¿Existe algo más aterrador que un arma accionada en la Tierra? Sí, un arma accionada en el espacio. Suena innecesario, conspiranoico y sumamente peligroso, pero estamos hablando de una idea que se ha evaluado, desarrollado y ejecutado en la vida real. La Unión Soviética carga, hasta aquí, con el único antecedente de un país que ha llevado un cañón fuera de nuestro planeta, y lo ha disparado. Hablamos del Rikhter R-23.

La historia es bastante peculiar y tiene los tintes típicos de cualquier otra anécdota relacionada con la Guerra Fría. Y si bien muchos de los detalles relacionados con esta iniciativa aún son motivo de especulación, con el correr de los años se ha liberado algo de información que permite pintar una imagen bastante realista de este suceso.

En una época de tensión creciente entre Estados Unidos y la Unión Soviética, especialmente por poderío e injerencia militar global, la carrera espacial cumplió una labor trascendental. A lo largo de las décadas de 1960 y 1970, norteamericanos y soviéticos compitieron a cara descubierta por la conquista del espacio. Por lo que, más allá de tratar de vencer a su rival por la vía científica y tecnológica, solo era cuestión de tiempo para que alguno de los bandos explorara el lado armamentístico de esta cuestión.

Así fue como en junio de 1974 la Unión Soviética lanzó la estación espacial Salyut 3. La misma formaba parte del programa homónimo, que consistía de una serie de laboratorios de investigación científica tripulados. Sin embargo, la Salyut 3 no tenía fines civiles como se había informado públicamente; se trataba de una estación de reconocimiento militar que formaba parte del programa secreto Almaz.

Por ello, además de un equipamiento conformado por distintas cámaras y sensores, la Salyut 3 tenía la particularidad de llevar un cañón integrado. ¿El motivo? Supuesta "autodefensa".

La Unión Soviética es el único país que ha disparado un arma en el espacio

Unión Soviética | Rikhter R-23
Insignia del programa Salyut (Wikimedia Commons)

Según la información disponible, el Rikhter R-23 no se desarrolló con el fin específico de ser utilizado activamente en el espacio. Se trata de un arma automática creada por KB Tochmash, buró de diseño de armas radicado en Moscú y por entonces conducido por Alexander Nudelman. Su implementación original fue en el Tupolev Tu-22, un bombardero supersónico que lo incorporaba en la torreta de cola.

Entre las varias particularidades de este arma se menciona que era operado por gas y que podía disparar unas 2.000 balas por minuto, a unas 2.600 revoluciones por minuto (rpm). Sin embargo, no se sabe qué tanto difirió la versión montada en la Salyut 3 de la que se utilizó originalmente en la aviación militar de la Unión Soviética.

Lo que sí se ha mencionado es que, como el cañón se ubicaba en el frente de la estación espacial, era necesario cambiar su altitud por completo para poder apuntar hacia un determinado objetivo. No obstante, nunca se planeó dispararlo con la tripulación dentro de la Salyut 3, ya que existía gran preocupación por la vibración que se podría generar por el accionar del arma, máxime si ello podía comprometer la estructura en órbita.

Por ello, cuando la Unión Soviética efectivamente la utilizó, los disparos se realizaron a control remoto desde la Tierra.

El espacio como 'campo de tiro'

La Salyut 3 estuvo apenas siete meses en el espacio, recibiendo únicamente a la tripulación de la misión Soyuz 14. La Unión Soviética intentó llevar más misiones a esta estación espacial, pero la Soyuz 15 falló en sus intentos de acople y debió ser abortada. Tras esta situación, se decidió que ya no se enviarían más cosmonautas.

Así, también se determinó que se probaría el arma en el espacio antes de que la estación fuese desorbitada y estrellada contra el Océano Pacífico. Aquí los reportes son bastante imprecisos: todos coinciden en que el cañón Rikhter R-23 efectivamente se disparó el 24 de enero de 1975, apenas horas antes de decretar el reingreso de la Salyut 3. Sin embargo, las condiciones de la prueba son motivo de disputa.

Algunos reportes afirman que solo se efectuó un disparo, mientras que también se dice que se liberaron tres ráfagas diferentes. La cantidad de balas también se ha discutido, con reportes de que solo se utilizaron algunas (alrededor de 20, supuestamente) y otros de que se vació el cargador. Sí se menciona que los encargados de la sesión de tiro debieron encender los propulsores de la estación espacial durante los disparos, para contrarrestar el efecto de "culatazo" por la potencia del cañón.

¿Se utilizó algún objetivo en particular? ¿O se disparó al vacío del espacio? Dichos detalles, así como los resultados obtenidos, nunca se han desclasificado; ni siquiera tras la disolución de la Unión Soviética.

Photo by Steve Harvey on Unsplash

Una historia envuelta en muchos secretos

El caso de la Salyut 3 y su cañón Rikhter R-23 es de las tantísimas historias que arrojaron los años de la Guerra Fría. No sería de extrañar que existan otras similares que involucren no solo a la Unión Soviética, sino también a Estados Unidos. Incluso se ha llegado a hablar de que el paso siguiente de los soviéticos era armar sus satélites con misiles, aunque nunca se comprobó.

Sin embargo, también es de notar que las acusaciones cruzadas por la militarización del espacio no han desaparecido pese al paso de los años. En abril pasado, el Pentágono elaboró un informe donde expresó su preocupación por el aparente incremento en la cantidad de armas láser que China y Rusia habrían desarrollado para inutilizar los satélites de Estados Unidos. Aunque, en este caso, las partes acusadas ya no tendrían que enviar sus armas al espacio, sino que las podrían disparar desde la Tierra.

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