En el pasado hemos hablado de las enormes virtudes del SR-71 Blackbird, el avión de reconocimiento estadounidense que podía volar sostenidamente por encima de Mach 3. Capaz de escapar de los misiles gracias a su bestial velocidad, mucha de su tecnología continúa siendo confidencial hasta la actualidad. Sin embargo, pese al secretismo tras su desarrollo e historial de operaciones, no ha sido inmune a los intentos de espionaje, tanto propios como ajenos.

En 1985, por ejemplo, un sargento administrativo de la Base de la Fuerza Aérea Beale, en California, trató de vender secretos del SR-71 Blackbird a la Unión Soviética. Sin embargo, terminó siendo delatado por los propios soviéticos, quienes dieron aviso a los servicios de inteligencia estadounidenses.

Sí, leíste bien. En plena Guerra Fría, un miembro de la Fuerza Aérea de Estados Unidos intentó vender información clasificada de uno de los desarrollos aeronáuticos más importantes del siglo XX a la URSS, y esta se negó. Pero no solo eso, sino que además ayudó a entregar al traidor a las autoridades.

Un intento de espionaje sobre el SR-71 Blackbird que salió muy mal

SR-71 Blackbird

Esta peculiar situación quedó reflejada en el libro SR-71, The Blackbird, Q&A, que el expiloto Terry Pappas publicó en 2012. Allí explicó que el intento de vender los secretos del avión supersónico fue obra de un empleado agobiado por problemas económicos. En un manotazo de ahogado, trató de obtener dinero entregándoles datos secretos a la Unión Soviética. Pero lo hizo del modo más torpe posible.

"Uno de los sargentos administrativos asignados a la unidad estaba en apuros financieros. Pensó que la información altamente secreta que tenía sobre el SR-71 Blackbird podría venderse. Llamó al consulado soviético en San Francisco y propuso que le dieran 100.000 dólares por varios documentos clave relacionados con la aeronave. Los soviéticos pensaron que este tío estaba trastornado, por lo que notificaron a la inteligencia estadounidense. Fue atrapado y consiguió un billete de ida a Leavenworth.

¿Qué tan segura era la información ultrasecreta? En la Base de la Fuerza Aérea Beale, en California, había un candado de cifrado para ingresar al edificio. Había otra cerradura para entrar al salón donde estaba nuestro escuadrón. Luego teníamos una habitación separada, donde había cajas fuertes que recubrían la pared. Cada piloto y RSO [Oficial de sistemas de reconocimiento] tenía su propia caja fuerte, y para tener acceso a ella primero debía abrirse una caja fuerte aún más grande. ¿Qué guardaban ahí? Su lista de verificación, entre otras cosas. La seguridad era primordial en todo el programa SR-71".

Terry Pappas, en SR-71, The Blackbird, Q&A.

Lógicamente, no existen muchos más detalles sobre esta historia. Según menciona Pappas, se condenó al sargento a 25 años de trabajos forzados en Leavenworth, Kansas. Dicha ciudad es muy conocida por contar con múltiples prisiones y centros de detención; entre ellos, el Cuartel Disciplinario de Estados Unidos en Fort Leavenworth.

El otro punto llamativo es por qué la Unión Soviética dejó escapar la posibilidad de comprar secretos del SR-71 Blackbird. Si bien no existe una respuesta específica, es probable que haya sucedido para evitar un incidente con posibilidades de escalar rápidamente. Toda la presencia diplomática de la URSS en Estados Unidos se encontraba bajo una estricta vigilancia. Por ello, los servicios de inteligencia interceptarían fácilmente una llamada telefónica ofreciendo información confidencial. Así, es probable que lo más "sano" para los soviéticos fuera denunciar el intento de espionaje y dejar que las autoridades locales lo resolvieran.

O, tal vez, pensaron que el escenario era demasiado bueno para ser cierto, y que podía ser una trampa tendida por los propios estadounidenses.

No se trató de un caso aislado

Bombardero furtivo B-2 Spirit.

Solo un año antes de que un sujeto tratara de vender los secretos del SR-71 Blackbird a la Unión Soviética, Estados Unidos había tenido que afrontar un caso similar. Aunque en este caso con el bombardero furtivo B-2 Spirit.

En 1984, un ingeniero aeronáutico llamado Thomas Patrick Cavanagh vendió los secretos de dicha aeronave a los rusos a cambio de 65.000 dólares. Sin embargo, los compradores eran, en realidad, infiltrados norteamericanos que lo estaban investigando. Condenado a cadena perpetua por espionaje, posteriormente se supo que fue un intento desesperado del susodicho de conseguir dinero para pagar su divorcio.

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