Las virtudes del SR-71 Blackbird de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ya son conocidas. El mítico avión norteamericano era capaz de volar sostenidamente por encima de Mach 3 a casi 27.000 metros de altura, lo que básicamente lo hacía inalcanzable para cualquier otra aeronave contemporánea. Esto le permitía realizar operaciones de vigilancia muy arriesgadas, cruzando espacios aéreos "no amistosos" sin sufrir siquiera un rasguño y dejando en ridículo cualquier intento de interceptarlo o derribarlo. No obstante, sí han existido proyectos que buscaron demostrar que la aeronave de Lockheed Martin no era imbatible, y uno de los más interesantes derivó en la creación del Mikoyan MiG-31 Foxhound.

El caso del MiG-31 es muy interesante. El caza fue diseñado por la Unión Soviética tomando como base el MiG-25, uno de los desarrollos más temidos por la OTAN durante la Guerra Fría, pero con características todavía más impactantes. Al día de hoy permanece en actividad —principalmente en la Fuerza Aérea de Rusia— y es considerado uno de los aviones de combate más rápidos del mundo. El interceptor tiene una velocidad máxima limitada a Mach 2.83 para evitar posibles problemas de motor y fuselaje, pero cuenta con una relación sustentación/resistencia suficiente para desempeñarse por encima de Mach 3.

Si bien las aeronaves nunca tuvieron un enfrentamiento real cara a cara mientras fueron contemporáneas, sí existen registros de algunos encuentros "cercanos". Y si el MiG-31 nunca le disparó un misil al SR-71 Blackbird fue, simplemente, porque el avión estadounidense se abstuvo de entrometerse dentro de los límites de la URSS.

El MiG-31, sucesor del temido MiG-25

MiG-31 | SR-71 Blackbird
Foto: Vitaly Kuzmin (Creative Commons 3.0 BY-SA)

Si hablamos de cazas desarrollados por la Unión Soviética durante la Guerra Fría, probablemente ninguno haya sido tan temido como el MiG-25. Como todo proyecto de esa época, el Foxbat, se vio envuelto en una maraña de misterios y verdades a medias, y los países de la OTAN recién pudieron tomar verdadera dimensión de sus capacidades cuando el piloto Viktor Belenko desertó a Japón en 1976.

Pero por sorprendente que resultaran las características del MiG-25, no estaba exento de problemas. Si bien era capaz de volar a Mach 3.2, su velocidad máxima había sido limitada a Mach 2.83, pero ni siquiera así podía sostenerla por períodos demasiado largos. No solo porque acarreaba problemas para el turborreactor que lo potenciaba, sino porque la aeronave también carecía de maniobrabilidad al operar a velocidad de intercepción.

No sorprende, entonces, que la Unión Soviética haya comenzado a trabajar en un sucesor cuando llevaba unos pocos años en funciones. Así fue como nació el MiG-31, que partió de la base del MiG-25 y mantuvo muchas de sus grandes cualidades, pero mejoró en aspectos claves como la fiabilidad, el rango de alcance y el instrumental.

Principales diferencias entre ambas aeronaves

Si bien el MiG-31 incorporó elementos de diseño propios, su similitud estética con el MiG-25 es innegable. Sin embargo, más allá de los parecidos o las leves diferencias de tamaño, existen varios aspectos técnicos que diferencian a ambos interceptores. Los repasamos.

MiG-31MiG-25
Tripulación2 (Piloto y oficial de sistemas de combate)1 (Piloto)
Motores2 motores turbofán Soloviev D-30F6 con sistema de poscombustión, capaces de generar hasta 34.000 libras-fuerza de empuje cada uno.2 turborreactores Tumansky R-15B-300 con sistema de poscombustión, capaces de generar hasta 22.500 libras-fuerza de empuje cada uno.
Velocidad máximaMach 3.2, pero limitada a Mach 2.83 para evitar problemas de motor y fuselaje.Mach 3.2, pero limitada a Mach 2.83 para evitar problemas de motor y fuselaje.
Alcance3.000 kilómetros con dos tanques de combustible externos, extensible hasta 5.400 kilómetros con un repostaje en pleno vuelo.1.860 kilómetros en vuelo subsónico, o 1.630 kilómetros a Mach 2.35.
Techo de vuelo25.000 metros de altura.20.700 metros de altura, equipado con 4 misiles. Podía alcanzar los 24.000 metros si reducía su armamento a solo dos misiles.
Régimen de ascenso288 metros por segundo.208 metros por segundo.

Independientemente de lo citado en la tabla anterior, otros dos puntos remataban la historia a favor del MiG-31: radar y armamento. En lo que respecta al primero, el interceptor incorporaba un radar pasivo de barrido electrónico BRLS-8B Zaslon, mucho más capaz que el Smerch-A2 con válvulas de vacío del MiG-25.

Mientras que en el segundo punto destacaba por la inclusión de los misiles aire-aire R-33. En su versión original, estos se podían lanzar desde unos 120 kilómetros de distancia de su objetivo y alcanzaban una velocidad máxima de Mach 4.5. Según los pilotos soviéticos de la época, ni siquiera el SR-71 Blackbird podría haber escapado de uno de estos misiles. En tanto que Estados Unidos nunca le ha dado demasiado crédito a dicha afirmación.

Nunca sabremos si alguna de las dos partes tiene más razón que la otra, porque el MiG-31 jamás le disparó un R-33 al avión estadounidense.

Encuentros cercanos (y no tanto)

El MiG-31, fotografiado en los ochenta en pleno vuelo. Foto: Dominio público.

Con orgullo, Estados Unidos remarca que el SR-71 nunca fue derribado por fuego enemigo, y que ha sido capaz de aprovechar su brutal velocidad para escapar de los más de 4.000 misiles que le han disparado a lo largo de su historia. Mientras que quienes servían a la disuelta Unión Soviética aseguran que si nunca lo derribaron con el MiG-31 fue, simplemente, porque no violó su espacio aéreo.

Tengamos en cuenta que las misiones estadounidenses de reconocimiento cambiaron desde que un avión espía U-2 fue derribado sobre territorio soviético en 1960. La situación escaló la crisis diplomática entre ambas potencias y obligó a los norteamericanos a adoptar el Programa de Operaciones de Reconocimiento Aéreo en Tiempo de Paz. Esto significaba espiar sobre la URSS apenas desde afuera de sus límites territoriales, en misiones donde cada giro en el recorrido debía calcularse al milímetro para evitar una intercepción enemiga que derivase en el uso de armamento.

No olvidemos que el SR-71 Blackbird no tenía armas y sus contramedidas eran limitadas, por lo que solo dependía de su velocidad para escapar del fuego enemigo. ¿Hubiese sido suficiente para huir de un misil R-33 disparado por un MiG-31 soviético? El expiloto Mikhail Myagkiy asegura que no.

En el libro Lockheed Blackbird: Beyond the secret missions, de Paul F. Crickmore, Myagkiy aseguró haber interceptado al SR-71 Blackbird en 14 oportunidades a bordo de un MiG-31, entre 1984 y 1987. Sin embargo, solo una vez logró observar con claridad al avión de reconocimiento estadounidense: el 31 de enero de 1986.

En su relato, el expiloto ruso explicó que las misiones de intercepción del MiG-31 contra la aeronave de Lockheed Martin estaban cronometradas. Una vez que sonaba la campana que alertaba que un SR-71 estaba en camino, los pilotos tenían exactamente 16 minutos para despegar. Incluso indicó que se rompían muchas prácticas comunes, como la dirección de despegue o la limitación de altitud para la transición al vuelo supersónico.

"Como de costumbre, ejecutamos una 'carrera de puntería' desde 16.000 metros, ganando altitud hasta los 18.900 metros. Después de acercarnos a 60 kilómetros, vi la estela del SR-71 en un curso de intersección. Informé el rumbo a mi oficial de sistemas de combate por el intercomunicador: '¡Tengo visibilidad!'. Una estela a 22.000 o 23.000 metros es muy rara, pero ese día el clima era excelente y el aire era transparente, y la estela era claramente visible. Pasé por debajo del avión espía: estaba a 3.000 o 4.000 metros por encima de nosotros, e incluso logré distinguir su silueta negra. El SR-71 volaba sobre el océano con mucho cuidado en una ruta a 60 km de la costa y paralela a ella. Informé que volveríamos al puesto de comando y salí de los postquemadores. Habíamos estado en el aire durante 15 minutos y 40 segundos. El Blackbird volaba en su ruta normal, sobre aguas neutrales, y no tenía sentido seguirlo".

Mikhail Myagkiy, expiloto del MiG-31, sobre su intercepción más clara al SR-71 Blackbird.
MiG-31 | SR-71 Blackbird
El SR-71 Blackbird, la joya de la Fuerza Aérea de Estados Unidos durante la Guerra Fría.

Al recordar las intercepciones del MiG-31, los pilotos estadounidenses no tenían una imagen demasiado dramática sobre el peligro que podría representar para el SR-71 Blackbird. Así rememoró el expiloto Ed Yeilding un encuentro con el interceptor soviético mientras volaban sobre el mar de Barents:

"Confiaba que el caza soviético no dispararía sus misiles mientras nos mantuviéramos en nuestra ruta habitual, pero también sabía que él o sus controladores terrestres podrían confundir nuestra posición con estar más cerca de lo que realmente estábamos. En la década de 1980, no estábamos demasiado preocupados por los misiles siempre que mantuviéramos nuestra gran altitud y alta velocidad. De mis años anteriores de intercepciones de vuelo en el caza F-4, sabía que el MiG-31 aún tendría dificultades para maniobrar hasta la trayectoria de lanzamiento requerida, incluso si conocía nuestra ruta de vuelo exacta.

Además, en el aire enrarecido a gran altitud, creíamos que la maniobrabilidad del misil, el alcance y las espoletas de proximidad no eran adecuadas para derribar al Blackbird volando a Mach 3. Para los misiles guiados por radar, nuestra baja reflectividad disminuía aún más su letalidad, y teníamos la capacidad de interferir el radar para mayor seguridad. Sabía que nuestra estela podría ayudarlo a tenernos en el punto de mira para un misil buscador de calor. No teníamos defensas como bengalas contra misiles de este tipo, pero, nuevamente, creíamos que su 'probabilidad de matar' era muy baja debido a nuestra alta velocidad y altitud".

Ed Yeilding, expiloto del SR-71 Blackbird, sobre uno de sus encuentros con un MiG-31.

El MiG-31, más allá del SR-71 Blackbird

Si bien el MiG-31 nunca pudo cumplir su objetivo primario de derribar al SR-71 Blackbird en caso de ser necesario, su uso ha sobrevivido al final de la Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética. El caza interceptor se fabricó hasta 1994 y actualmente continúa en servicio en las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa. Con el correr de los años ha recibido varias mejoras y actualizaciones, y parece que todavía tiene hilo en el carretel. Es que las autoridades rusas de Defensa aseguran que la aeronave puede continuar en servicio al menos hasta 2030.