Alberto Núñez Feijóo, que era candidato a la presidencia del Gobierno de España por el Partido Popular, ha acudido hoy a una entrevista en Espejo Público, en la que ha hecho sus primeras declaraciones de este tipo después de la investidura de Pedro Sánchez como presidente. En dicha entrevista ha hecho referencia a algunas de las declaraciones de Sánchez durante el debate investidura, haciendo alusión especialmente a sus carcajadas en una de las intervenciones en las que se dirigió a él. Según Feijóo, no es forma de comportarse en el Congreso y podría tratarse de una risa patológica. Incluso anima al programa a invitar a un especialista médico para que valore si el presidente del Gobierno podría estar enfermo.

Esto, como es lógico, ha despertado bastante hilaridad en redes sociales. En la intervención a la que hace referencia, Pedro Sánchez bromeaba sobre las declaraciones de Feijóo en las que dijo que si no es presidente es porque no quiere. El mero hecho de recordarlo provocó una carcajada al presidente del Gobierno, que contagió a buena parte de los asistentes. Que ahora Feijóo se defienda argumentando que podría ser una risa patológica no hace más que despertar nuevas carcajadas. ¿Pero podría estar en lo cierto?

No hace falta un artículo científico para saber que no lo está. La de Pedro Sánchez no es una risa patológica, sino una carcajada fruto de una situación bastante cómica. Pero, dejando eso a un lado, ¿pueden existir risas asociadas a enfermedades? Lo cierto es que sí, aunque, insistimos, no tienen nada que ver con la de Pedro Sánchez en el debate de investidura.

Carcajadas sin control en el cine

En el debate de investidura no, pero en una película relativamente reciente y muy taquillera sí que vemos un ejemplo que podría ser real de risa patológica. Concretamente, en Joker. 

Su protagonista, Arthur Fleck, tiene claramente varios problemas de salud mental, pero al principio lo único que vemos es que sufre ataques de risa incontrolables, normalmente asociados a una situación de mucha tensión emocional. Tal es su enfermedad que debe llevar consigo una tarjeta en la que pone que no se está tomando a risa a nadie, sino que tiene un trastorno neurológico que le provoca esas carcajadas.

Este trastorno, aunque no se menciona directamente en la película, podría ser la epilepsia gelástica. Se trata de un tipo de epilepsia cuyo principal síntoma es esa risa patológica, imposible de controlar. Aunque también puede ir acompañado de otros síntomas como episodios de ira e irritabilidad. Todo lo que vemos en el Joker. 

Pero la epilepsia gelástica no es la única enfermedad que pueda llevar asociada la risa patológica. Para que la risa se considere como tal, debe producirse sin motivo, sin ser proporcional al estímulo emocional que supuestamente la ha desencadenado, y de forma desenfrenada e incontrolada. Es cierto que hay personas que tienen más dificultad para contener la risa. Sobre todo en una situación de nerviosismo. ¿Quién no ha pasado por uno de esos ataques de risa casi incontrolable en una situación vergonzosa?

Estos, generalmente, sí tienen un origen que a veces resulta muy pequeño, pero puede magnificarse por una situación de nerviosismo. Quizás sería ese el caso de Pedro Sánchez. El debate de investidura, a pesar de que parecía tenerlo todo bajo control, no deja de ser una situación estresante. Eso pudo magnificar la carcajada, pero su origen estaba más que justificado.

Joker
El Joker podría tener epilepsia gelástica.

Otras causas de risa patológica

Además de la epilepsia gelástica, otras enfermedades neurológicas que pueden ir acompañadas de risa patológica son la parálisis bulbar y pseudobulbar y la enfermedad vascular cerebral. 

La primera se da por una lesión unilateral o bilateral de las vías motoras corticobulbares, que se encargan de los movimientos voluntarios del cuello y el rostro. Entre estos, por supuesto, se encuentra la risa. Puede estar asociado a muchas enfermedades, que van desde la arterioesclerosis hasta el infarto cerebral, pasando por la esclerosis múltiple.

En estos casos puede haber un estímulo, pero la risa es exageradamente desproporcionada. No como cuando estamos en una situación en la que sabemos que no debemos reírnos y reímos cada vez más. Es algo que claramente se ve como patológico.

En cuanto a la enfermedad vascular cerebral, la afectación de los vasos sanguíneos cerebrales puede causar síntomas como una risa patológica descontrolada, que se alarga durante horas. 

Pero los trastornos neurológicos no son los únicos que pueden causar risa patológica. También ocurre, por ejemplo, con enfermedades mentales, como la esquizofrenia o la narcolepsia. En el primer caso, la risa aparece de forma repentina, los pacientes no saben por qué se ríen, pero se sienten obligados a seguir haciéndolo. Con la narcolepsia pasa algo muy diferente. La somnolencia constante provoca una pérdida de tono muscular, que puede provocar esta apariencia similar a la risa. Pero en realidad ni siquiera es risa como tal. 

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¿Qué le pasa a Pedro Sánchez?

En resumen, sí, existe la risa patológica. Y no, a Pedro Sánchez no le pasa nada. Utilizar la salud mental o neurológica para atacar a un contrincante político, habiendo tantas personas con una afectación real, es de una moralidad cuestionable. Disfrutemos de la risa. Cuando llega de forma saludable, es una de las sensaciones más maravillosas que puede vivir el ser humano.

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