Es uno de los nombres más polémicos y reconocidos dentro de una industria donde abundan los conflictos y egos. Jim Shooter no escapa a nada de ese contexto. Incluso, es parte esencial de varios choques, a la vez que fue una de esas figuras que revitalizó el sector de las historietas durante los años 80, con cambios y apuestas que, tiempo después, aún repercuten en narrativas como la del Universo Cinematográfico de Marvel. Se trató de un hombre obsesionado con este estilo de publicaciones que luego terminaría siendo una pieza clave tanto en Marvel como en DC

Su relación con los cómics comenzó cuando era un niño. Por una cirugía, debió pasar más tiempo del esperado en cama entre los 12 y 13 años. Durante esos días, leyó todas las historietas que pudo. Y hay una imagen que se asocia con su figura. Se trata de un chico sentado en el suelo con torres de cómics más altas que él. Toda aquella información fue procesada de tal manera que le sirvió para componer sus propios relatos. A los 13 vendió su primera historia a DC, Adventure Comics Nº 346, editado en julio de 1966. 

Así comenzó una relación laboral que lo llevó por distintos caminos y polémicas en las dos editoriales más importantes dentro del género, DC y Marvel. A él se le atribuyen cambios de imagen, la elaboración de un cómic clave para los fans, ansiosos por tener una historia en clave “evento” o crossover, así como otras tensiones que componen a un personaje con distintos matices y una evidente influencia en el sector.

Sus orígenes en DC

Esa primera entrega de Jim Shooter a DC estuvo compuesta tanto por los textos como por los dibujos. Fue contratado por Mort Weisinger. Sobre esto, comentó Shooter años después que se "debían pensar que yo era una estudiante alguna titulación universitaria", no que era un niño.

Shooter siguió colaborando con DC, pasando a entregar contenido relacionado con la Legión de superhéroes y personajes como Karete Kid y Ferro Lad, entre otros. El primer título puede entenderse como el primer antecedente del autor en cuanto a la composición de obras en las que distintos superhéroes están involucrados. Uno de los aspectos que llamó la atención de su trabajo era su facilidad para el dibujo.

En una industria en la que suele haber parejas que se complementan, en las que una persona escribe y la otra se encarga del arte, este chico estaba ofreciendo a DC ambas facetas. Comenzaba con los dibujos y luego sumaba los diálogos. Este método, con el tiempo, fue cambiando y transformándose en guiones más formales. Además, la proliferación con la que actuaba despertó curiosidad en compañeros y otros autores, algunos de los cuales le sacaron ideas para sus propios proyectos. Jim Shooter continuó haciendo la Legión de superhéroes y llamando la atención de superiores.

Uno de ellos fue el editor de Superman, Mort Weisinger, quien lo llamó en esa ocasión para tratar al personaje. Durante su trabajo como parte del equipo de este cómic, Jim Shooter creó a uno de los villanos clásicos de la historia: Parásito. El autor compaginó su trabajo con la sorpresa de verse, de pronto, en el universo en el que él había estado como lector. Lo hacía motivado por una razón: en casa, las cuentas no cerraban de la mejor manera posible. Urgidos de dinero, se apoyó en eso que siempre le fascinó: las historias gráficas.

Jim Shooter y su paso por Marvel

La historia de Jim Shooter en los cómics de Marvel es un antes y un después dentro de la casa de las ideas. En 1969 comenzó como editor. Se apartó por un momento para volver a DC y escribir historias como Supergirl y continuar con Legión de superhéroes. Pero, como apunta el canal especializado ComicTropes, su relación con sus supervisores no era la mejor. Dejó DC para irse con la competencia. 

Su regreso a Marvel se produjo en enero de 1976, como asistente editorial y escritor. Pocos años después, Marvel comenzó a crecer por distintas razones y la rotación en los cargos principales de la empresa comenzó. Stan Lee viajó a Los Ángeles para encargarse de otra rama del negocio, dejando el cargo de editor en jefe a Roy Thomas, quien tomó el lugar en 1972. Luego de esto, pasaron cuatro nombres más por ese sitio, una papa caliente que nadie parecía poder manejar con facilidad.

Así fue hasta la llegada de Jim Shooter en 1978. Su principal meta fue que Marvel regularizara sus plazos de entrega y publicación, después de varios proyectos atrasados que le representaban pérdidas. El nuevo editor en jefe reestructuró parte del departamento, teniendo un grupo de redactores que le mantenían informado sobre los avances.

Hubo autores que se quejaron de su forma de gestionar las publicaciones, por parecerles “dictatorial” o demasiado estricta. A la par de estos reclamos, las historias siguieron produciéndose e implementó un sistema en el que se reconocía el trabajo creativo de los autores en relación con la cantidad de obras vendidas. Algunas de ellas, incluso, resultaron sorprendentes, como Daredevil, un relato a la que no se le veía mayor potencial y que, sin embargo, creció hasta convertirse en un clásico, con adaptaciones en el cine y la TV.

Las tensiones

Su paso por Marvel también dejó la que, quizá, es la principal polémica en su carrera. La compañía desarrolló una historia sobre Hulk en la que Bruce Banner estuvo a punto de ser violado por dos hombres homosexuales. Estos, con su vestimenta, evocaron el atuendo que la agrupación Village People utilizó para el video YMCA. Aquello supuso un problema por interpretarse como un gesto homófobo y que podría incentivar el odio hacia esa comunidad. 

De acuerdo con lo expuesto en el libro Supersex: Sexuality, Fantasy, and the Superhero, Jim Shooter no estaba interesado en sumar personajes en clave progresista: “No hay gays en los cómics de Marvel”, dijo. Esto se produjo en un momento en el que distintas minorías comenzaban a tener mayor visibilidad. No fue la única ocasión en la que Shooter entró en pulso con los redactores o el sentido de la compañía, dentro de una carrera gerencial que tuvo tantos éxitos como disputas internas que propiciaron varias de las salidas de firmas clave dentro de la organización.

Jim Shooter fue despedido de Marvel en 1987. Intentó comprar la compañía, que se había puesto en venta, pero no logró superar la principal oferta de Ron Perlman. El creativo siguió con parte de su trabajo en su propia empresa, Voyager Comunications, con la que tuvo varios aciertos, pero si la resonancia de las plataformas de DC o Marvel.

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Jim Shooter, el autor de Secret Wars

Jim Shooter fue el autor de la primera etapa de Secret Wars, publicada entre 1984 y 1985, bajo la línea de Stan Lee. Lo hizo junto con los dibujos de Mike Zeck y Bob Layton. Shooter, quien ya venía entrelazando historias de superhéroes desde sus tiempos con Legión de superhéroes, recreó en esta pieza de Marvel una petición que poco a poco se instalaba en más seguidores de los cómics: relatos en los que distintas personalidades confluyeran en un mismo espacio. 

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Secret Wars, si bien no fue aclamada por la crítica del género, tiene una buena estima dentro de los lectores por lo anterior. Su valor, con el paso del tiempo, ha ido en ascenso: se trata de la primera historia dedicada a un crossover en la que múltiples héroes y villanos se enfrentan. Desde entonces, fue más común encontrar a distintos caracteres entrando y saliendo de historias que, en un principio, eran ajenas a las suyas. 

En el Universo Cinematográfico de Marvel también late su influencia, a través de producciones como Avengers: Infinity Wars y Endgame. La narrativa que cerrará su Fase 6 con dos eventos de este estilo, la última película, Avengers: Secret Wars, guarda relación con la segunda etapa del cómic homónimo, publicada en 2015. En esa historia se presentará luego de Avengers: The Kang Dinasty. El multiverso colapsó, los héroes deben reagruparse para encontrar una solución que les permita salvar la realidad que conocen. Una posibilidad narrativa abierta por un personaje con una historia propia de novelas gráficas, para bien y para mal, Jim Shooter.