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Ha pasado casi medio año de las **elecciones del 20 de diciembre. Los comicios del 20-D, en los que el Partido Popular se adjudicó la victoria con 119 escaños, auguraban unos meses frenéticos de negociaciones dado que ningún partido había logrado la mayoría absoluta. Sin embargo, el paso del tiempo ha demostrado que no ha sido posible ningún acuerdo factible que posibilite la investidura de un presidente de Gobierno. Al haberse agotado el plazo de dos meses desde el primer debate de investidura, protagonizado por Pedro Sánchez**, la Constitución obliga a disolver las Cortes y convocar de nuevo elecciones, que se celebrarán el próximo 26 de junio.

España hace historia: nunca un candidato a la investidura fracasó en los dos debates. Tampoco se habían repetido antes elecciones por no alcanzar acuerdos

En los últimos meses, además del rechazo de Mariano Rajoy a presentarse a la investidura tras la proposición inicial del rey Felipe VI, se han visto vetos cruzados entre las fuerzas emergentes, incapaces de alcanzar un acuerdo para conformar una mayoría absoluta o simple de diputados para investir a un presidente. El pacto entre PSOE y Ciudadanos tampoco fue suficiente, dado que los socialistas y la formación de Albert Rivera sumaban 130 escaños. El debate de investidura del 2 de marzo fracasó, como lo hizo la segunda votación realizada 48 horas después. Algo inédito en la historia reciente de nuestra democracia, que muestra también el cambio político que supuso en España el resultado de las elecciones del 20-D, con un parlamento mucho más fragmentado.

Desde la constitución del Congreso y el Senado, la situación ha dado varios giros de guión. Inicialmente Pablo Iglesias se postuló como vicepresidente de un hipotético gobierno con el PSOE, posibilidad que rechazó el PSOE. Los tímidos intentos de conformar un gobierno de izquierdas, impulsados por Alberto Garzón (IU), terminaron con el anuncio de Podemos de que se levantaba de la mesa ante la negociación de los socialistas con Ciudadanos. Dicha negociación daría lugar al conocido como "Acuerdo del Abrazo", en referencia al cuadro de Genovés, que incluía propuestas en materia de propiedad intelectual o ciencia, tecnología y emprendimiento, entre otros aspectos. Dicho acuerdo, aunque calificado como "histórico", fue un fracaso al ser apoyado solo por el PSOE, Ciudadanos y Coalición Canaria.

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PSOE (Flickr)

Los vetos cruzados entre PSOE y PP (Sánchez se negó a apoyar a Rajoy) o entre Podemos y Ciudadanos también explican la fallida posibilidad de conformar gobierno. Tras el fracaso del primer intento de investidura, Albert Rivera siguió explorando la posibilidad de la "Gran Coalición", tratando de sumar al pacto al Partido Popular, que dijo "no" a la opción de un gobierno de Sánchez. Ciudadanos también rechazó un posible acuerdo con Podemos por sus posturas en materia de derecho a decidir o en materia fiscal y económica. A su vez, la formación de Pablo Iglesias vetó inicialmente un gobierno en el que participara C's, aunque luego sí participó en la "reunión a tres" mantenida el pasado 7 de abril. En ella el grupo morado volvió a presentar una batería de propuestas que PSOE y Ciudadanos se comprometieron a estudiar, aunque aclarando que su pacto inicial "no estaba en vía muerta".

Los vetos cruzados entre los partidos convierten en imposible la tarea de investir a un presidente de Gobierno

La opción defendida por Pedro Sánchez de sumar a "199 diputados o más" ha sido finalmente inviable, ante su rechazo de contar con los grupos nacionalistas para formar un gobierno de izquierdas, sumar al PP al acuerdo con Ciudadanos y los vetos cruzados de la formación naranja y morada. La última iniciativa para conformar gobierno ha sido protagonizada por Compromís. El partido de Mónica Oltra y Joan Baldoví envió esta misma mañana a "las formaciones progresistas y del cambio" un documento con el que pretendían alcanzar el "Pacto del Pardo", imitando la fórmula valenciana en el gobierno autonómico de la Generalitat. Ciudadanos rechazó valorar el texto, que describió como "tres páginas para gobernar cuatro años seis partidos". El PSOE, por su parte, aceptó 27 de las 30 propuestas, con matizaciones en la derogación de la reforma laboral, las medidas antidesahucios y la modificación del artículo 135 de la Constitución.

elecciones del 20-D
Fotografía elaborada a partir de las imágenes del Ministerio de Cultura, Carlos Delgado, PSOE Extremadura y el European People's Party.

El grupo de Sánchez devolvió el documento a Compromís pidiendo un apoyo a dos presupuestos para "estabilizar" el gobierno, que estaría formado por socialistas e independientes. En caso de aceptarlo, el líder del PSOE también propuso someterse a una cuestión de confianza en junio de 2018. El rechazo de este partido a que otros grupos entraran en el gobierno fue calificado por Oltra "como un insulto". Iglesias, por su parte, dijo "comprender la frustración" de la política valenciana y acusó al PSOE de negarse al acuerdo. Tras su reunión con el rey, Pedro Sánchez ha señalado que España queda "abocada a nuevas elecciones" por "el bloqueo de Rajoy e Iglesias". El presidente del Gobierno en funciones ha manifestado que "por suerte no hubo un pacto de izquierdas", culpando al PSOE de "no querer sentarse a negociar". En resumen, durante las últimas horas, todos los partidos políticos se han echado la culpa entre ellos achacándose mutuamente la nueva convocatoria electoral.

La campaña preelectoral ha empezado: todos se culpan de la nueva convocatoria de elecciones

Como resultado, el rey "ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza". Tras el comunicado de la Casa Real, Felipe VI ha informado a Patxi López, presidente del Congreso de los Diputados, que "no formula una propuesta de candidato a la Presidencia de Gobierno". El político vasco ha señalado en rueda de prensa posterior que "quedan a la espera de que el día 2 se disuelvan Cámaras y convoquen elecciones". En su opinión, la situación genera "frustración y cabreo" en la ciudadanía.

El escenario de ingobernabilidad, salvo sorpresa de última hora, conducirá a la hoja de ruta que marca la Constitución. El 2 de mayo, cuando se cumplen dos meses del primer debate de investidura, Patxi López enviará al rey el decreto de disolución de las Cortes Generales, lo que supondrá en efecto una nueva convocatoria de elecciones para el próximo 26 de junio. Queda por ver cómo afectan los últimos meses de vaivenes políticos a la participación y a los resultados de los comicios, dado que según las encuestas realizadas, la abstención podría aumentar. De convocarse de nuevo unos comicios, tampoco está claro si las formaciones concurrirán de la misma manera. Podemos e Izquierda Unida podrían concurrir de forma conjunta y el PSOE organizará de nuevo primarias, aunque todo apunta a que Sánchez podría repetir como candidato. Sea como fuere, lo que parece es que la película Groundhog Day se ha hecho realidad en España. Al menos, a nivel electoral.

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