Con la primera temporada de Future Man, la serie cómica de ciencia ficción creada por Howard Overman (Misfits), Kyle Hunter y Ariel Shaffi (La fiesta de las salchichas) en 2017, arrancan desvergonzados viajes en el tiempo del apocado Josh Futturman (ídem Hutcherson) con los delirantes Tiger (Eliza Coupe) y Wolf (Derek Wilson). La segunda se reveló mucho menos alocada que la precedente, el escenario casi exclusivo se impuso y los cambios de época se redujeron de un modo considerable. Y, la tres, con la que se concluye esta demencial historia, consiste en un cóctel de las características de las dos previas.
Vuelve al concepto de la temporada uno, con su agilidad narrativa y numerosos viajes temporales, pero se insiste en el escenario único para varios episodios, continúa adoleciendo de ser mucho menos atrevida y desvergonzada que la inicial y ahonda en la introspección de los personajes y su vínculo entre ellos. Aunque sigue provocándonos sinceras carcajadas ocasionales y la franca curiosidad que nos despierta por con una de sus virtudes fundamentales: lo imprevisible que resulta siempre, la gran capacidad de sus guionistas para que el espectador no pueda intuir hacia dónde se dirige nunca en ni uno solo de sus capítulos.
Si en los últimos compases de la segunda temporada nos venía a la memoria Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993), lo mismo ocurre otra vez en cierta forma durante el primer episodio de la tercera, “The Precipice of Yesterday”. Y el que sin duda entraña un mayor interés dramático es “Trappers Delight” (3x03) por los conflictos entre los personajes y su evolución, y junto con “The Outlaw Wild Sam Bladden” (3x04), contiene el chiste que produce la carcajada más sonora sobre unos bebés explosivos, que luego se convierte en otra cosa, y la identidad de Dios en el caso del otro; y el giro final del primero es increíble.
El pesadillesco “The Land After Time” (3x06), por donde se mete la fantasía en Future Man y se aleja un poco la ciencia ficción, no carece de atractivo. Y, por otra parte, uno de los alicientes más obvios de Future Man siempre han sido sus múltiples referencias cinematográficas, para las que no es preciso que uno esté muy atento porque suelen hacerse directamente pero sí que posea la suficiente cultura general para ello. En esta temporada las hay a El Mago de Oz (Victor Fleming, 1939) o a la novela de Lyman Frank Baum (1900) y, de nuevo, a Perseguido (Paul Michael Glaser, 1987).
También a Stargate (Roland Emmerich, 1994), Blade, Dos vidas en un instante (Stephen Norrington, Peter Howitt, 1998), El Club de la Lucha por partida doble, Matrix, Election, El sexto sentido, Cómo ser John Malkovich, American Beauty (David Ficher, Lana y Lilly Wachowsky, Alexander Payne, M. Night Shyamalan, Spike Jonze, Sam Mendes, 1999), ¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004), JCVD (Mabrouk El Mechri, 2008), Watchmen (Zack Snyder, 2009) o la novela gráfica de Alan Moore, Dave Gibbons y John Higgins (1986-1987) y War Horse (Steven Spielberg, 2011).
A Josh Hutcherson (Los chicos están bien), Eliza Coupe (Scrubs) y Derek Wilson (Aves de presa) en verdad se los ve mucho más contenidos como Josh Futturman, Tiger y Wolff durante esta última temporada, pero no podía ser de otra manera porque la mayoría de las situaciones que afrontan sus personajes no dan para lanzarse al histrionismo. Sin embargo, debemos decir que se echa de menos a Haley Joel Osment (Forrest Gump), cuya aparición hubiese redondeado el cierre de Future Man, que de todas maneras y sin modales espectaculares, nos parece satisfactorio en su habitual falta de pretensiones.