El pasado 3 de mayo, los habitantes de la ciudad de Yasuj, al oeste de Irán, vieron cómo una lluvia de peces caía del cielo después de unos días de inestabilidad meteorológica. Esto puede parecer una plaga bíblica, pero en realidad es algo que se ha documentado en más de una ocasión. Algunas, hace muchísimos siglos.

No se trata siempre de una lluvia de peces. También pueden caer del cielo otros animales, como ranas. Incluso se han documentado casos en los que cayeron trozos de carne del cielo. Esto último es más raro y obviamente desagradable. Lo otro no deja de ser una rareza curiosa, que por lo general siempre va acompañada de un tornado o una tromba de agua.

Ambos fenómenos se producen del mismo modo. La única diferencia entre uno y otro es que la tromba se produce en el mar y el tornado en tierra. Por lo demás, el resultado es una especie de torbellino que puede succionar todo lo que se encuentre a su paso, incluyendo pequeños animales que, de este modo, ascienden hasta incorporarse a las nubes y caer después en forma de lluvia.

El origen de la lluvia de peces

Tanto el tornado como la tromba marina se forman cuando una corriente de aire frío y seco y otra de aire húmedo y caliente chocan entre sí. Tras el choque, las dos corrientes empiezan a desplazarse en paralelo, pero con sentido contrario. Además, la fría, más pesada, va bajando y la caliente, más ligera, sube. Así, se va formando una especie de corriente de aire tubular que, al tocar el suelo, se transforma en un remolino. 

lluvia de peces
Se han documentado lluvias de peces durante siglos. Esta imagen pertenece al grabado "Pluie de poissons", de Olaus Magnus (1555).

Cuando esto ocurre, debajo de la corriente de aire frío puede quedarse atrapado algo de aire caliente, que inicialmente no podría subir. Sin embargo, al formarse el vórtice, encuentra un agujerito por el que puede colarse hacia arriba. Lo hace tan rápido que succiona todo lo que encuentra, como cuando aspiramos por una pajita. 

En el caso de la tromba marina, puede absorber agua junto a los peces incautos que nadan por ahí, ajenos a lo que ocurre sobre ellos. Después de subir un largo tramo, se encuentran con los cumulonimbos, que son las nubes a las que se suelen asociar los tornados. Una vez allí, se convierten en núcleos para la formación de más nubes. Debemos recordar que, normalmente, las nubes se forman a medida que las gotitas de agua se organizan en torno a partículas de la atmósfera, que actúan como núcleos. Por ese motivo, en algunos países con mucha sequía se ha probado a rociar la atmósfera con partículas que ayuden a que se generen más nubes y, con ellas, más probabilidad de lluvia.

En este caso, los peces, las ranas o el animal que sea se convierten en núcleos y quedan fijados en las nubes hasta que estas caen por su propio peso. Las nubes cargadas de animales pesan más, por lo que la lluvia de peces se produce rápidamente.

No se debe confundir con otras lluvias de animales

Ya hemos visto que la lluvia de peces, así como la de ranas, suele ir asociada a tornados o trombas marinas. No obstante, hay otras lluvias de animales con orígenes muy distintos.

lluvia de iguanas
En realidad, las lluvias de iguanas no caen del cielo. Crédito: John Cobb (Unsplash)

Por ejemplo, es el caso de las lluvias de iguanas que se han documentado en lugares como Florida. Puede parecer que estas también caen del cielo, como con la lluvia de peces, pero en realidad su origen está mucho más cerca: en las ramas de los árboles.

Las iguanas son animales incapaces de regular su temperatura, al contrario de lo que ocurre con otras especies, como los propios humanos. No pueden mantener una temperatura constante, por lo que se enfrían a temperaturas bajas y se calientan cuando estas ascienden. Es por eso que, cuando las temperaturas bajan mucho, se acaban congelando. La congelación les impide seguir aferradas a las ramas de los árboles, donde normalmente viven, de tal manera que acaban cayendo en forma de lluvia.

También se han documentado lluvias de arañas, pero en este caso se debe a la forma de migrar que tienen algunas especies de arácnidos, en el interior de unos globos de seda que pueden viajar a largas distancias a través del aire.

La lluvia de peces es mucho más parecida a una lluvia tradicional, pues sí que procede de las nubes. Cuando ocurre con ranas, es mucho más seguro, pues normalmente los animales caen vivos y pueden buscar por sí mismos un nuevo hogar. Los peces, aunque caigan vivos, si no caen al mar lo tendrán mucho más complicado para sobrevivir. Esa es la gran tragedia de este tipo de eventos. Por lo demás, no deja de ser una curiosidad meteorológica. 

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