Mujeres en el espacio

Alexander Mokletsov | Wikimedia Commons bajo licencia CC BY-SA 3.0

El 16 de junio de 1963 la Unión Soviética enviaba por primera vez al espacio a una mujer: la paracaidista de 26 años Valentina Tereshkova. Han pasado 55 años desde que Tereshkova hizo historia. Por un lado en ser la primera mujer y, por el otro, en ser la primera civil en salir al espacio.

Ella fue la piloto de la nave en la que viajó junto a otras dos mujeres. ¿El objetivo científico del viaje? Comparar los efectos de los vuelos espaciales en el cuerpo de las mujeres y con los que ya se habían visto en el de los hombres. Sin embargo, otra causa motivó enviar a estas tres mujeres al espacio: la propaganda.

La carrera espacial, en plena Guerra Fría, era una forma más de medir fuerzas entre el bando estadounidense y el soviético. De esta forma, la Unión Soviética demostraba a Estados Unidos que sus mujeres eran tan fuertes como sus hombres. Valentina terminó convirtiéndose en una heroína en su país y ya es recordada por lo que significó, pero la historia podría haber sido muy distinta si Estados Unidos hubiera aceptado a las Mercury 13 entre sus astronautas.

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Las mujeres que quisieron ir al espacio

El programa estadounidense Mercury 13, como cuenta en el documental con el mismo nombre en Netflix, nunca fue oficial porque la NASA consideraba que las mujeres no estaban cualificadas para ser astronautas. Es más, apenas un año antes de que Tereshkova saliera al espacio, estas trece mujeres llevaron ante el Congreso de Estados Unidos su situación: habían pasado las pruebas físicas del doctor Lovelace y todas eran pilotos, pero la NASA no quería contar con ellas para sus programas espaciales.

“Es un hecho. Los hombres vamos a la guerra y pilotamos los aviones y volvemos y ayudamos a diseñarlos, construirlos y probarlos. Que la mujer no esté en este campo es un hecho de orden social”, dijo ante el Congreso John Glenn, primer astronauta estadounidense en orbitar sobre la Tierra y considerado como un héroe por la opinión pública de la época, que no tuvo reparos en señalar que las mujeres deberían demostrar ser mejores que los hombres para que se las formara como astronautas. Todo esto sin tener en cuenta que a ellos, como hombres, no se les había prohibido ser pilotos de prueba en la II Guerra Mundial, situación que ellas sí habían vivido y que era un requisito que les era imposible reunir, a pesar de que sí tenían otros.

Mercury Eleven vs Mercury Thirteen

Por otra parte, si uno se fija en los resultado de las pruebas físicas de ambos grupos, se puede llevar una sorpresa. Se presentaron 32 hombres frente a las 23 mujeres a las que les hizo las pruebas Lovelace. De ellos, solo siete fueron escogidos para formar los “Mercury Eleven”, es decir, los primeros hombres estadounidenses que serían enviados al espacio. Sin embargo, en el caso de las mujeres, trece fueron capaces de superar los test del doctor Lovelace, como se señala en el documental de Netflix. Sin embargo, para la NASA esto seguía sin ser suficiente.

Tampoco pareció importarles que las mujeres destacaran en uno de los test relacionado con la ingravidez. Hombres y mujeres se metieron en una habitación con un tanque de agua que resultó ser una cámara de aislamiento sensorial para simular cómo se sentirían en el espacio. La prueba consistía en aguantar todo lo posible dentro del tanque y, en comparación, los hombres se dieron por vencidos mucho más rápido que las mujeres.

A las Mercury 13 se les negó la oportunidad de siquiera demostrar si eran o no mejores que los hombres, a pesar de que todas ellas ya habían pasado las mismas pruebas que sus compañeros masculinos del programa Mercury, ya que el doctor Lovelace era el que había diseñado y llevado a cabo los tests en ambos grupos. Estas trece mujeres vieron truncado su mayor sueño: pilotar una nave y convertirse en astronautas. Y, alguna de ellas, habría conseguido ser también la primera mujer en ir al espacio. A pesar de su lucha y de que los soviéticos se adelantaron enviando a Tereshkova, la NASA no contó con ellas hasta más tarde, negándoles también ir a la Luna. El satélite todavía no ha sido pisado por ninguna mujer.

Pioneras

En 1982, casi veinte años después del viaje de Tereshkova, se volvió a ver una mujer en el espacio. Y también era rusa: Svetlana Savítskaya, que además fue la primera en dar un paseo espacial.

Y no fue hasta 1983 que una mujer estadounidense pudo viajar al espacio exterior. Sally Ride, física, fue una pionera por este motivo, pero no era piloto. Después de ella, en 1992, viajó al espacio la primera mujer afroamericana, Mae Jemison. Era ingeniera química y poseía un doctorado en medicina, por lo que llevó a cabo varios experimentos sobre sus compañeros y ella misma durante las 190 horas que estuvo en el espacio.

La primera mujer de la Comunidad Europea despegó rumbo al espacio en 1991 y era británica. Helen Sharman, química, fue la también la primera mujer en visitar la estación espacial MIR. Mientras que en 1993 la NASA envió a la primera hispana al espacio: Ellen Ochoa, crecida en California, pero con abuelos mexicanos. Tan solo un año más tarde Chiaka Mukai, de origen japonés, se convirtió en la primera asiática en participar en una misión espacial.

Hubo que esperar hasta 1995 para ver a la primera estadounidense que pilotó un transbordador espacial, como las Mercury 13 deseaban. La pionera fue Eileen Collins que antes de despegar quiso dar reconocimiento a todas las mujeres que antes de ella habían luchado por sus derechos y, sobre todo, a las trece mujeres que en 1962 pidieron ante el Congreso que no se les impidiese ser astronautas. Collins volvió a hacer historia en 1999 cuando se convirtió en la primera comandante de una misión espacial.

Kalpana Chawla, de origen indio, fue la primera mujer de esta región en viajar al espacio en 1997. Era ingeniera aeroespacial y murió en la tragedia del Columbia en 2003, cuando regresaba de su segunda misión espacial. La francesa Claudie Haigneré no solo fue la primera mujer de su país en viajar al espacio sino que se convirtió, también, en la primera en visitar la Estación Espacial Internacional en 2001. Mientras que Anousheh Ansari no solo fue la primera musulmana en salir al espacio en 2004 sino que esta iraní también fue la primera turista en el espacio en 2006, aunque ella prefiere la denominación de “participante espacial”.

Mujeres en el espacio

En 2007 la estadounidense Peggy Whitson se convirtió en la primera mujer comandante de la Estación Espacial Internacional (ISS) y diez años después volvió a repetir, convirtiéndose en la primera que lo hace dos veces. Además, con 565 días en el espacio es la astronauta, hombre o mujer, que mayor tiempo ha pasado fuera de la Tierra.

En la actualidad que las mujeres vayan al espacio es un reto que se ha superado, solo hay que ver que la última en subir a la ISS ha sido Serena Auñón-Chancellor, astronauta de la NASA, que despegó el pasado 6 de junio. Sin embargo, la cantidad de hombres y mujeres que han visitado el espacio todavía está sin equilibrar: 498 hombres frente a las 60 mujeres que han surcado el cielo hasta el momento. ¿Se equilibrará la balanza algún día?