Durante el tercer episodio de She-Hulk: abogada Hulka, Jennifer Walters mira a la cámara, rompe la cuarta pared, y suelta una línea. Mirando al espectador, lo cuestiona en relación con la posibilidad de que la serie sea solo para mostrar a otros personajes. En ella ya han aparecido cameos de Hulk, Abominación, Wong y se espera que Daredevil. Cuatro superhéroes presentados en otros proyectos.
El chiste y la sucesión de personajes deja sobre la mesa la idea de que She-Hulk: abogada Hulka es, en esencia, una serie que se nutre de otros personajes, sin dar fuerza a su protagonista. En esa lectura caben varios matices. Desde el tono de la producción hasta el momento en el que se encuentra el Universo Cinematográfico de Marvel, pasando por varios temas que se tocan en el relato con mayor o menor éxito.
Esas variables pueden servir para enriquecer cualquier análisis en relación con She-Hulk: abogada Hulka, una narrativa que quizá no se posicione entre las mejores de las presentadas por Disney+ en formato televisivo. Pero tal vez varias de las cuestiones que suceden en el relato sirvan de puntapié inicial para que crezca a través de otras adaptaciones. Mientras tanto, conviene tener en cuenta algunos aspectos clave.
El tono de comedia
en She-Hulk: abogada Hulka
Mientras otros géneros suelen tener un patrón más claro en relación con lo bueno y lo malo, en el caso de la comedia es más complejo cerrar esta brecha. El humor, como los colores, es cuestión de gustos y de pactos ficcionales. Este tono, incluso, no solo es exclusivo de She-Hulk: abogada Hulka sino también de todo el Universo Cinematográfico de Marvel. Venir a esta serie es, también, aceptar de entrada esa perspectiva.
A través de ella se muestra a una mujer que lucha en un universo marchista, procurando abrirse paso en ese entorno mientras un accidente suma una nueva variante a esta cuestión. Ya no solo está condicionada por su sexo, sino también por sus habilidades como superheroína. Jennifer Walters –interpretada por Tatiana Maslany– no solo lucha contra su presente histórico, sino también consigo misma.
A diferencia de Bruce Banner, ella no tiene un conflicto con su otra personalidad. Su pulso interno no tiene que ver con una bestia fuera de control, sino con la forma como ella desea ser reconocida por el mundo exterior. Jennifer Walters es más que She-Hulk, pero su versión superheroica le abre opciones que de otra manera no tendría a su alcance. A su manera, este personaje sirve para representar parte de un contexto que escapa a la pantalla y al que están expuestas muchas de las mujeres en la actualidad.
El estado del Universo Cinematográfico
de Marvel
Dentro de la narrativa, la abundancia de historias, referencias y superhéroes es cada vez más amplia. Esa expansión propicia que, como en los cómics, algunos de los personajes terminen cruzándose entre sí durante el desarrollo del relato. Más allá de un recurso para agradar al fandom, es también un gesto de coherencia. Si dos personajes comparten zona de influencia o defensa, es factible que coincidan en algún momento.
En el caso de She-Hulk: abogada Hulka, Jennifer Walters es una abogada encargada de atender las causas de héroes y villanos. En ese contexto, ¿quién es el otro abogado reconocido dentro del Universo Cinematográfico de Marvel? Matt Mudock, también conocido como Daredevil. La serie de Disney+ presentará este encuentro. Dentro de las historietas ya tiene recorrido porque una vez se enfrentaron por la libertad de Capitán América.
Es probable que Marvel y Disney sigan esta tendencia e incorporen más personajes en relatos que no son presentados como crossovers o eventos. Si bien sus películas y series son adaptaciones –y, por tanto, se permiten algunas libertades interpretativas–, hay un nexo estable con los cómics. Dentro de ellos, a partir del trabajo de autores como Jim Shooter y otros, es bastante común que superhéroes y villanos de distintas historias confluyan en una mayor. Se intuye que este es uno de los objetivos sobre los cuales más se desea trabajar tanto en formato televisivo como cinematográfico.
Más que una serie de cameos
Uno de los aspectos más evidentes de las líneas de She-Hulk: abogada Hulka es el techo de cristal y el machismo. Jennifer Walters puede manejar mejor la ira porque en su día a día como mujer ha estado expuesta a múltiples situaciones en las que ha tenido que hacerlo. Ese autocontrol, desarrollado en situaciones de desigualdad de género, le da una ventaja en la gestión de sus nuevas habilidades.
Durante los primeros dos episodios, lo anterior fue remarcado de forma constante. Jennifer Walters sostiene una lucha interna, con sus miedos y la dualidad en la que se encuentra ahora, entre ser una abogada común o una superheroína y también una con su entorno, que se resiste a valorarla por sus habilidades como una persona corriente. Aun con un tono de humor que puede gustar más o menos, el mensaje contra el machismo es claro. Es una cara visible para poder dialogar con otros superhéroes y villanos a partir de esta posibilidad como principal motivo, antes que por sus habilidades intelectuales.
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De esa forma, también Marvel y Disney están sugiriendo una de las ideas que se arrastra desde Capitán América: Civil War: el control sobre los héroes. Jennifer Walters es parte de GLK&H. Está en el departamento legal encargado de atender casos de superhumanos. ¿Quién vigila a los superhéroes? ¿Quién los defiende, dado el caso? Son dos preguntas que atraviesan las mitologías de superhéroes, entre otras de las posibles. Este aspecto aún no ha sido explorado en profundidad dentro de She-Hulk: abogada Hulka. Conviene esperar para saber si en los próximos capítulos se sugieren más cuestiones sobre este aspecto.
