Luchar contra las pesadillas es todo un reto. Nos asaltan por la noche, perturbando nuestro sueño y dificultando el descanso. Como consecuencia, solemos pasar el día más ansiosos e irritables, con lo cual por la noche dormimos peor y es más probable que tengamos más pesadillas. Todo se convierte en un círculo vicioso que puede llegar a afectar seriamente la salud de una persona. Por eso, son muchos los científicos que intentan buscar una solución. Hay todo tipo de terapias en investigación, basadas en enfoques muy diferentes. Y ahora, a todas ellas se une otra muy interesante, basada en el uso de un solo acorde de piano.

Básicamente, se intenta que las personas que tienen pesadillas asocien ese acorde de piano con una historia feliz. Esa historia deben haberla escrito ellos previamente, por lo que se convierte en una especie de entrenamiento. 

De hecho, la terapia hasta hace poco consistía solo en esto último, sin piano. El problema es que solía fallar por separado, por lo que se probó con esta combinación, que ya ha mostrado unos resultados muy prometedores, como bien describen los autores del hallazgo en un estudio publicado en Current Biology.

Reescribiendo las pesadillas

El origen de las pesadillas es bastante desconocido, de ahí que sea tan difícil abordarlas. Pero lo que sí se sabe es que los sueños, sean buenos o malos, se pueden entrenar. Incluso hay personas que son capaces de tener sueños lúcidos, en los que actúan a su voluntad. 

Dejando a un lado el enfoque farmacológico que se ha estudiado precisamente para emular los sueños lúcidos, lo que muchos científicos han investigado para prevenir las pesadillas es algo conocido como terapia de ensayo de imágenes.

Esta consiste en que los pacientes deben escribir sus pesadillas más temidas, como si de un cuento se tratase, pero añadiendo un final feliz. Después, deben entrenarse a sí mismos, repitiéndose esa nueva historia una y otra vez, para condicionar al cerebro para cuando, durante la noche, tenga que enfrentarse a la pesadilla. Lo cierto es que este tipo de terapia ha sido muy útil con algunos pacientes. Sin embargo, hay otros en los que no sirve prácticamente de nada. No se sabe exactamente qué es lo que propicia estas diferencias tan importantes en los resultados, por lo que es complicado intentar buscar una solución.

Sin embargo, un equipo de científicos de la Universidad de Génova consideró que esa solución podría estar en la combinación con otro tipo de terapia, desarrollada en 2010. En ella, se comprobó que se podían activar recuerdos concretos durante el sueño al asociarlos con un estímulo. No tenía que ver necesariamente con las pesadillas, pero podría funcionar.

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El poder de un solo acorde de piano

Para la realización de su combinación de las dos terapias, estos científicos contaron con 36 pacientes aquejados de pesadillas frecuentes. Se dividieron en dos grupos, según si se sometían a un tipo de terapia o a ambas.

Es decir, todos escribieron sus pesadillas con un final feliz y entrenaron el recuerdo. No obstante, solo la mitad de ellos combinaron este proceso con la escucha de un solo acorde de piano: el C69. Una vez que habían entrenado las imágenes, todos se fueron a dormir.

A los del primer grupo no se les puso ningún sonido. Sin embargo, los del segundo grupo escucharon a través de unos auriculares el acorde C69 cada 10 segundos durante la fase REM, en la que es más probable que se produzcan pesadillas.

Esto se hizo durante dos semanas, durante las que tuvieron que escribir un diario de sueño, en el que quedaban reflejadas sus pesadillas. En realidad, en todos los casos estas habían disminuido su frecuencia, lo cual es una buena noticia. Sin embargo, hubo claras diferencias entre ambos grupos. Concretamente, en el primero pasaron de un promedio de 2,58 a 1,02 pesadillas semanales, mientras que en el segundo la cifra bajó de 2,94 a 0,19. Además, estos últimos reconocieron haber tenido más sueños felices. 

El proceso del diario se repitió también a los tres meses, de modo que se pudo comprobar que las pesadillas habían aumentado ligeramente, a 1,48 y 0,33 por semana, concretamente. No obstante, sigue habiendo diferencias inmensas con respecto a su sueño antes de la terapia.

Por lo tanto, parece que la combinación con el sonido de piano puede mejorar muchísimo ese otro procedimiento al que se comenzó a dar forma en 2010. Y es que cada vez está más claro lo terapéutica que puede llegar a ser la música. Tanto, que a veces basta incluso con un solo acorde.

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