La lealtad tiene un precio alto en Invasión Secreta, la nueva serie de Disney+. Lo sabe Nick Fury (Samuel L. Jackson), que regresó de su retiro en el espacio para encarar una amenaza devastadora. También Talos (Ben Mendelsohn), expatriado por los sobrevivientes de la raza Skrull y convertido en paria de su cultura.
Pero, en especial, lo saben las personas que deben enfrentar una invasión oculta bajo una apariencia corriente. Si algo muestran los primeros capítulos de la última serie del Universo Cinematográfico de Marvel es que la verdad se mueve por los terrenos movedizos del engaño. Que nada es lo que parece, ni mucho menos hay forma de comprobar qué es real en un engaño a gran escala que ha durado décadas.
Invasión Secreta, dirigida por Thomas Bezucha y Ali Selim, es un thriller tenso y bien construido que recuerda a Contra el imperio de la droga, de William Friedkin. Durante los minutos iniciales, la conversación que el Agente Ross (Martin Freeman) sostiene con un informante hace referencia a la película de forma directa, lo que deja claro las intenciones de la producción de ser algo más que una pieza en la franquicia Marvel o solo una historia profunda.
Invasión Secreta
La serie Invasión Secreta, de Disney+, deja atrás el optimismo de Marvel para explorar sus lugares más oscuros. Cada personaje encarna su versión más sombría y tenebrosa, lo que hace del argumento una trampa en la que nada es lo que parece. Nick Fury (Samuel L. Jackson) regresa del espacio para enfrentar lo inimaginable: un ataque alienígena en medio de un engaño a gran escala que podría provocar un conflicto bélico mortal. A la vez que su influencia y capacidades se encuentran mermadas. Todo ello en medio del enfrentamiento contra un enemigo déspota que no duda en matar. La lealtad tiene un alto precio en un argumento que podría ser el mejor de Marvel en años.
La atmósfera peligrosa que sostiene el guion de Kyle Bradstreet detalla que cada elemento de la saga de superhéroes podría cambiar. Hacerse más denso e, incluso, ser interpretado de manera novedosa. Se trata del preludio de un juego de cacería que se hará más complicado y enrevesado a medida que se haga evidente que los Skrull ya no son aliados de la Tierra.
El mal que habita entre nosotros
Quizá nunca lo han sido. En un guiño al cómic homónimo de Michael Bendis, publicado en el año 2008, el recién llegado Nick Fury descubre que los rostros en los que confía podrían ser una máscara. Esto incluye a sus colaboradores más cercanos y los funcionarios a su cargo.
La raza alienígena, abandonada a su suerte después de las acciones de Thanos y sometida al escarnio del desconocimiento de los gobiernos supervivientes, busca venganza. La obtendrá —o intentará hacerlo— en el incierto terreno posterior al chasquido. En medio de la decadencia física y de influencia política de un Fury que es solo la sombra del agente que fue.
La trama de Invasión Secreta convierte a la figura responsable de la iniciativa de Los Vengadores en un marginado. Un hombre perseguido tanto por los suyos, como por una raza sigilosa que sabe que su muerte desequilibraría las instancias de poder. Gradualmente, el personaje de Samuel L. Jackson muestra su habilidad, incluso crepuscular. Pero queda claro de inmediato que la misión le supera y que es poco probable que tenga éxito en ella.
Invasión Secreta y sus enigmas
El argumento funciona en la medida que Invasión Secreta abandona el tono de Marvel para convertirse en una narración nueva. De la misma forma en que Andor tomó distancia del ritmo y el tono de Star Wars, Invasión Secreta lo hace del universo expandido del cual procede.
Aunque toma sus personajes, todos tienen facetas distintas a las conocidas y cada una de sus conversaciones y apariciones en pantalla es una prueba para analizar su identidad. ¿Se trata en realidad de Nick Fury, este hombre maltrecho que ya no lleva un parche sobre su ojo ciego? ¿Es María Hill (Cobie Smulders), la mujer silenciosa que no responde preguntas esenciales?
Pero la red de enigmas de Invasión Secreta se extiende mucho más allá de sus protagonistas. En un sólido entramado de conexiones, la historia crece al tocar varios escenarios a la vez. Por un lado, el plan Skrull de crear las condiciones de un enfrentamiento bélico entre las grandes potencias del mundo que beneficie a su pueblo. Por otro, los debates que rodean y aplastan a los alienígenas en una guerra civil sigilosa. Los que fueran refugiados son ahora conquistadores, las divisiones son inevitables.
Una conspiración que crece con sigilo
Talos deberá afrontar no solo la traición de su hija G’iah (Emilia Clarke), sino también la de Gravik (Kingsley Ben-Adir), el joven y violento líder al que vio crecer. La combinación de tensión emocional, política e incluso cultural convierte a Invasión Secreta en una narración que se esfuerza por hacerse más profunda en cada secuencia. Lo que logra al mantenerse como un espacio inexplorado de lo que Marvel ha sido hasta ahora.
Cada figura aparece y desaparece en medio de la sospecha. Sonya (Olivia Colman) podría ser una aliada de Fury o quizás su enemiga. Mientras se revelan sus verdaderos intereses, se muestra despiadada, fría y astuta. James Rhodes (Don Cheadle) se convierte en una pieza política clave que el gobierno estadounidense utiliza en sus horas bajas. Poco a poco, el mapa de intereses se va dibujando a través de dos continentes y las diferentes facciones de una conspiración perversa, tenebrosa y destinada al triunfo.
Los héroes del declive en Invasión Secreta
En su segundo capítulo —con una baja sensible en el equipo de Fury—, Invasión Secreta se vuelve más oscura y retorcida. Una guerra total está a punto de estallar y una nueva cabeza visible busca provocarla. La serie brinda el suficiente contexto al añadir a Carol Danvers (Brie Larson) a lo que ocurre. Su nombre es un aviso de los héroes de la Tierra que aún sobreviven, pero el que fuera el espía más temido del mundo no desea involucrarla. El guion se vuelve entonces más elegante y preciso, al contar con profundidad el relato secreto de los movimientos de Fury tras los hilos del poder.
Invasión Secreta viaja por todo el mundo para demostrar la gravedad del conflicto. La fotografía de Remi Adefarasin convierte Moscú un reducto oscuro, lleno de callejones y peligros. Londres, ensombrecida por la tragedia, es un paisaje desolado. Los escenarios brindan a la serie una sobriedad desconocida en el universo Marvel. También, una precisa colección de escenas icónicas que reconstruyen a la saga desde su planteamiento inicial.
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Si el mundo cinematográfico de la editorial siempre se basó en su optimismo y corazón, Invasión Secreta es una apuesta al lado tenebroso. Al odio, la violencia y una cruda concepción sobre el miedo y la desconfianza. La niñez y la alegre adolescencia de Marvel ha terminado. Este nuevo capítulo del Universo Cinematográfico de Marvel muestra que, en adelante, el camino será tenebroso, esquivo y duro de entender. Un mundo de héroes adultos y heridos en busca de redención.