Seguramente no lo notes, porque ahí radica parte de sus virtudes, pero si has hecho una compra recientemente en Glovo, Deliveroo, El Corte Inglés, Uber, Booking o prácticamente cualquier tienda online basada en Shopify, has usado los servicios de Stripe.

Esta fintech de origen irlándes pero con sede en San Francisco se ha convertido esta semana en la startup occidental no cotizada más valorada de la actualidad. Una última ronda de financiación por valor de 600 millones de dólares elevó esta estimación hasta los 95.000 millones. Más que SpaceX, pero es que medios como Financial Times también estiman que es la mayor valoración de una tecnológica antes de salir a bolsa de la historia, superando a Facebook en sus primeros años.

Las únicas excepciones a su número uno en el ranking serían empresas chinas como ByteDance. Ninguna empresa que aún no esté en bolsa en el entorno de Silicon Valley vale más que Stripe.

¿Cómo se ha convertido Stripe en un gigante de tal magnitud? Su historia es la de dos hermanos prodigio, John y Patrick Collison, que apenas superan la treintena, y formados en Harvard y el MIT respectivamente. Y también la de la ebullición de un sector como el de las compras online.

Qué hace y ofrece Stripe

Stripe es en su definición una empresa de software, conocida por haber desarrollado un sistema de pasarelas de pago muy fácil de integrar en cualquier web o comercio electrónico, a lo que se suma una API desarrollada desde los inicios de la compañía en 2010 que permite configurarse con multitud de variantes.

Su gran punto diferencial, aunque ahora hay más soluciones que lo incluyan, fue conseguir evitar que al realizar un pago online el usuario tuviera que salir a la página de un tercero. E irrumpieron en este mercado cuando PayPal, pero también Google o Amazon habían lanzado sus propias soluciones de pagos.

Esa es hoy por hoy su principal vía de negocio. Stripe gana dinero aplicando una pequeña comisión a cada venta -en España por ejemplo se queda un 1,4% más 0,25 euros por operación-, bastante menos que las de sus competidores y añadiendo multitud de opciones de pago. Hoy son más de 140 métodos disponibles, algo en lo que también ha sido siempre pionera, introduciendo por ejemplo el pago con Bitcoins en 2015.

Patrick y John Collison, fundadores de Stripe.
Patrick y John Collison, fundadores de Stripe.

Al seguir siendo una empresa privada, no hay datos públicos sobre su facturación o rentabilidad verdadera, pero la empresa ha comunicado que durante 2020 su API recibió una media de 250 millones de solicitudes diarias.

Stripe se ha centrado en los desarrolladores que realmente construyen nuevos sitios web. En startups y emprendedores que con apenas unos pocos clicks y copiar sus API Keys podían tener una pasarela de pago completamente funcional que además registraba y ayudada a contabilizar impuestos.

De ahí que la empresa siempre haya achacado su crecimiento al boca-oído. "Nos dimos cuenta de que, dado que los negocios de internet tienden a moverse más rápido, necesitamos movernos más rápido que el sistema financiero tradicional", decía el presidente de Stripe, John Collison, en una entrevista en el New York Times, y también incidía en esto mismo a Hipertextual Guillaume Princen, director al sur de Europa de la compañía, dos años después de que la empresa llegara a España.

A partir de ahí ha ido añadiendo nuevos servicios, como integraciones con TPVs, sistemas de crédito para compradores, una tarjeta de crédito corporativa, y software en la nube para que grandes empresas lleven su contabilidad.

La historia de Stripe y los hermanos Collison

Los hermanos Collison, John y Patrick, vendieron su primera empresa cuando tenían 19 y 17 años, y fundaron Stripe dos años después, tras abandonar el M.I.T. y Harvard y unirse a la aceleradora Y Combinator para empresas emergentes. Era el año 2010.

Aquella primera empresa se llamaba Auctomatic, y ofrecía un gestor de subastas para vendedores individuales en eBay o Amazon, cuando estas webs aún tenían más de venta entre particulares que de lo que son ahora.

Ambos hermanos son en gran medida, genios precoces. Patrick ganó un concurso de programación mundial y salió del instituto un año antes de lo habitual para estudiar en el MIT. John, el actual CEO, por su parte, obtuvo la nota récord en la selectividad irlandesa.

Tras inversiones de varios grupos y de Peter Thiel, el cofundador de Paypal, Stripe inició su meteórico ascenso. Siempre tras la discreción de una pasarela de pagos muy poco intrusiva también en términos de marca.

¿Saldrá a bolsa? El objetivo, expandirse en Europa

La gran pregunta que queda por responder es si en algún momento saldrá a bolsa. Estos días, Dhivya Suryadevara, directora financiera de Stripe, contestaba al respecto que no tenían prisa, y que la nueva ronda de financiación no responde a necesidades de capital, sino a la voluntad por contratar a 1.000 nuevos empleados, lo que elevaría su cifra por encima de 2.500.

Parte de su expansión en los últimos años se ha centrado en Europa, donde rivales como Square, la solución de pagos de Jack Dorsey, apenas han pisado todavía terreno. De hecho, Stripe está hoy en día en más de 40 países, y 30 de ellos son europeos. Quizá, de volver a centrar su sede en Irlanda, Europa encuentre en ella el hijo pródigo tecnológico que lleva años buscando ante la escasez, a excepción de Spotify, de grandes tecnológicas en el Viejo Continente.