En el primer y segundo capítulo de la serie Invasión Secreta, de Disney+, Gravik (Kingsley Ben-Adir) se muestra como una figura tenebrosa. El líder radical Skrull tiene la convicción suficiente como para enfrentarse a los gobiernos del mundo y planear una estrategia que le permita tomar el poder.
Ya sea reunido con los otros miembros de su pueblo como orador carismático o intentando explicar a G’iah (Emilia Clarke) sus detallados planes de engaño. El personaje es la versión del Universo Cinematográfico de Marvel de un terrorista supremacista. Lo cual lo hace aún más peligroso en una batalla sigilosa que llevará a cada personaje de la producción a cuestionarse su lealtad y propósito.
Pero Gravik es también una curiosa excepción en los argumentos del estudio. Marvel, que suele recurrir a su amplio catálogo de superhéroes y villanos en cada una de sus adaptaciones, ha tomado en este caso una decisión inesperada.
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Para Invasión Secreta, que abre la posibilidad de que cada evento narrado hasta ahora tenga una doble interpretación, ha creado un villano inédito. Uno que, además, encarna todas las virtudes y defectos tradicionales de la raza Skrull. Lo que convierte a la siniestra figura en un elemento mucho más simbólico que la sola némesis de Nick Fury (Samuel L. Jackson).
Una invasión secreta, silenciosa y letal
El argumento de la serie de Disney+ es una versión libre del cómic de Michael Bendis con el mismo nombre. Pero, a diferencia del material de origen, la versión televisiva de Invasión Secreta aún no ha mostrado especial interés en analizar las posibles suplantaciones en cargos de poder. La raza Skrull es capaz de adoptar la apariencia de cualquier criatura e imitar su comportamiento. Y la historieta publicada en el 2008 relata cómo los grandes héroes de la Tierra terminan por ser sustituidos por miembros del pueblo alienígena. Lo que desencadena que cada personaje, figura y suceso estén bajo un escrutinio paranoico.
Pero Gravik, además, plantea un dilema que se hace más interesante y denso en el segundo episodio de Invasión Secreta. El personaje llegó a la Tierra después de que Nick Fury les ofreciera refugio a los supervivientes del enfrentamiento con los Kree. De hecho, el argumento amplía el contexto de lo narrado en la película Capitana Marvel, detallando que los Skrull quedaron bajo la protección del espía. Sin embargo, este, a cambio de darles refugio, les hizo una proposición inquietante: usar su capacidad para infiltrarse, bajo su mando, en distintos lugares.
Gravik, por entonces un niño, aceptó junto al resto la propuesta. Pero solo a cambio de que su pueblo pudiera tener un sitio en el que vivir. No obstante, tras la crisis de Thanos, la raza Skrull quedó desprotegida y marginada en una situación cada vez más imprevisible. Lo que provocó que el personaje se convirtiera, lentamente, en la encarnación de la rebelión y del odio de un pueblo que volvía a ser expatriado.
Gravik es todo un peligro
De una u otra forma, Gravik simboliza la duplicidad forzosa del pueblo Skrull. En el cómic, la raza se ve obligada a volverse cada vez más agresiva. Después de ser diezmada por la guerra contra los Kree, debe luchar por su supervivencia en diferentes escenarios y condiciones. Por lo tanto, un villano que cambió sus lealtades en medio de un período histórico hostil no solo es consecuente con el concepto de la serie. También reafirma la intención de los guionistas de Invasión Secreta de profundizar en los Skrulls como algo más que seres malignos o violentos.
Hasta ahora, Gravik ha demostrado ser un genocida con una estrategia para enfrentar a cada estrato de poder en la Tierra. La pregunta que plantea el personaje es si Invasión Secreta se limitará solo a mostrar el miedo convertido en una guerra silenciosa o si hará algo más. ¿Podrá el argumento narrar, a través de su desconocido villano, la forma en que los Skrull son capaces de enfrentarse a qienes odian? Solo podemos esperar.
