El realizador estadounidense James Gunn vuelve a la carga con la secuela de Guardianes de la Galaxia (2014), otro ejemplo más de lo absurda que es la opinión de que segundas partes nunca fueron buenas.Ya se había encargado de la primera película, que fue un éxito de público y recibió elogios de la crítica casi unánimemente, así que a nadie ha de extrañar que los productores le quisieran al frente de la segunda ni que a él le encantara dirigirla. **Tampoco se trata de la primera vez que Gunn nos había ofrecido un largometraje con los elementos genéricos de sus filmes para Marvel Studios, con fantasía, ciencia ficción, alienígenas y superhéroes**: ahí están para demostrarlo Slither (2006), una historia excesiva a todas luces y bastante desagradable sobre una virulenta invasión extraterrestre desde un pueblecito americano, y Super (2010), desentonada e inverosímil propuesta acerca de un triste individuo que decide convertirse en un héroe enmascarado así, por las buenas, careciendo de habilidades para ello.
Sin embargo, **Guardianes de la Galaxia es más space opera que ciencia ficción pura, es decir, sus responsables están más preocupados por las aventuras espaciales que hace posibles la tecnología futurista y no por el propio desarrollo tecnológico futuro de la humanidad y sus implicaciones, y en ese sentido, la anterior entrega era la primera incursión de Gunn en dicho subgénero*, al que también corresponde la saga de Star Wars y, aunque algo menos, la de Star Trek*. Y esto hay que dejárselo muy claro a todos aquellos que nos leen, porque la responsabilidad de cualquier informador, analista o crítico que se tenga por alguien mínimamente profesional es exponer hechos y conclusiones con el rigor y el respeto debidos a la verdad, que siempre está en los matices, y al público que tiene a bien prestarnos su atención precaria y revoltosa.
No cabe duda de que haberle dado a Gunn la oportunidad de capitanear algunas adaptaciones del Universo Cinematográfico de Marvel, a la vista de los dos frutos que este cineasta yanqui ha hecho caer de su árbol enorme, *le ha aportado mesura en los modales como director y pulcritud como guionista, por mucho que lo que va de la saga de Guardianes de la Galaxia sea lo más desenfadado y gamberro del UCM*. Y parece difícil que resultase de otra manera, pues no os llevéis a engaño: que el derroche de estas películas apunte al espectáculo más comercial no implica que no se esfuercen por servirnos un producto lo mejor hecho posible, y aunque no lleguen a ningún podio cinematográfico salvo el de las virguerías técnicas y la taquilla en el mundo entero, así es evidentemente en lo que respecta a Marvel Studios.
Con estos mimbres, podemos asegurar tranquilamente que **Guardianes de la Galaxia, vol. 2 (2017) es el mejor de los cuatro largometrajes que Gunn ha realizado hasta la fecha*, a años luz de sus pecados contra el cine por los excesos cometidos en Slither y del propósito desenfocado y poco creíble de Super*, superando incluso a su predecesora, que ya era la preferida de muchos cinéfilos de cuantas nos ha dado el UCM. Y prevalece sobre ella porque, siendo igual de imponente, de fastuosa y de prolija en sus efectos visuales, también es más graciosa, más divertida y, al final, contra todo pronóstico, revela un gran corazón que la empuja a una emotividad imprevista y muy de agradecer. Y, pese a que esto no es gran cine, hay que decir que se equivocan los que piensan que las películas extraordinarias son simplemente las más intelectuales: el arte sin emociones verdaderas nace muerto.
Y Guardianes de la Galaxia, vol. 2 atesora emociones para dar y regalar, ya no sólo por su trepidación ni por la inquietud que causa en el espectador el peligro que corren sus protagonistas, con los que empatizamos fácilmente, sino también porque Gunn se ha permitido el lujo como guionista de avanzar varios pasos, pasos significativos, en la relación que se establece entre todos los personajes principales, en conjunto y por parejas. Lejos quedan ya los tiempos de los héroes monolíticos, que mostraban sus capacidades para resolver situaciones peliagudas pero sin evolucionar demasiado. Y tanta es la lejanía que esa evolución se encuentra en pleno apogeo hasta en el cine más comercial.
Y Gunn puede insistir todo lo que quiera en que este filme está protagonizado por marginados, lo cual es cierto, y que se dirige a marginados, pero esto último no cuadra tanto si tenemos en cuenta su presumible triunfo en las salas de cine y que, muy especialmente, todo tipo de espectadores pueden sentirse identificados con sus seres de ficción. Ya sea el seducido Peter Quill de Chris Pratt, la Gamora, menos fría, de Zoe Saldana, el incontenible Drax de Dave Bautista, su fenomenal risa estentórea y sus festejados comentarios sin filtro ni vergüenza; el terco Rocket Raccoon de Bradley Cooper, el reivindicado Yondu Udonta de Michael Rooker, que ha trabajado en los cuatro largos de Gunn y la secuencia más impresionante del filme, con su flecha, le pertenece; la irascible Nebula de Karen Gillan, la ingenua y sensible Mantis de Pom Klementieff o incluso el descacharrante y encantador Baby Groot, al que pone voz Vin Diesel y que procura una gran hilaridad durante el notable casi plano secuencia en el tramo inicial del filme.
El bueno de Kurt Russell despliega todo lo que sabe hacer como el enigmático Ego, a Elizabeth Debicki no se le mueve un pelo del sitio como la glacial Ayesha, Chris Sullivan sabe bien qué se espera de su Taserface y a Sean Gunn, hermano del jefe, se lo ve correctísimo como Kraglin. Ninguna de sus interpretaciones es portentosa, no hay detalles ni giros muy inteligentes en el guion de Guardianes de la Galaxia, vol. 2, la banda sonora de Tyler Bates cumple su cometido pero no deslumbra y la efectiva planificación visual de Gunn no merece bufido alguno por una sola tacha ni tampoco ningún encomio apasionado, o sea, la décima quinta película del UCM es todo lo gratificante que podría ser con este material adaptado y un director como Gunn a la cabeza, lo cual es más que suficiente.
Conclusión
James Gunn se ha superado a sí mismo dirigiendo Guardianes de la Galaxia, vol. 2, pues mejora en diversión y emotividad respecto a lo que había conseguido en la primera entrega. Como cine de entretenimiento, es más que satisfactoria.
Pros
- Lo graciosa, divertida y, finalmente, emotiva que resulta.
- Lo imponente, fastuosa y prolija en sus efectos visuales que es.
- El notable casi plano secuencia en el tramo inicial del filme.
- La impresionante secuencia de Yondu (Michael Rooker) con su flecha.
Contras
- Que no hay detalles ni giros muy inteligentes en el guion.
- Que la planificación visual del director James Gunn no merece ningún encomio apasionado.
- Que no contiene ninguna interpretación destacada.
- Que la banda sonora de Tyler Bates cumple su cometido pero no deslumbra.