En 1961, el cosmonauta Yuri Gagarin se convirtió en la primera persona en viajar al espacio. La primera mujer en salir de este planeta fue Valentina Tereshkova, también cosmonauta, en una misión realizada en 1963. Con respecto a los astronautas estadounidenses, el primer hombre que viajó al espacio fue Alan Shepard, quien realizó su viaje poco después de Gagarin, en 1961. En cambio, la primera astronauta estadounidense, Sally Ride, tuvo que esperar hasta 1983 para realizar su propia misión. Los primeros astronautas en la Luna fueron hombres. De hecho, hasta hoy ninguna mujer ha pisado nuestro satélite. Actualmente, las mujeres astronautas representan solo el 11% de todas las personas con esta profesión. Sin embargo, la ciencia apunta a que están mucho mejor preparadas para salir al espacio que los hombres.

Resulta paradójico, pero es así. Se han realizado ya varias investigaciones en este aspecto. La última, publicada en Nature Communications, analiza especialmente los cambios a nivel del sistema inmunitario.

Es importante destacar que es una investigación pequeña, pero se une a las que ya existen y aporta más datos para seguir trabajando en la misma línea. Está claro que, a pesar de que durante mucho tiempo se les considerase el sexo débil, las mujeres astronautas deberían haber irrumpido mucho antes en el espacio y, sobre todo, se les deberían haber dado más facilidades para que ese 11% fuese hoy una cifra mucho más alta. Y es que, lo que para muchos es una debilidad, en realidad es la base de su fortaleza. Veamos qué es exactamente lo que dice el estudio.

La fortaleza desconocida de las mujeres astronautas

Este estudio se centró sobre todo en los cuatro integrantes de la misión SpaceX Inspiration 4, que tuvo lugar en 2021. A bordo iban Jared Isaacman, Hayley Arcenaux, Sian Proctor y Christopher Senbroski. Dos hombres y dos mujeres. Se les tomaron muestras de sangre antes y después del vuelo espacial y los resultados se compararon con los de otros 64 astronautas, esta vez de la NASA.

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El estudio se basó sobre todo en los datos de la tripulación de SpaceX Inspiration 4

Así, se vio algo interesante. Como es lógico, todos ellos mostraban lo que se conoce como una firma de vuelo espacial. Es decir, cambios en marcadores asociados a la inflamación, el envejecimiento y la homeostasis muscular, entre otros. No obstante, esos cambios no fueron igual en los hombres y las mujeres astronautas.

En los primeros hubo muchas más alteraciones de su expresión génica. Este término hace referencia a los genes que se están utilizando en cada momento. Todas nuestras células tienen los mismos genes, pero no todos se utilizan en todas las células y en cualquier momento. Por ejemplo, los genes que portan las instrucciones para la síntesis de insulina están en todas las células, pero en una célula del ojo no se utilizarán nunca. Solo se usan en las del páncreas, que es el órgano que secreta esta hormona. Además, el páncreas no produce insulina constantemente. La frecuencia con la que lo hace depende mucho de la cantidad de glucosa que haya en sangre. Por eso, decimos que el gen para la insulina se expresa solo en el páncreas y únicamente cuando es necesario.

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Sally Ride fue la primera estadounidense en viajar al espacio

Según este estudio, los vuelos espaciales alteran notablemente la expresión de muchos genes en las células masculinas. Sobre todo se vieron grandes cambios en los que codifican la síntesis de proteínas como la interleucina 6, la interleucina 8 y el fibrinógeno. Estas tienen un papel esencial en la respuesta frente a infecciones, la inflamación y la coagulación sanguínea, respectivamente. Por eso, son procesos que se mantienen mucho más estables en las mujeres astronautas. 

¿A qué se debe todo esto?

Las causas de estas alteraciones no están del todo claras. No obstante, los autores de este último estudio consideran que puede tener que ver con el hecho de que las mujeres tienen un cuerpo preparado para el embarazo. Durante la gestación, el organismo se somete a grandes cambios. No se trata de radiación ni microgravedad, desde luego, pero sí que hay alteraciones en la dinámica de fluidos que en cierto modo se pueden comparar a las de los viajes espaciales. Sea cual sea la causa, son condiciones extremas. Parece que el cuerpo femenino está más preparado para el cambio. Por eso, las mujeres astronautas, aun teniendo también su propia firma de vuelo espacial, no experimentan cambios tan drásticos.

Valentina Tereshkova
Valentina Tereshkova fue la primera mujer en viajar al espacio.

Si ellas están más protegidas frente a la inflamación o las infecciones, está claro que se debería estar apostando para que haya más mujeres con esta profesión. Por supuesto, las cosas han cambiado mucho desde que Valentina Tereshkova se convirtió en la primera mujer en viajar al espacio. No obstante, los cambios sociales se gestan muy despacio. Aunque hoy se den las mismas oportunidades a hombres que a mujeres, sigue habiendo un trabajo importante de concienciación social y de muestra de referentes a las niñas para que entiendan que no solo pueden ser astronautas si lo desean y trabajan para conseguirlo. También tienen un cuerpo posiblemente mejor preparado que el de los hombres. 

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