Los misterios criminales que nos cuenta la obra narrativa de Agatha Christie (1890-1976) suelen ser de lo más interesantes, ingeniosos y entretenidos, unas virtudes que se trasvasan a las adaptaciones al cine si sus responsables hacen bien la labor. Por ese motivo, uno atendió la película Asesinato en el Orient Express (que puedes ver ya en Disney+) y se ocupa ahora de Muerte en el Nilo (Kenneth Branagh, 2017, 2022). Y eso a pesar de que ni la una ni la otra son propuestas muy recomendables ni en la intriga ni entre las que se sostienen en lo escrito por la inteligente novelista británica.

La razón es, por supuesto, que quien se encuentra al frente del cotarro y toma las decisiones creativas en última instancia no se ha distinguido casi nunca en materia de dirección; salvo, tal vez, con la vivísima y osada Hamlet (1996) y aunque su experiencia en el terreno de las adaptaciones resulta innegable. Como intérprete de teatro y presumible sucesor intelectual de su compatriota Laurence Olivier, en cuya trayectoria parece mirarse Kenneth Branagh, ha realizado hasta la fecha catorce traslados de la literatura a las imágenes en movimiento.

Con una predilección obvia por William Shakespeare (1564-1616), y ahí están sus filmes Enrique V (1989), Mucho ruido y pocas nueces (1993), la mencionada Hamlet (1996), Trabajos de amor perdidos (2000), Como gustéis, La flauta mágica (2006) y El último acto (2018), sobre el propio dramaturgo, al que encarna. Y, más allá de él, ahí tenemos Frankenstein, de Mary Shelley (1994), La huella (2007), Thor (2011), Jack Ryan: Operación Sombra (2014), Cenicienta (2015), Asesinato en el Orient Express, Artemis Fowl (2020) y Muerte en el Nilo.

Esta ‘Muerte en el Nilo’ se ve con facilidad, pero no nos atrapa

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No cabe duda de que Kenneth Branagh controla la gramática cinematográfica. Sabe cómo componer una escena, mover adecuadamente la cámara, dar instrucciones al elenco —es actor al fin y al cabo— y rematar el producto en la sala de montaje. Y eso se sigue notando al ver las dos horas de Muerte en el Nilo, otra demostración de su planificación decidida y enérgica. Pero conocer los mecanismos narrativos del séptimo arte y haber contado con diecinueve oportunidades de ponerlos en práctica no garantiza un desempeño talentoso.

El cineasta lo intenta con buenos modales e indiscutible honestidad, pero no consigue la atmósfera oscura, tensa y amenazante, el ambiente enrarecido que se requiere para mantenernos en ascuas por el enigma odioso que nos proponen ni que, así, el espectador se sienta realmente intrigado con lo que ocurre.

20th Century Studios. © 2022 20th Century Studios. All Rights Reserved.

El misterio nos gusta y nos tragamos la película sin dificultad, pero no nos atrapa como para que nos mordamos las uñas y no pestañeemos, un mal triste para la adaptación de una historia concebida por Agatha Christie (1937).

Un reparto digno pero inadecuado a las órdenes de Kenneth Branagh

Algo semejante sucede con Asesinato en el Orient Express. E igual pasa con los añadidos de acción impertinente, la deliciosa flema inglesa que ni se asoma y un reparto digno que, no obstante, carece del carisma para una obra coral en la que los personajes, como sospechosos, deben hipnotizarnos aunque sea un poquito. Ni el propio Kenneth Branagh (Dunkerque) como Hercule Poirot; ni Gal Gadot (Wonder Woman), Armie Hammer (La red social) y Emma Mackey (Sex Education) en la piel de Linnet Ridgeway, Simon Doyle y Jacqueline de Bellefort.

2020 Twentieth Century Fox Film Corporation. All Rights Reserved.

Tampoco Tom Bateman (Asesinato en el Orient Express) y Annette Bening (American Beauty) como Bouc y Euphemia Bouc; ni Sophie Okonedo (Negocios ocultos) y Letitia Wright (Ready Player One) dando vida a Salome y Rosalie Otterbourne; ni Rose Leslie (Juego de tronos), Jennifer Saunders (Friends), Dawn French (Harry Potter y el prisionero de Azkaban) como Louise Bourget, Marie Van Schuyler y Bowers; o Russell Brand (Ballers) y Ali Fazal (Fast and Furious 7) en los zapatos del doctor Linus Windlesham y Andrew Katchadourian.

A años luz de la obra de Agatha Christie

20th Century Studios. © 2020 Twentieth Century Fox Film Corporation. All Rights Reserved.

No hay, por otro lado, demasiada elocuencia en el libreto de Michael Green, al que se le conocen especialmente los suyos para Logan, Blade Runner 2049 (2017) y la serie American Gods (2017-2021), que creó con Bryan Fuller. Ni notas memorables en la clásica banda sonora compuesta por Patrick Doyle (Atrapado por su pasado), quien ha colaborado desde el principio con el director, ya en catorce de sus diecinueve filmes. Por todo lo anterior, el largo de John Guillermin (1978) le da sopas con honda a esta Muerte en el Nilo.

Tanto como el de John Huston (1974) al Asesinato en el Orient Express de Kenneth Branagh, habría que añadir. Y no se debe comparar una novela con la película que la adapta porque las necesidades y los recursos narrativos que se usan para cumplir con ellas son muy diferentes y, por lo tanto, no hay más bemoles que decir que la literatura y sus juegos lingüísticos y el séptimo arte y sus imágenes en movimiento se parecen lo que un huevo frito a una castaña asada. Pero, como obra de arte, esta versión no está a la altura del astuto libro de Agatha Christie.

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