Telegram es una de las aplicaciones que mejor ha entrado en el 2021. Cualquier usuario habitual habrá notado por sus notificaciones en los últimos meses cómo muchos familiares y contactos lejanos iban llegando al chat, en una transfusión desde WhatsApp que habrá que ver hasta qué punto si es duradera o no, pero que está ahí.
En concreto, la aplicación ha superado los 500 millones de usuarios impulsada en parte por la polémica sobre los cambios de condiciones de WhatsApp, que no obstante, no afectaban a los ciudadanos de la UE por el GDPR.
Sin embargo, es la propia empresa rusa la que parece querer salir de esta comparación. En lo que va de año ha lanzado novedades importantes como los chats de voz (la enésima copia del modelo Clubhouse que tanto se ha visto) y, para mayo, quiere introducir la posibilidad de emitir vídeo en directo en sus canales, tanto en streaming como en conferencia.
Videoconferencia y pagos directos para separarse de WhatsApp
“Pantalla compartida, encriptación, cancelación de ruido, soporte de escritorio y tableta, todo lo que puedes esperar de una herramienta de videoconferencia moderna, pero con una interfaz de usuario, velocidad y encriptación al nivel de Telegram”, defendía su fundador, Pavel Durov.
Pero quizá la mayor piedra de toque sea la adición de la posibilidad de recibir y enviar dinero a través de la app, algo que hasta ahora WhatsApp había explorado de forma muy tímida a nivel mundial con algunas funcionalidades en La India (donde el chat propiedad de Facebook es casi una religión) y Brasil, y en los perfiles para empresas en el resto del mundo.
Sin embargo la apuesta de Telegram va en el camino de ampliar estos pagos para todo el mundo, integrando las APIs de servicios como Stripe y, según han asegurado, sin cobrar comisiones ni quedarse con datos de pagos o tarjetas de crédito.
Entonces, ¿cómo planea Telegram hacer dinero? Desde su lanzamiento en 2013, Telegram ha sido un software que ha soportado pérdidas. En la actualidad, se sigue nutriendo emitiendo bonos de deuda, el último de ellos, por valor de 750 millones de dólares y respondido por importantes empresas rusas e internacionales.
Este año esto puede empezar a cambiar. En una de sus últimas actualizaciones Telegram anunció que este año va a comenzar a explorar la monetización de diversas formas: la primera, creando una herramienta para la difusión de publicidad en sus canales; la segunda, la inclusión de servicios extra para usuarios premium.
Todas las funciones existentes seguirán siendo gratuitas, aseguró Durov, que se ha convertido en uno de los mayores críticos de WhatsApp. Además, añadió que Telegram se compromete a no introducir anuncios en los chats privados uno a uno o en los chats de grupo.
De crear el ‘Facebook Ruso’ a Telegram, la historia de los hermanos Durov
Pero en su camino hasta llegar hasta aquí Telegram ha pasado por varias etapas hasta convertirse en la primera solución digital rusa que ha trascendido las fronteras del país con éxito. Un camino en el que la empresa se ha escudado en su supuesta mayor privacidad que WhatsApp, algo que no se puede celebrar de forma tan rotunda, al menos sin una configuración específica.
Si Telegram ha podido vivir desde 2013 sin generar ingresos es -además de por las inversiones y rondas de financiación- por la ingente cantidad de dinero generada anteriormente por sus fundadores.
Pavel Durov ha asegurado en varias ocasiones que no van a vender la aplicación, algo que critica de WhatsApp, y en parte es por este dinero que sigue teniendo en su cartera.
A principios de la década de 2000, cuando Facebook se estaba haciendo popular, Pavel y su hermano Nikolai se interesaron por la idea de replicar ese modelo. Los Durov, pese a nacer en San Petersburgo, se formaron y criaron en Turín, donde su padre trabajaba como doctor en Filología, la misma carrera que estudiaría Pavel, mientras que Nikolai lo haría en matemáticas y programación.
Los Durov fundaron VKontakte antes que Telegram, la red social rusa que acabaron vendiendo ante supuestas presiones gubernamentales
El tándem desarrolló tras su regreso a Rusia VK (antes VKontakte), una plataforma similar a Facebook que desde su lanzamiento en 2006 ganó popularidad en el país y los de la antigua influencia soviética.
Una app 'made in Rusia' perseguida por Rusia
Sin embargo, a medida que la popularidad crecía y la valoración de la empresa se disparaba, en 2014 los hermanos vendieron la empresa, aunque siempre bajo la sospecha de que aquella transacción fue promovida desde las altas esferas de Moscú. Como informó entonces Techcrunch, Durov tuvo que vender su 12% de participación a Ivan Tavrin, el director general del importante operador de telefonía móvil ruso Megafon. El segundo mayor accionista de la telco es, a su vez, Alisher Usmanov, uno de los oligarcas más poderosos de Rusia, y que al parecer llevaba tiempo presionando para hacerse con VK después de varias polémicas en torno a la censura y la crítica hacia el Kremlin y Vladimir Putin.
Pavel, con un papel mucho más prominente que su hermano técnico, publicaba entonces en su propio perfil en la red social:
A juzgar por las noticias, como resultado de mi negativa pública la semana pasada, hoy he sido despedido del puesto de director general de VKontakte. Curiosamente, los accionistas no tuvieron el valor de hacerlo bien, y me entero de mi misterioso despido por la prensa… Así, hoy VKontakte pasa a estar bajo el control total de Igor Sechin y Alisher Usmanov. Algo parecido era inevitable, pero parte de lo que se ha hecho ya no tiene vuelta atrás.
Pavel Durov, fundador de Telegram
Según Pavel, su salida fue impulsada por negarse a facilitar los datos de los usuarios de VK al gobierno ruso y a cerrar un grupo del defensor de la corrupción y líder de la oposición Alexei Navalny -envenenado el año pasado- que funcionaba en la red social.
Los Durov salieron entonces de Rusia para instalarse en Alemania. Pero para entonces, ya habían fundado Telegram en 2013, registrada esta vez en Estados Unidos, de forma inicial, y actualmente con sede en Dubai.
Las dudas sobre su privacidad y sus polémicas
Sin embargo, a pesar de que Durov siempre ha hecho por presentar su aplicación como mucho más segura que WhatsApp, lo cierto es que sigue presentando lagunas.
Mientras la app propiedad de Facebook adoptó el cifrado de Signal para proteger de extremo a extremo las conversaciones de sus usuarios, en Telegram han optado por su propio protocolo de cifrado, MTProto, el cual defienden en su web como suficiente para proteger las conversaciones. El principal asterisco que se le ha achacado es que por defecto -salvo en conversaciones privadas, no confundir con las de uno a uno- este cifrado debe activarse ya que no está por defecto.
Telegram sí que ha avanzado hacia la privacidad en otros aspectos como con la instalación de funciones de eliminación de mensajes de forma mucho más segura, o características para proteger las capturas de pantalla.
Sus funciones a caballo del chat y la red social también han hecho que se conviertan en la herramienta perfecta de algunos contenidos polémicos. En Estados Unidos, los chats de ultraderecha que alberga han sido investigados. Mientras que en España el partido VOX ha hecho campaña entre sus seguidores para mudarse a la plataforma al extender el mensaje erróneo de que WhatsApp les censuraba a ellos directamente.
Telegram también tiene un enorme problema de difusión de pornografía, con usuarios que comparten libremente imágenes no consentidas en la plataforma.
Para intentar corregir esto, Telegram ya ha eliminado algunos canales de grupo públicos, pero sus propias condiciones hacen que sea mucho más complicado esta labor de contención en chats privados. Una amenaza que llega de la mano de su crecimiento imparable, paradójicamente, impulsado por la huida de muchos usuarios de WhatsApp debido a estos problemas que ahora también está teniendo Telegram.