Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei e hija de su fundador, recibió este martes la libertad bajo fianza tras ser detenida el pasado 1 de diciembre -a petición del gobierno estadounidense- mientras realizaba una escala en el aeropuerto de Vancouver.

La CFO del gigante tecnológico, tras el pago de 10 millones de dólares canadienses de fianza -equivalentes a 7,5 y 6,6 millones de dólares y euros, respectivamente-, deberá entregar sus múltiples pasaportes y permanecer en territorio canadiense, al menos, hasta el 6 de febrero. Mientras tanto, Wanzhou estará sometida a vigilancia durante las 24 horas del día y será monitorizada a través de sistemas GPS.

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"Estoy en Vancouver y de vuelta con mi familia", anunció la directiva a través de WeChat, una de las redes sociales más populares de China. "Estoy orgullosa de Huawei y de mi país natal. Gracias a todos los que se preocuparon por mi".

La compañía asiática confía en que "los sistemas legales de Estados Unidos y Canadá lleguen a una conclusión justa en los próximos pasos del proceso". En el comunicado oficial emitido tras la puesta en libertad de Meng Wanzhou, Huawei asegura cumplir con "todas las leyes y regulaciones aplicables en los países y regiones en las que opera, incluidas las leyes y sanciones a la exportación de Naciones Unidas, Unión Europea y Estados Unidos".

Las autoridades estadounidenses acusan a Meng Wanzhou de fraude y violación de las sanciones económicas impuestas por Washington a Irán. La investigación concluye que Meng ostentó un cargo directivo en Skycom Tech, empresa con sede en Hong Kong, participada por Huawei y utilizada, según las autoridades, para llevar a cabo negocios con Irán.

Los empleados de Skycom, según la acusación, utilizaban direcciones de correo y cuentas bancarias de Huawei para todas sus operaciones. El gigante tecnológico recurrió a grandes bancos -incluyendo entidades norteamericanas- para "limpiar" dichas transacciones.

Meng Wanzhou podría enfrentarse a un máximo de 30 años de cárcel, aunque el proceso de extradición a los Estados Unidos podría demorarse meses e incluso años. La detención de la directiva ha sido recibida en su país natal como un ataque hacia los derechos y las libertades de los ciudadanos chinos.

En el último año, las autoridades estadounidenses han intervenido la venta de equipos Huawei dentro del país, acusando al gigante chino de mantener vínculos con los servicios de inteligencia del país asiático. En paralelo, ZTE, también de origen chino, ha sufrido importantes sanciones económicas tras violar de forma repetida las restricciones impuestas por Washington a países como Corea del Norte e Irán.

Estados Unidos y China, mientras tanto, se encuentran inmersas en unas intensas negociaciones comerciales, calificadas por Donald Trump como "el mayor acuerdo comercial que se haya hecho".

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