservaba.
La decisión llegada sorpresivamente en el mes de abril con la prohibición por parte de Estados Unidos a las diferentes empresas del país de vender componentes a ZTE, muchos de los cuales eran esenciales para la fabricación de los dispositivos que comercializa la empresa. Apenas un mes separó esta explosiva noticia de la decisión de la tecnológica de paralizar todas sus operaciones como consecuencia de ello.
El motivo se encontraba en la infracción de sanciones estadounidenses a Irán, de las cuales ya se había advertido anteriormente a ZTE y, en un momento en el que las hostilidades hacia las empresas chinas comenzaban a escalar, las autoridades competentes no desaprovecharon la oportunidad de reclamar a la tecnológica que rindiese cuentas por sus actos. Por fortuna para ellos, la situación se resolvió un mes más tarde precio pago de 1.000 millones de dólares a Estados Unidos y la renuncia al cargo de varios directivos de la firma.
ZTE tampoco se ha librado de los embrollos en relación a las redes 5G en todos los citados países en los que Huawei ha tenido problemas. Ni la una ni la otra despiertan la confianza de gobiernos, organismos reguladores y agencias gubernamentales, comprometiendo, como se mencionaba, su posición de cara a 2019 en este ámbito.
Estados Unidos podría investigar la colaboración de ZTE con Venezuela
Cuando todo parecía haberse relajado, el último tramo del año, igual que ha ocurrido con su compatriota asiática, guardaba una último soplo con el que hacer que ZTE se tambalease de una cuerda ya de por sí floja. Una investigación destapaba las relaciones de la empresa con Venezuela y el papel que desempeña esta para llevar a cabo, entre otras cosas, el control y monitorización de la ciudadanía del país. Estados Unidos, a raíz de esto y una vez más, podría mover de nuevo la maquinaria para sancionar a la compañía si así lo considera oportuno. Futuro incierto, por tanto, también para ZTE en 2019.