Cada cierto tiempo, algún cineasta inspirado nos arroja una película que nos sacude las neuronas hastiadas de tanta mediocridad, de propuestas posiblemente aceptables en gran medida pero que no alcanzan sino a cumplir con sus obligaciones audiovisuales. Esas, las disruptivas, son las que procuramos no perdernos los analistas profesionales al buscar lo mejor de la temporada. Y ahora nos encontramos con Todo a la vez en todas partes, de Dan Kwan y Daniel Scheinert (2022).
Las realidades alternativas están en el candelero del cine más popular gracias a la franquicia superheroica de Marvel, que nos ha metido de cabeza en el asunto con las series Loki y ¿Qué pasaría si…? (desde 2021) y las películas Spider-Man: No Way Home (2021) y Doctor Strange en el multiverso de la locura (2022). Pero, claro, estas propuestas son normales, con una narrativa común y corriente y sin detalles estrambóticos; como la superior Spider-Man: Un nuevo universo (2018).
Antes habíamos encontrado otras aproximaciones a esta idea de la ciencia ficción, desde Regreso al futuro 2 (1989), pasando por Los mundos de Coraline (2009), hasta Otra Tierra (2011). Y, aunque no cabe duda de que las podemos considerar mejores que la reciente Todo a la vez en todas partes, ninguna de ellas juega en la liga de la gran extravagancia y la originalidad como el filme protagonizado por Michelle Yeoh en la piel de Evelyn Wang. La de Charlie Kaufman, por ejemplo.
De ‘Swiss Army Man’ a ‘Todo a la vez en todas partes’
La única obra con una premisa semejante y de estas características que se le acerca es, por supuesto, Las vidas posibles de Mr. Nobody (2009). No obstante, mientras el largometraje arrollador del belga Jaco van Dormael consigue maravillarnos con su intenso relato poliédrico, el nuevo dirigido por Dan Kwan y Daniel Scheinert apunta maneras parecidas pero sufre el mismo autosabotaje que Swiss Army Man (2016), la ópera prima de la pareja de cineastas estadounidenses para A24.
Si uno obvia la fallida The Death of Dick Long (2019), del segundo en solitario, y sus problemas de verosimilitud atribuibles al guion escrito por Billy Chew, no le puede extrañar que Todo a la vez en todas partes les pertenezca. Porque la aventura insólita sobre el Hank de Paul Dano y Manny, el cadáver multiusos encarnado por Daniel Radcliffe, comparte esencialmente su espíritu e idéntico resultado: el de una composición espléndida lastrada por múltiples tonterías.
La trama multiversal en la que se ve envuelta la Evelyn Wang de Michelle Yeoh, una actriz a la que hemos visto interpretando a la Yu Shu Lien de Tigre y dragón (2000), a Aleta Ogord en Guardianes de la Galaxia, vol. 2 (2017) o a la Philippa Georgiou de Star Trek: Discovery (desde 2017), ha sido elaborada tanto en el libreto como en el aparato audiovisual con suma extravagancia, plena de un entusiasmo abracadabrante y de una vitalidad demencial. Pura gloria del cine.
Si Dan Kwan y Daniel Scheinert se la hubiesen tomado más en serio
El disgusto lo sentimos cuando la labor defendible de Dan Kwan y Daniel Scheinert para su montaje complejo, de piezas diversas y una fuerza apabullante y con la vibrante partitura de Son Lux y Paul Rogers a los mandos, pierde valor e impacto cinematográficos por las bobadas inconcebibles que le endilgan y su humor de brocha gorda. Hasta el punto de que llegamos a pensar en la serie Future Man (2017-2020) sin que, por suerte, derive en un entretenimiento tan paródico y tan grosero.
Este gran problema no termina de derribar Todo a la vez en todas partes, que cuenta con la gran Jamie Lee Curtis dando vida a Deirdre Beaubeirdre y preocupaciones a la Evelyn Wang de Michelle Yeoh, como no se carga tampoco la simpática Swiss Army Man. Pero, si se la hubiesen tomado más en serio con el riesgo habitual de A24, presente aquí, podría colocarse a la altura de Las vidas posibles de Mr. Nobody u ¡Olvídate de mí! Una auténtica lástima para este espectáculo gozoso.