Bill Gates dijo que este año asistimos al nacimiento de una nueva era. Todo lo que pasó antes, según el cofundador de Microsoft, parecerá tan distante como cuando usar una computadora pasaba por escribir en un indicador C:>. Y no está solo en esto. Por ejemplo, si le preguntan al CEO de Google, Sundar Pichai, dirá que ha comenzado un cambio tecnológico más profundo que, incluso, la informática personal, la Internet o los móviles. Es por eso que, sí, lo vamos a decir: 2023 fue el año de la inteligencia artificial.
ChatGPT fue el detonante. Lanzada en noviembre de 2022, la plataforma de OpenAI blanqueó ante el mundo la potencia de la inteligencia artificial generativa. Causó furor: en cinco días, el chatbot tenía más de un millón de usuarios en todo el mundo. Dos meses después, sus primeros 100 millones.
Dos carreras comenzaron entonces. La de las grandes tecnológicas, que se apuraron como nunca a contarle al mercado que podían hacer maravillas con esta tecnología. A ChatGPT le siguieron Bard, de Google, y el chatbot para Bing, de Microsoft. Muy rápido, la fascinación de los modelos conversacionales dio paso a la fiebre de la generación instantánea de imágenes. Herramientas como Midjourney nos mostraron, por primera vez, a un Papa modelando Balenciaga. Y nos dejaron a muchos preguntándonos: ¿qué es real?
A la par —o quizás no tanto—, corrían los gobiernos para intentar resolver cómo controlar algo con tan aparente poder transformador. La ONU creó en 2023 el primer organismo mundial para discutir las implicaciones de la inteligencia artificial. Y una cumbre en noviembre logró juntar en la misma declaración a Estados Unidos y China —y a otra veintena más de países—, para reconocer que existe un riesgo potencialmente catastrófico para la humanidad.
Hubo de todo: desde el miedo a drones asesinos, hasta romances con computadoras. Pero más allá de los grandes titulares, varios grupos de científicos más discretos lograron hitos magníficos relacionados con la inteligencia artificial en 2023. No todo fue ChatGPT. Por eso, acá te contamos cinco grandes hazañas que nos dejó dicha tecnología este año.
1. La inteligencia artificial y la predicción climática en plena crisis
La filial DeepMind de Google presentó en 2023 un modelo de inteligencia artificial con la capacidad de predecir dónde tocará tierra un huracán. Le llamaron GraphCast. En sus pruebas, logró predecir las condiciones climáticas con hasta 10 días de anticipación, con mayor precisión y mucho más rápido que el estándar de los modelos actuales.
GraphCast superó al modelo del Centro Europeo de Pronósticos Meteorológicos a Plazo Medio (ECMWF) en más del 90% de 1380 áreas de prueba. En las predicciones para la troposfera de la Tierra —la parte más baja de la atmósfera donde ocurre la mayor parte de los fenómenos climáticos—, GraphCast superó al modelo del ECMWF en más del 99% de las variables climáticas.
La herramienta de Google DeepMind logró predecir dónde tocaría tierra en Canadá el huracán Lee, un potente evento registrado en septiembre, tres días antes que los métodos existentes. El poder advertir con más anticipación es clave para que las autoridades y las poblaciones puedan prepararse mejor. Dicho de otra forma, logra tiempo fundamental para salvar vidas.
La inteligencia artificial demostró en 2023 capacidades inéditas para procesar volúmenes enormes de datos, extraer conocimientos esclarecedores y mejorar los modelos predictivos, destaca la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas. Un apoyo clave en un momento en que la crisis climática se agudiza: el 2023 terminará como el año más caluroso de la historia y sin soluciones claras por parte de los gobiernos del mundo.
2. Google y el descifrado genético
Otra vez, Google DeepMind. La empresa lanzó en 2023 una inteligencia artificial capaz de determinar si millones de mutaciones genéticas son inofensivas o pueden causar enfermedades. Los investigadores anunciaron en septiembre que habían identificado 89% de todas las variaciones clave. Este nuevo desarrollo podría acelerar el diagnóstico de trastornos raros y colaborar en el diseño de nuevos fármacos.
El nuevo programa se llama AlphaMissense. Pone la lupa sobre aquellas variaciones que se conocen como mutaciones sin sentido. Son variantes en el código de ADN en las que una sola letra está mal escrita. Un ser humano típico tiene 9.000 mutaciones de este tipo en todo su genoma. Muchas veces pueden ser inofensivas, pero esta alteración también se asocia a enfermedades como la fibrosis quística o el cáncer.
Existen cerca de 71 millones de posibles variantes sin sentido, pero solo el 0,1 % había sido clasificada por expertos humanos. Únicamente en esa ínfima cantidad de los casos se sabía si se trataban de mutaciones benignas o si eran capaces de generar alguna patología. Google DeepMind, con su invento, tiene el potencial de transformar por completo el análisis genético.
3. Volver a caminar gracias a la inteligencia artificial
«Me siento como un niño pequeño, aprendiendo a caminar de nuevo», dijo Gert-Jan Oskam, un holandés de 40 años que tuvo un grave accidente en motocicleta. Sufrió una lesión en la médula espinal que lo dejó tetrapléjico. Durante 12 años, se sometió a distintas terapias que le ayudaron a recuperar parte del movimiento de sus brazos. Sin embargo, ninguno de los esfuerzos lo habían ayudado a volver a caminar.
Oskam formó parte de un experimento científico, desarrollado por la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), en el que recibió implantes cerebrales electrónicos. Los dispositivos transmiten de forma inalámbrica sus pensamientos a sus piernas y pies, mediante un segundo implante ubicado en su columna vertebral.
Es como «un puente digital», que permite conectar el cerebro y su médula espinal saltándose las secciones lesionadas. Utilizaron algoritmos basados en inteligencia artificial, que permiten que las intenciones de movimiento de una persona se decodifiquen en tiempo real a partir de impulsos cerebrales. Oskam ahora puede pararse y caminar con la asistencia de un andador o muletas.
La EPFL también presentó este año un nuevo implante espinal, basado en el mismo sistema, que asiste a las personas con Parkinson a resolver sus dificultades al caminar. Y la compañía Kurage ya está probando en Europa un sistema de pantalones impulsados también con inteligencia artificial, que está ayudando a caminar a personas con parálisis parcial.
4. Una forma de leer la mente
Un equipo de científicos en Australia logró convertir los pensamientos de una persona en palabras escritas. Lo lograron gracias a un casco con sensores y un modelo de inteligencia artificial llamado DeWave.
La investigación corrió por cuenta del Centro GrapheneX de la Universidad Tecnológica de Sídney (UTS). Los científicos le pidieron a 29 voluntarios que leyeran en silencio extractos de un texto mientras usaban una especie de gorro. El dispositivo permitió registrar su actividad cerebral mediante un electroencefalograma (EEG). Luego, estas señales fueron decodificadas gracias a la inteligencia artificial.
Chin-Teng Lin, uno de los líderes del proyecto y director del Centro GrapheneX, destacó que ya han logrado que el nivel de precisión del casco crezca del 40 % a más del 60 %. Pero no son los únicos trabajando en soluciones que permiten «leer la mente».
Un equipo de la Universidad de Texas desarrolló un decodificador que puede traducir los pensamientos en un flujo continuo de texto. Según los investigadores, fueron los primeros en lograr algo así sin necesidad de una intervención quirúrgica. A diferencia del casco de la Universidad Tecnológica de Sídney, este decodificador funciona a partir de escaneos fMRI (Imagen por resonancia magnética funcional).
Y un grupo de científicos japoneses presentaron este año una nueva tecnología que puede leer ondas cerebrales, identificar qué estás pensando y traducirlo en una imagen de altísima resolución. Es tan exacta que, incluso, puede captar formas y colores. Los investigadores de la Graduate School of Frontier Biosciences de la Universidad de Osaka utilizaron Stable Diffusion, uno de los sistemas de inteligencia artificial generativa de imágenes más famosos.
5. La inteligencia artificial y la búsqueda extraterrestre
Un grupo de científicos presentó este año el «santo grial de la astrobiología». Se trata de un sistema, impulsado por inteligencia artificial, que registró en sus pruebas una precisión cercana al 90% para evaluar muestras de vida pasadas y presentes.
El método tiene «el potencial de revolucionar la búsqueda de vida extraterrestre y profundizar nuestra comprensión, tanto del origen como de la química de la vida más temprana en la Tierra», explicó Robert Hazen, del Instituto Carnegie para la Ciencia de Washington y codirector del estudio.
El nuevo test no solo identifica una molécula o grupos específicos de compuestos en una muestra. Los investigadores señalaron que, gracias a la inteligencia artificial, pueden diferenciar entre muestras de naturaleza biótica —plantas, animales y bacterias— y de origen abiótico —agua, suelo y atmósfera—. Este análisis se logra a través de la identificación de diferencias sutiles dentro de los patrones moleculares.
Otro grupo de la NASA está entrenando a una nueva inteligencia artificial que podría tener 88% más probabilidades que nosotros de encontrar vida en Marte. El objetivo de esta tecnología es ayudar a los rovers espaciales —como el Curiosity y Perseverance— a analizar más rápido y mejor el territorio del planeta rojo.
Estos investigadores combinaron la estadística ecológica con técnicas de aprendizaje automático. De esta manera, le dieron a la inteligencia artificial la capacidad de mapear «biofirmas»: cualquier característica que brinde evidencia de vida pasada o presente.