Hemos estado muy cerca de que los 2010 hayan sido los nuevos 80. Para explicarlo, no tenemos que hacer más que echar un vistazo al cine y a la moda actual. Respecto a este último, de las tiendas de segunda mano con ropa de hace 30 o 40 años salen los outfits más envidiados y originales. Ahora, muchas personas podrían viajar en una máquina del tiempo a, por ejemplo, 1982, y no llamarían la atención por cómo van vestidas.
Las influencias son muchas. A pesar de que vivimos en un momento en el que la tecnología forma parte de manera natural en nuestras vidas, series como Stranger Things han demostrado que nos encanta ver un cassette o escuchar el sonido de un teléfono antiguo.
En los últimos 10 años, además, esta influencia se ha afianzado y ha llegado hasta tal punto que muchos críticos de cine han afirmado que ya no se hace nada nuevo en la industria y que muchas de las películas son en realidad remakes. No les falta razón.
Una de las producciones más míticas se estrenó en 1984 y juntó a cuatro hombres en paro en Nueva York que se convirtieron en emprendedores cuando crearon una empresa para limpiar la Gran Manzana de fantasmas. Cazafantasmas: Más allá fue el remake estrenado en 2016 que fue un fracaso en taquilla y que demostró que en el mundo de los remember no todo vale.
La siguiente apuesta tuvo mejor resultado en taquilla aunque fueron malas noticias para los que creen que un payaso es lo más aterrador que puede existir. It, la miniserie emitida en 1990, llegó a la pantalla grande de la mano de Andrés Muschietti. La película, dividida en dos partes, fue el segundo remake adaptado de una novela de Stephen King después de Carrie, lanzada originalmente en 1976 y cuya nueva versión fue estrenada en 2013.
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En esta década, también se ha apostado por el regreso de una de las películas míticas de los años 90. Giraba en torno a un juego que mantuvo a Alan Parrish alejado de su mundo durante 20 años y atrapado en la selva. Ese juego llamado Jumanji volvió a poner del revés las vidas de quienes se atreven a jugar en Bienvenidos a la Jungla y Siguiente Nivel, uno de los estrenos navideños para acabar con la década.
Además, se han estrenado otros remakes como la nueva saga de El planeta de los simios aunque uno de los gigantes de la industria que está aprovechando más el tirón es Disney. Dumbo, Aladdín, Cenicienta, El Rey León... Una larga lista que pone de relieve la apuesta de una de las productoras con más tirón de la década y que lanzará su servicio de streaming en 2020.
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En las series, la oda a los años 80 no ha venido en forma de remake, sino de manera estética. Stranger Things está siendo una de las primeras y más famosas producciones de Netflix que apostaron por ambientar la trama de ciencia ficción en algún lugar del Estados Unidos de los 80. Con canciones como Should I stay or should I go, bicicletas y juegos como Dragones y mazmorras, la serie llegará a su cuarta temporada.
GLOW fue otra de las acertadas decisiones de la plataforma de streaming, además de la aclamada Dark. La máquina del tiempo de las series ha ido más atrás, hasta los años 20, en la primera producción de Neflix, Las chicas del cable. Y también al Nueva York de los años 60. AMC estrenó en 2007 Mad Men, que se ha convertido en una de las series más famosas y míticas de la década.
Un respiro de la tecnología
La influencia a todos los niveles de la cultura y estética ochentera no es un fenómeno único. A lo largo de la historia, siempre han habido temporadas en las que la sociedad se ha interesado por épocas anteriores, normalmente dos generaciones antes. Así lo afirmó Montserrat Huguet, doctora en Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid y autora del libro La España del Seiscientos.
"Los jóvenes quizá hacen lo mismo que se ha hecho en todos los tiempos: rascar en el pasado para ver qué pueden encontrar ahí que les inspire o que les sirva, no de copia, sino de inspiración. Algo que les haga construir un nuevo texto, una nueva mirada sobre el presente", señaló en entrevista con Hipertextual.
Además, opinó que una de las causas de este fenómeno puede ser la 'tecnologización' de la sociedad y destacó que en un momento en el que tanto la música como el cine es a la carta e instantáneo, algunas personas quieren, según Huguet, tomarse un respiro.
Cuando miramos al pasado, quizá estemos buscando en el pasado lo que nos falta en el presente, y de esa manera lo miramos con un halo que puede ser nostalgia o de romanticismo.
Los vinilos son un buen ejemplo para ello. Mientras que la generación que vivió cuando era la única manera de escuchar música lo recuerda con horror, sobre todo cuando se rompían o rallaban los discos, mucha gente joven vuelve a comprarse vinilos. Y no solo en tiendas 'vintage'. La mayoría de los artistas actuales lanzan sus proyectos musicales también en vinilo.
Sin embargo, muchas de estas personas se quedan solamente con lo estético de esa época y no van más allá. Al respecto, la historiadora señaló en entrevista telefónica que hay una falta de identificación de las generaciones más jóvenes con alguna línea cultural concreta más rompedora o de cambio, cómo ha pasado en otras épocas.
Pero no es por culpa de los jóvenes, al menos no completamente. Huguet destacó que existen ciertos hitos históricos como el nazismo que todo el mundo conoce y que se enseña en todas las escuelas. No obstante, no se dan tantos detalles sobre los datos históricos de los años 80, a pesar de que esta época se acerca más a la vivida por familiares y allegados.
"Seguimos quedándonos en explicar el Holocausto pero no corresponde ya ni a la época de los abuelos de los jóvenes. Pero sobre los dramas que vivió la humanidad como los problemas de la crisis por las energías nucleares, los jóvenes no tienen ni idea", sentenció.
Sobre todo, la historiadora alertó de que es importante de que las generaciones más jóvenes conozcan el pasado para intentar entender el momento que viven actualmente y también para ser conscientes de que puede haber una involución. Reivindicó que no deben confiarse y que el aprendizaje más importante es ser consciente de ello.
Es posible que la mayoría de los jóvenes que siguen la estética ochentera esperan la última película o serie ambientada en esta época y lo viven con romanticismo no tengan un contexto histórico completo sobre estos años. Pero sí han demostrado que es lo que les gusta y todo apunta a que esta moda nos seguirá acompañado durante la década que ahora empieza.