El listado de aeronaves desarrolladas en el transcurso de la Guerra Fría es impactante. La lucha de poderes y el temor a un conflicto nuclear empujaron a Estados Unidos y la Unión Soviética a estar a la vanguardia tecnológica y armamentística, dando vida a máquinas sencillamente espectaculares. Del lado ruso, un avión que hasta el día de hoy continúa robándose todas las miradas es el Tupolev Tu-95, designado como Bear (Oso) por la OTAN.
Se trata de un bombardero estratégico y portamisiles con más de 70 años en el aire, y todo apunta a que continuará en servicio por un largo tiempo más. Dueño de una apariencia inconfundible, posee varias características que lo convierten en uno de los aviones militares más peculiares que siguen en actividad. La más importante, sin dudas, es que se trata del único bombardero turbohélice que continúa en uso a nivel mundial.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, y con la creciente tensión entre estadounidenses y soviéticos, el diseño de nuevos bombarderos estratégicos tomó gran impulso. La permanente amenaza de una guerra nuclear alimentaba la necesidad de contar con aviones grandes, capaces de transportar cargas enormes y de recorrer largas distancias. En ese contexto fue que nacieron tanto el Tupolev Tu-95 como el Boeing B-52 Stratofortress.
Tupolev Tu-95, un ícono de la Guerra Fría que se mantiene vigente
Cuando Tupolev comenzó a desarrollar el Tu-95, ya contaba con experiencia en bombarderos de alcance intercontinental. Entre las directrices de la Unión Soviética para crear la nueva aeronave, se mencionaba que debía contar con una autonomía de al menos 8.000 kilómetros antes de requerir un repostaje. Además, tendría que ser capaz de transportar unos 11.000 kilogramos de armamento.
Así las cosas, el fabricante puso manos a la obra en 1950. El Tupolev Tu-95 tuvo su vuelo inaugural en noviembre de 1952, aunque no comenzó a ser producido en serie hasta 1956. Desde entonces, sirvió a la Unión Soviética principalmente en misiones de vigilancia marítima y como parte de la división a cargo del patrullaje de largo alcance.
Esto último le ha llevado a tener varios encuentros cercanos con cazas de Estados Unidos y sus aliados, tanto en plena Guerra Fría como en años más recientes. Tengamos en cuenta que, si bien las actividades de patrullaje de largo alcance se suspendieron en 1991 con la disolución de la URSS, fueron reinstauradas por Vladímir Putin en 2007, durante su primer periplo como presidente de Rusia. Por ello, suele ser común ver al Tupolev Tu-95 acechando los límites del espacio aéreo de la OTAN.
En el siguiente vídeo se lo puede ver escoltado por los F-22 Raptor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, cerca de las costas de Alaska.
En este otro vídeo, se puede ver un caso más antiguo, cuando todavía existía la URSS. La intercepción se realizaba con cazas F-15 Eagle, con la particularidad de que los pilotos estadounidenses contaban sobre sus amistosos intercambios con sus pares soviéticos en pleno vuelo.
"Normalmente, solo cumplimos nuestra misión: interceptamos, tomamos fotografías y los observamos. Pero los hemos visto saludar; he visto latas de Coca-Cola, y hasta a un sujeto mostrándonos una revista Newsweek. Creo que para ellos es tan emocionante como para nosotros", indicaba uno de ellos en el clip.
Alas en flecha y un peculiar sistema turbohélice
A diferencia de otros bombarderos estratégicos de la época, el Tupolev Tu-95 destacó por su peculiar apariencia. La implementación de alas en flecha, en un ángulo de 35°, sumada al uso de cuatro motores turbohélice, hicieron a la aeronave fácilmente reconocible. No obstante, lo que realmente llama la atención es el sistema de hélices contrarrotativas. Cada motor cuenta con dos hélices de cuatro palas que giran en sentido opuesto entre sí.
Los motores elegidos para este bombardero fueron los Kuznetsov NK-12, que originalmente generaban alrededor de 12.000 caballos de potencia cada uno. Con el correr de los años, la planta motriz evolucionó para reducir las vibraciones y llevar su potencia más cerca de los 15.000 HP.
Se estima que el alcance del Tupolev Tu-95 ha superado largamente las especificaciones provistas originalmente por la Unión Soviética para su desarrollo. La variante MS, que comenzó a volar en la década de 1980, tiene una autonomía listada de 15.000 kilómetros y puede transportar hasta 15.000 kilogramos de armamento, dependiendo de la combinación elegida.
Tengamos en cuenta que, si bien la aeronave dispone de una bahía interna para cargar el material bélico, también posee puntos de anclaje bajo las alas. Desde el comienzo de sus operaciones, ha sido principalmente utilizado con una variedad de misiles crucero aire-superficie, incluso aquellos capaces de transportar ojivas nucleares. En la cola, en tanto, cuenta con una torreta con dos cañones automáticos de 23 milímetros como método de defensa contra interceptores.
Vale destacar que el Tupolev Tu-95 cuenta con una versión "hermana" llamada Tu-142, que es prácticamente idéntica, aunque con un fuselaje un poco más largo. Esta variante se desarrolló en los años sesenta, específicamente para uso naval, y al día de hoy continúa operando para la Armada rusa.
Principales especificaciones
Largo | 46,2 metros |
Alto | 12,1 metros |
Envergadura | 50,1 metros |
Propulsión | 4 motores turbohélice Kuznetsov NK-12 con sistema de hélices contrarrotativas |
Alcance | 15.000 kilómetros |
Techo de vuelo | 13.700 metros de altura |
Peso máximo al despegue | 188.000 kilogramos |
Velocidad máxima | 925 km/h |
Los ensayos para convertir al Tupolev Tu-95 en un avión nuclear
La década de 1950 dio inicio a la investigación para desarrollar aeronaves capaces de ser propulsadas por energía nuclear. La idea era seductora y abría un interesante abanico de posibilidades para el futuro de la aviación, especialmente aplicada a fines militares. Después de todo, dotar a un bombardero de una fuente de combustible inagotable se presentaba como un proyecto por el cual merecía la pena correr los riesgos asociados.
Así fue como investigadores soviéticos decidieron usar el Tupolev Tu-95 como plataforma de pruebas. Una versión modificada de la aeronave, identificada como Tu-95LAL, fue dotada de un reactor nuclear y voló por primera vez en 1961. No obstante, durante su uso no alimentaron los motores con energía nuclear, sino que realizaron experimentos para medir qué tan efectivos eran los métodos para aislar la cabina de la radiación.
Al parecer, la URSS intentó divulgar una falsa historia de que su intento por crear un avión nuclear había sido exitoso. El objetivo era asustar a Estados Unidos, por supuesto. Sin embargo, la realidad indica que el proyecto se abandonó sin que se lograran avances significativos.
La modernización y el futuro
Si bien ya pasaron más de 70 años desde el primer vuelo del Tupolev Tu-95, Rusia todavía está lejos de planear su retiro. Se estima que entre 1952 y 1993 se fabricaron más de 500 unidades de esta aeronave, aunque no está claro cuántas continúan en servicio. Algunas estimaciones indican que unas 60 estarían operativas.
Vale mencionar que la primera gran etapa de modernización del bombardero estratégico se inició en 2003. Desde entonces no solo se lo hizo compatible con sistemas de armas más modernos, sino que también se lo dotó de motores optimizados, sistemas de navegación actualizados y un nuevo radar pasivo de barrido electrónico. En 2021, se firmó un nuevo contrato para evolucionarlo a la variante MSM.
De acuerdo con la agencia de noticias TASS, la actualización de los Tupolev Tu-95 "aumentaría la precisión y confiabilidad de la navegación, extendería su vida útil y mejoraría sus características de despegue y aterrizaje". Así las cosas, se estima que podría continuar operando hasta 2040. De concretarse, seguiría compartiendo la patrulla de largo alcance rusa junto al Tupolev Tu-160 supersónico.
Pese a su extensa historia, el Tupolev Tu-95 vio acción en un conflicto bélico por primera vez en 2015, durante la guerra civil de Siria. En tanto que también habría sido utilizado durante los primeros días de la invasión de Rusia a Ucrania, en febrero de 2022.