De The Marvels de Nia DaCosta se ha dicho todo. Que su humor no convence, que sus efectos visuales son cuestionables, que la historia no llega a ningún lado. Incluso, se ha criticado el mismo hecho que una producción semejante llegó a la pantalla grande. En plena crisis del género de superhéroes, el Universo cinematográfico de Marvel no podía darse el lujo de fallar en tono y ritmo. Por lo que la cinta, que reúne a tres superheroínas en un contexto ligero y casi humorístico, parece un desatino de marca mayor. Un error de cálculo que sacudió a la franquicia y le obligó a profundizar en su estrategia a futuro. 

Pero, ¿en realidad es tan de baja calidad la cinta? La cuestión es más amplia y tiene relación con la evidente comparación de la película con el resto del universo al que pertenece. En específico, el hecho que la premisa, esté más encaminada a entretener — y nada más — que agregar información al tronco central de las historias Marvel. De hecho, buena parte del esfuerzo del guion de Megan McDonnell, Zeb Wells y Elissa Karasik, está en crear una especie de estrato distinto para la película. Más allá de las luchas entre el bien y el mal, la batalla contra el villano de turno — aunque hay uno y bastante olvidable — el argumento se enfoca en un viaje de redención.

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Por un extremo, se encuentra la Capitana Marvel/Carol Danvers (Brie Larson), que intenta equilibrar su poder, responsabilidades cósmicas y una anémica vida privada. El argumento toma decisiones ingeniosas y convierte a la otrora superhéroe de fría y distante, en una mujer con zapatillas de hule de colores que cuida a su gato de forma amorosa. Al otro lado, está Monica Rambeau (Teyonah Parris), que todavía lucha por entender qué ha ocurrido con ella después de adquirir poderes. 

Una película muy humana

Ambas funcionan como personajes con procesos distintos, que en pantalla, deben aprender a comprenderse en medio de un escenario en común. Y ese es, por supuesto, Kamala Khan (Iman Vellani), adorable, carismática y que, además, lleva a su familia con ella. 

Todo lo relacionado con su arco, tiene tinte de comedia de situación. En particular, cuando convierte a las ya conocidas diferencias culturales y generacionales que rodean a la joven superhéroe, en parte de la dinámica central. 

El resultado es, por tanto, una cinta que no está muy preocupada por relatar un conflicto extraordinario y potencialmente destructor. Por lo que peso de la narración, está en lograr que estas tres figuras, tan distintas, funcionen entre sí y alcancen un precario equilibrio. Eso, mientras curan sus heridas y se perdonan entre sí (al menos Carol y Monica)

Una historia para pasarla bien

El problema de lo anterior radica, en que el Universo Cinematográfico de Marvel, se empujó a sí mismo a un espacio complicado. Luego de Endgame — éxito absoluto de la fórmula de la saga y cierre perfecto para la fase tres — toda cinta futura, sufre por comparación. Después de todo, la película de los hermanos Russo consiguió el logro prodigioso de combinar una docena de escenarios distintos y casi treinta personajes, en un mismo lugar narrativo. 

The Marvels taquilla

Alcanzarlo, además, sin perder la tensión, el buen corazón y el sentido de humanidad que hizo famoso a Marvel. Con la escena del funeral de Tony Stark (Robert Downey Jr.), la saga pareció despedir su mejor época, para comenzar, quizás, una por completo distinta. 

Solo que no lo ha conseguido. El resto de los largometrajes y series, no igualan en calidad — y quizás, nada podrá hacerlo — a un suceso fílmico que llevó una década cristalizar. Con fanáticos más exigentes y un mundo cinematográfico cínico con respecto a cualquier aspiración del género, todos los intentos del estudio chocan con su mayor éxito y sufren en consecuencia. Lo que destrozó, de entrada, cualquier intento de una película hecha para ser divertida y encantadora como The Marvels, pudiera triunfar. 

Marvel se olvida de sí mismo

En el 2015, Peyton Reed dirigió Ant-Man: el hombre hormiga, una cinta mediocre con todo tipo de problemas de guion y de edición. Mucho más, cuando pasó por dos directores y varias reescrituras. Con todo, se convirtió en un éxito de taquilla y hasta lograr una trilogía que impactó directamente en La saga del Infinito. ¿Era peor o mejor que The Marvels?

En realidad, cada una por separado, es el resumen de todos los errores de la franquicia. La película de Reed es un cúmulo de humor semiparódico sin personalidad que se basó en el carisma de Paul Rudd. Lo cual no supuso un problema en medio del punto más alto de popularidad de Marvel. El héroe, desconocido y sin otra referencia que algunos comentarios de Stan Lee sobre su afecto a la obra, llegó a la pantalla grande como un experimento. Y resultó, de forma tan satisfactoria como para marcar un hito. 

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The Marvels, con su historia sencilla, emotiva y simpática, alienígenas en forma de gatos y un Nick Fury (Samuel L. Jackson) haciendo gala de su humor seco, es disfrutable. No será memorable ni está creada para ser mejor que las grandes joyas de la marca. Pero eso no la hace precisamente mala. ¿Marvel se podía dar un lujo semejante ahora mismo? La respuesta es, claro está, no, y ese es el mayor problema de la cinta. 

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