Supergirl

DC

**La cuarta producción televisiva del llamado Arrowverso de DC Comics no es otra que Supergirl (Greg Berlanti, Andrew Kreisberg y Ali Adler, desde 2015) y, como sus tres hermanas, perpetúa los viejos esquemas de las series y, así, define a toda su concepción narrativa, con tramas episódicas y algunas a las que dan continuidad**, y el hecho de que el número de capítulos sea el que ya no se estila indica que es correcto pensar en la esta concepción seriada ya en desuso. Por fortuna, posee una cámara inquieta, un montaje dinámico y unos diálogos vivos, lo que le garantiza el nervio y la desenvoltura necesarios para que su nimiedad no dificulte poder verla.

La forma separada en la que Carol “Kara Zor-El” Danvers es enviada desde Krypton a la Tierra en pos de su primo Kal-El, que acabaría convirtiéndose en Clark Kent y Superman, es completamente absurda; y eliminan a la primera de cambio la razón por la que la remitieron a nuestro planeta, lo que acentúa el sinsentido general del asunto. La serie entraña inverosimilitudes de diversa consideración que hacen torcer el gesto, y no se lucen especialmente en las coreografías de acción al principio, lo que también le resta credibilidad a las imágenes, pero luego mejora.

Se agradece, por otro lado, la psicologización de los superhéroes, Supergirl incluida, en las últimas adaptaciones televisivas de DC, si bien tampoco es que sea de una gran profundidad. Uno de los puntos más fuertes de su espectáculo son los vínculos que se generan entre los personajes y la emotividad de no pocos momentos, y uno de los más débiles, la deriva confusa e incomprensible de la árida trayectoria amorosa de la heroína kryptoniana durante la temporada uno, con algún puntillo en la segunda. Pero es de agradecer cómo deciden terminar esta subtrama en su último episodio porque se desecha lo fácil, lo típico y los ojos que hacen chiribitas.

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No hay duda de que el personaje más atractivo de la serie no es quien la protagoniza con tanto entusiasmo, la encantadora Melissa Benoist, sino la impertinente, desdeñosa y flemática Cat Grant de Calista Flockhart, a quien echamos bastante de menos en la segunda temporada. El Jimmy Olsen (Mehcad Brooks) de Supergirl, que fue fotógrafo del Daily Planet en Metrópolis, se diferencia de los que hemos visto antes en las adaptaciones al cine porque no es cómico o inseguro y sí bastante galante. Quizá porque ese tipo de personaje se lo dejan a Winn Schott (Jeremy Jordan), si bien no del todo. Y a David Harewood probablemente le recordéis como David Estes en *Homeland* (Alex Gansa y Howard Gordon, desde 2011), serie en la que también actuó Benoist.

El tratamiento de la ambivalencia de villanos como Astra (Laura Benanti) o Maxwell Lord (Peter Facinelli), tanto en su carácter y esencia como el modo en que se comportan los héroes con ellos, no es que se esté en la cuerda floja, sino que se precipita en saltos incoherentes. Y es imperdonable la falta de explicaciones para la ausencia del segundo durante la temporada dos, en la que Lillian Luthor (Brenda Strong), no Lex, toma el relevo para su primera mitad. En cambio, los gritos con que llaman a la señorita Eve Teschmacher (Andrea Brooks), tal como la llamase el mayor enemigo de la saga cinematográfica más famosa sobre Superman (Richard Donner, ídem Lester y Sidney J. Furie, 1978-1987) con el rosto de Gene Hackman, son todo un detalle que no debe pasar desapercibido.

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Como que escogieran a Dean Cain para interpretar a Jeremiah Danvers, padre adoptivo de Kara, y a Teri Hatcher para la perversa reina Rhea, madre del daxamita Mon-El (Chris Wood) y villana del segundo tramo de la temporada dos, puesto que sus papeles más conocidos son los de protagonistas en la serie Lois and Clark: The New Adventures of Superman (Deborah Joy LeVine, Joe Shuster y Jerry Siegel, 1993-1997). Tanto como a Lynda Carter, que fue Diana Prince, protagonista de Wonder Woman (William Moulton Marston y Stanley Ralph Ross, 1975-1979), para encarnar a la presidenta de Estados Unidos, Olivia Marsdin. Aunque esta última idea ya se les había ocurrido a los responsables de Smallville (Alfred Gough y Miles Millar, 2001-2011), donde Carter se pone en la piel de Moira Sullivan durante “Progeny” (6x18).

Varios elementos fundamentales de la trama de “Changing” (2x06) recuerdan poderosamente a uno de los episodios más destacados de la primera temporada de *The X-Files (Chris Carter, desde 1993): “Ice” (1x08). Además, *el conocido director Kevin Smith, responsable de películas como Clerks (1994), Mallrats (1995) o Chasing Amy (1997), se ha encargado de realizar los capítulos “Supergirl Lives” (2x09) y “Distant Sun” (2x17)**. Y si ya hubo un crossover entre Supergirl y *The Flash* (Berlanti, Kreisberg y Geoff Johns, desde 2014) en el capítulo “Worlds Finest” (1x18) de la temporada uno, el final de “Medusa” (2x08) es el prólogo al megacrossover de las cuatro series que conforman el Arrowverso y, además, el epílogo de “Star-Crossed” (2x16) es lo previo al episodio “Duet” (3x17) de las aventuras del veloz Barry Allen.

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Si se analiza su sustrato ideológico, la oportuna vena feminista que recorre toda la serie sale a la palestra sin rascar demasiado: aquí hay varias mujeres emancipadas por completo y muy poderosas, tanto en el bando de nuestra superheroína como en el que se le opone, con sus propósitos e intereses individuales, y no precisan más que su propia fuerza de voluntad para defenderlos. Kara se enfrenta al reto de ser uno de los referentes morales de National City y estar a la altura, y al margen de sus altibajos, lo cierto es que consigue inspirar a las personas cercanas a ella, que se le quieren parecer más allá de su empeño heroico, y hasta a sus mismísimos enemigos la usan de diferentes formas para cometer tropelías.

La ética del cuidado está muy presente las relaciones femeninas de Kara, desde la fraterna con Alex Danvers (Chyler Leigh) hasta la de amistad con Lena Luthor (Katie McGrath) o Cat Grant, que también ejerce de mentora para ella. Y los vínculos gais, interraciales e incluso interespecies humanoides se encuentran tranquilamente normalizados en lo que se refiere al amor con Maggie Sawyer (Floriana Lima), Lucy Lane (Jenna Dewan Tatum), Lyra Strayd (Tamzin Merchant) o M’gann M’orzz (Sharon Leal). El episodio con que se cierra la segunda temporada ha dejado el listón más alto de lo que la serie acostumbra y, desde luego, mucho más que en la primera, con peleas verdaderamente apocalípticas y una valiente resolución. Veremos si se mantiene así en las próximas, y si todo el mundo sigue queriendo ser como Supergirl.