It’s raining men, hallelujah, it’s raining men. ¿Quién no ha imaginado alguna vez cómo sería que este himno de las Weather Girls se hiciese realidad? Pero mucho tiene que liarla el cambio climático para que lluevan hombres. Lo que sí han empezado a experimentar ya en Florida es la lluvia de iguanas.

En los últimos años, con la llegada del otoño las iguanas congeladas comienzan a caer del cielo, dando más de un susto a los viandantes de ciudades como Miami. Los vecinos ya conocen a este fenómeno como la lluvia de iguanas e incluso lo utilizan para pronosticar el tiempo, pero lo cierto es que no se trata de una lluvia como tal.

Los reptiles no vienen del cielo y no tienen nada que ver con las nubes. En realidad, caen directamente de los árboles, donde habían permanecido tranquilas todo el verano, hasta la llegada de unas temperaturas demasiado bajas para su cuerpo, incapaz de regular el calor. No debemos olvidar que las iguanas en Florida son especies invasoras, de manera que, a pesar de su capacidad para reproducirse rápidamente en este entorno, no están adaptadas a los drásticos cambios de temperatura que tienen lugar con la llegada del otoño. A eso se debe la lluvia de iguanas, ¿pero qué más debemos saber al respecto?

Los reptiles invasores de Florida

Una especie se considera invasora cuando llega de forma intencional o no intencional a un hábitat que no es el suyo y se reproduce con éxito, desplazando a las especies que sí son autóctonas. Este desplazamiento puede ser por muchos motivos, que van desde la competición por recursos hasta el contagio de enfermedades o la depredación.

En el caso de Florida, es un paraíso para los reptiles invasores, por muchos motivos. Para empezar, por su clima templado y húmedo. Pero también por su ubicación, con numerosos puertos internacionales, y por el amplio mercado de especies exóticas que alberga.

Los primeros reptiles invasores que llegaron a Florida no lo hicieron de forma intencional. Por ejemplo, se cree que el primero fue un pequeño lagarto, llamado chinojo, que durante el siglo XIX viajó como polizón en los cargueros procedentes de Cuba.

En el caso de la iguana verde, es bastante más común que llegue a Florida en el mercado de especies exóticas; pero que, después de que los compradores las adquieran como mascotas, las acaben liberando. Por lo tanto, en este caso sí se trata de una invasión intencional por parte del ser humano.

Generalmente, las especies invasoras se adaptan muy bien a su nuevo hábitat. No obstante, puede que solo lo hagan durante una parte del año. Esto es lo que causa la cada vez más famosa lluvia de iguanas.

¿A qué se debe la lluvia de iguanas?

Las iguanas son animales ectotermos, o de sangre fría, como se les conoce coloquialmente. Esto quiere decir que, al contrario que otros animales, como los propios seres humanos, no tienen la capacidad de regular su temperatura a unos valores constantes. Los humanos, por ejemplo, nos mantenemos alrededor de los 36,5ºC, tanto si en el ambiente hay 42ºC como si el mercurio ha caído por debajo del 0. Esto se debe a que tenemos mecanismos que nos ayudan a enfriarnos o calentarnos, como la contracción o la dilatación de los vasos sanguíneos.

En cambio, el cuerpo de las iguanas adquiere la temperatura ambiental. Lo ideal es que vivan en entornos con temperaturas más o menos constantes, pero en Florida hay un problema. Durante el verano tienen ese clima templado y húmedo que tanto necesitan. pero en otoño caen las temperaturas. No llegan a ser extremadamente heladas, pero sí lo suficiente para que las iguanas se congelen. Literalmente.

Cuando esto ocurre, ya no pueden mantenerse aferradas a las ramas de los árboles en los que viven, y caen en picado, causando la famosa lluvia de iguanas.

Florida
Florida es el paraíso de los reptiles invasores por muchos motivos. Crédito: Denys Kostyuchenko (Unsplash)

No están muertas

Generalmente, las iguanas congeladas que caen de los árboles en Florida no están muertas. En cuanto se calientan un poco vuelven a la vida, por lo que se advierte continuamente a los ciudadanos que, si se encuentran con una, la manipulen con cuidado. Cuando se caliente puede dar algún sustituto con sus garras.

Incluso pueden causar accidentes, como le ocurrió a un hombre de Miami, que llenó su coche de iguanas congeladas para montar una barbacoa con ellas. No contaba con que el calor del vehículo las haría salir de su letargo y, cuando todas comenzaron a moverse dentro del coche sin control, el conductor entró en pánico y se estrelló.

Ya sabemos que hay que manipularlas con cuidado. Y a ser posible de una en una. ¿Pero qué hacemos con ellas?

Dado que son especies invasoras, las autoridades dan permiso a quien las encuentre para matarlas. Es algo doloroso, pero es la única forma de que no acaben con las especies autóctonas. No obstante, puede que haya quien las encuentre y no sea capaz de hacerlo. Por eso, hay dos opciones. Dejar que la naturaleza siga su curso y no tocarla, o cogerla con cuidado y llevarla a un centro de rescate de vida silvestre. Allí sabrán qué hacer. Devolverla a la naturaleza es una opción, pues la naturaleza de Florida no es su hábitat. Es una pena, pues ellas no tienen la culpa de haber llegado hasta allí. 

Por la mala cabeza de quienes deciden comprar como mascotas a animales salvajes para después abandonarlos, estos animales acaban sufriendo una condena a muerte que habría sido innecesaria si se hubiesen dejado en su hábitat. La lluvia de iguanas no es nada con lo que les toca sufrir a ellas.