Ya era hora de que el Universo Extendido de DC diese de veras en la diana con una de sus películas. La esperadísima Wonder Woman (2017), que es la cuarta según el orden la saga, y que ha sido dirigido por la estadounidense Patty Jenkins tras catorce años alejada de los largometrajes de estreno en cines.

Resultaba difícil discutir que DC se estaban quedando atrás con respecto al gran divertimento que nos proporciona Marvel Studios después de tres películas, no pésimas, pero sí de bajos vuelos. La decepcionante oda a la destrucción que es Man of Steel (Zack Snyder, 2013) y las simplemente entretenidas Batman v. Superman: Dawn of Justice (Snyder, 2016) y Suicide Squad (David Ayer, 2016), que ni fu ni fa pese a la graciosa y descabellada Harley Quinn de Margot Robbie.

Buena parte de las adaptaciones de Marvel eran satisfactorias mientras las de DC nos hacían torcer el gesto. Algo bastante lamentable teniendo en cuenta lo atractivas que son las historias de los superhéroes y villanos de este último universo, más oscuros que los marvelitas. Hasta que ha llegado Jenkins a poner las cosas en su sitio.

Wonder Woman

No es que Wonder Woman haya quedado a la altura de cumbres superheroicas como Batman (Tim Burton, 1989) o The Dark Knight (Christopher Nolan, 2008), pero que esta directora haya conseguido un filme que puede tutearse con el UCM ya es un logro. Y eso que, en verdad, *se trata de la segunda película de Jenkins tras Monster* (2003), la cual únicamente tiene en común con Wonder Woman el protagonismo femenino* de Charlize Theron como la temible asesina en serie Aileen Wuornos, papel que le reportó el Oscar a la Mejor Actriz en su momento. La realizadora, que no se prodiga mucho, se ha dedicado a la ficción para la pequeña pantalla, dirigiendo episodios de series como Arrested Development (Mitchell Hurwitz, desde 2003), Entourage (Doug Ellin, 2004-2011), The Killing (Veena Sud, 2011-2014) y Betrayal* (David Zabel, Frank Ketelaar y Robert Kievit, 2013-2014).

Así que podría decirse que sólo la superheroína más poderosa de DC ha sido capaz de hacerla volver a los ruedos de la gran pantalla. Está claro que para bien, ya no sólo en el contexto del UCDC, sino también en el de las adaptaciones de las peripecias de Wonder Woman, que tampoco habían dado la talla hasta esta última desde que Ellie Wood Walker la interpretó en el corto televisivo Wonder Woman: Who’s Afraid of Diana Prince? (Leslie H. Martinson, 1967) por primera vez. Pasando por la de Cathy Lee Crosby en la película homónima (Vincent McEveety, 1974), hasta la más reconocible de Lynda Carter en su propia serie (William Moulton Marston y Stanley Ralph Ross, 1975-1979).

La Wonder Woman de Jenkins es sorprendente en su habilidad audiovisual y su moderación dramática. Es decir, uno se da perfecta cuenta de la directora es capaz de dar muchísimo de sí en superproducciones comerciales de este calibre, cosa que no se intuía en la muy diferente Monster. Además, no caer ni por un instante en los excesos destructivos ni de solemnidad sobre los que Snyder se lanzó de cabeza en sus predecesoras de la saga. De esta forma, su éxito y buen debe llamarnos la atención frente a los tropiezos de su colega, quien debería sobresalir por su mayor práctica en esto de las adaptaciones de comics sobre superhéroes, dado que Jenkins le ha pasado la mano por la cara con su aportación.

Lo cierto es que a esta Mujer Maravilla ya la habíamos conocido en Batman v. Superman, de donde tiran para montar esta película de origen a partir de una vieja foto sobre el pasado de Diana Prince. Pero de ninguna manera nos había proporcionado tanto gusto verla luchar con el hombre murciélago y el de acero como aquí, en las trincheras y el resto del campo de batalla de la Primera Guerra Mundial. Cuyas secuencias son un portento de planificación y montaje, al ritmo del tema que Hans Zimmer y Tom Holkenborg compusieron para que se lo identifique como el de Wonder Woman, y de la potente banda sonora de Rupert Gregson-Williams.

Ni, desde luego, cuando contemplamos a Steve Rogers repartir leña durante la Segunda Guerra Mundial en Captain America: The First Avenger (Joe Johnston, 2011). Esta guerrera mola mogollón, que diríamos los que nacimos en los años ochenta.

Wonder Woman

Gal Gadot mantiene el tipo como protagonista, acompañada por el resto del elenco, que no se queda atrás. Ya sean Chris Pine como Steve Trevor, bastante alejado del engreído e irresponsable James Kirk de Star Trek (J. J. Abrams y Justin Lin, 2009-2016). Saïd Taghmaoui, Eugene Brave Rock y Ewen Bremner como Sameer, el Jefe y Charlie. Danny Huston y la española Elena Anaya como el general Erich Ludendorff e Isabel Maru y su mirada llameante de Doctora Veneno. David Thewlis como Sir Patrick Morgan, Robin Wright como Antíope, Connie Nielsen como Hipólita y Lucy Davis como la descacharrante Etta Candy, a la que se le reservan los mejores y escasos golpes de humor. Porque eso es en lo que DC Studios aún no ha alcanzado a Marvel: el gratificante sentido del humor con el que condimentan sus películas.

Los únicos aspectos que empañan un poco esta producción y que merecen el comentario correspondiente son el hecho de que al guion del televisivo Allan Heinberg (The O. C., Grey’s Anatomy, The Catch) lo recorre una filosofía de baratillo sobre el bien y el mal o el amor y el odio, pobre sin paliativos. Además, reduce la inteligencia media del conjunto, que a personajes como el trío formado por Sameer, el Jefe y Charlie no se los aprovecha todo lo que se podría. Y, por supuesto, que al gran villano no se lo desarrolla lo que sería conveniente y cuya identidad puede oler cualquier espectador con un poco de espabilo y los suficientes visionados a sus espaldas.

Wonder Woman: al fin da en la diana

Pese a las inconveniencias del guion, no hay más remedio que reconocer que Wonder Woman, con Patty Jenkins a la cabeza, supone una alegría para todos aquellos que deseábamos que el Universo Cinematográfico de DC superase sus limitaciones de una vez por todas. Ahora veremos lo que le dura pero, dentro de su categoría de blockbuster comercial, Wonder Woman es un filme digno de ser disfrutado.

Lo que nos gustó

  • La habilidad audiovisual y la moderación dramática de la directora Patty Jenkins.
  • Las gustosas secuencias en las trincheras y el resto del campo de batalla.
  • La potente banda sonora de Rupert Gregson
  • Williams.
  • Lucy Davis como Etta Candy y sus golpes de humor.

Lo que no nos gustó

  • La filosofía de baratillo que recorre el guion de Allan Heinberg.
  • Lo desaprovechados que están personajes como el trío formado por Sameer, el Jefe y Charlie.
  • Que al gran villano no se lo desarrolla lo conveniente y cuya identidad se huele cualquier espectador espabilado.