Muchos pensaban que Meta, antes conocida como Facebook, era un ser mitológico. Una suerte de elfo eterno, ahora que Los Anillos de Poder están en el candelero, que permanecía impasible ante las adversidades. Afectado, sí, pero indemne ante un paso del tiempo que no ha sido benévolo con la red social de Mark Zuckerberg. Hasta ahora, porque el propio fundador de la compañía ha anunciado planes para reorganizar equipos. La fórmula amable de decir que se vienen una reducción de plantilla y un parón en el crecimiento expansivo de Meta –lo que incluye a Instagram, WhatsApp y Facebook–.

Es un hecho histórico en el haber de la tecnológica. Desde que se fundase en 2004 –antes de la gran crisis financiera–, Meta nunca paró de crecer. Ni en ingresos, ni en usuarios activos. Ante un rival que pudiese enfrentarse al poder de la red social madre, una solución rápida: la adquisición. En 2014 con WhatsApp y 2012 con Instagram. Pero algo cambió en las cuentas del primer trimestre de 2022. La llegada del metaverso, del que Zuckerberg puso la primera piedra para la próxima burbuja tecnológica del sector, y la amenaza de TikTok marcaron un antes y un después. De forma paralela, la reducción de los ingresos en el sector de la publicidad –la división más importante de Meta–, que sigue su caída en picado.

El anuncio de la congelación de las contrataciones, y posibles despidos en alguna de las áreas no estratégicas de Meta, resonó entre los empleados de la compañía durante su sesión semanal. Según adelantaba Bloomberg, la reducción de los equipos estará en manos de los gestores de cada una de las unidades. A los que, en función de su actividad, se les reducirá el presupuesto en mayor o menor medida.

Con todo, el discurso de Zuckerberg sigue enfocado en la situación económica internacional. Por la que ninguna de las grandes tecnológicas puede pasar de puntillas. “Esperaba que la economía ya se hubiera estabilizado más claramente”, recoge Bloomberg en palabras de Zuckerberg a sus empleados. “Pero por lo que estamos viendo, todavía no parece que lo haya hecho, por lo que queremos planificar de manera algo conservadora”. Es, de hecho, la declaración más catastrofista que el fundador de la red social ha hecho en años.

La falta de credibilidad no pudo con Meta, pero TikTok sí

El historial de Meta, o más concretamente de Facebook, como compañía y red social es de todo menos bueno. Todo lo que atañe a la privacidad de los usuarios y su credibilidad ante la protección de los mismos lleva años en tela de juicio. Literalmente, además. Concretamente, desde 2018, cuando el fundador tuvo que sentarse ante la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos para testificar sobre Cambridge Analytica. Un hecho que no supuso solo el espionaje de datos de millones de usuarios, sino una manipulación que revirtió los resultados electorales. Todo aliñado con las famosas Fake News que, lejos de solucionarse, siguen teniendo vigencia en la actualidad.

Y aunque lo de Cambridge Analytica fue grave, la realidad es que pasó sin pena ni gloria para el común de los mortales. Probablemente, si preguntásemos a cualquiera sobre qué implicó esta crisis, pocos se acordarían del impacto sobre Meta.

No ha sido la falta de credibilidad lo que ha puesto a Meta contra las cuerdas. Ha sido un competidor. Por primera vez, Facebook e Instagram se enfrentan a un rival. Gozando de inmunidad hasta hace poco –Snapchat nunca terminó de cuajar en el público– TikTok ha cambiado las reglas del juego. De origen chino, Meta no puede ni plantearse la adquisición de un nuevo rival y tampoco copiar su espíritu; como ya hizo en Instagram con Snapchat. TikTok está calando a fondo en las nuevas generaciones –esas que Meta ya no consigue conquistar– y Meta parece no saber cómo afrontar esta nueva realidad. Después de todo, en sus 18 años de vida, nunca había tenido un par tan fuerte con el que medirse.

¿Fue el metaverso una buena idea?

metaverso de meta

Zuckerberg hizo un gran cambio en Facebook durante 2021. Primero dejó el nombre de la red social para, precisamente, la actividad que mantenía. Para agrupar todos sus negocios, eligió el nombre de Meta. Era la antesala de lo que estaba por venir: el nuevo negocio en el que la tecnología estaba poniendo todos sus huevos. Huevos futuros, eso sí. El metaverso entraba por la puerta grande y de la mano de Zuckerberg.

Pronto se anunciaron contrataciones. Miles de ellas. Y además en Europa; algo histórico para la que antes fuese Facebook. También millones de dólares en inversión. Y poco después una relajación en las aspiraciones del metaverso de Meta. Poco menos de un año después, la crisis prometida azotó al universo digital de la compañía y a las contrataciones terrenales. Anunciaron recortes en las contrataciones, precisamente en las que habrían de crear ese metaverso. ¿El motivo? Efectivamente, la crisis. Pero también un pronóstico menos positivo de las previsiones de rentabilidad de la nueva línea de negocio de Meta. El metaverso, hasta el momento, solo ha quemado dinero y, aunque ha vuelto a poner a la compañía en el centro del ecosistema, eso no está repercutiendo en sus cuentas.

Además, Meta repite una tendencia que ya inició hace unos años con la realidad virtual y la compra de Oculus. El simple anuncio encendió la mecha en un sector que, tan pronto subió, se desinfló a pasos agigantados. El invierno VR que propició Zuckerberg parece que tendrá una réplica en el metaverso. Y una que caerá desde más alto.

Meta, no estás sola: las tecnológicas ya solo hablan de despidos

Es una constante desde hace meses en el sector de las grandes compañías tecnológicas. Desde que empezase 2022, todo han sido anuncios de reducciones de plantilla. También de un grave problema de falta de talento que ocupe puestos tecnológicos. Otra de las paradojas del nuevo siglo. La guerra entre Ucrania y Rusia, la crisis energética y la crisis económica global producto de la pandemia han sido la guinda de un pastel plagado de incertidumbre.

El propio Zuckerberg apuntaba a principios de este año que reduciría sus esfuerzos en contratar a más gerentes dentro de alguna de las filiales de Meta. Pero eso fue hace 9 meses, y las cosas han cambiado para mal. Lo que antes se quedaba en las altas esferas de la compañía, ahora ha bajado al pueblo llano. Así, a finales de 2022 veremos un Facebook mucho más pequeño que como comenzó el año. Un hecho nunca antes visto en el historial de una de las tecnológicas más poderosas.

Pero las penas se lloran mejor acompañados y Meta no está sola. Todos aquellos que están ligados a la publicidad han tenido que meter la tijera. Snap, Aphabet o Twitter también se han llevado por delante a una buena parte de la plantilla internacional –principalmente la que está ligada al sector del marketing–.

Con unos vientos que recuerdan vagamente a la crisis del sector de las puntocom de hace unas décadas, fue la pandemia lo que supuso un antes y un después. Culpar a la caída de la publicidad sería, ante todo, faltar al rigor de los hechos. La realidad es que la sobredimensión y los millones –normalmente de dólares– regando el ecosistema han tenido la culpa. Ahora, con unas chequeras mucho más selectivas, toca ajustarse a los presupuestos.

Es complicado hacer un listado de todas las tecnológicas que han anunciado despidos o ajustes de plantilla. Prácticamente, sería más sencillo decir las que no han metido la tijera hasta la fecha. Tesla, Netflix, Shopify, Klarna, LinkedIn... Ni que decir tiene que el mundo de las criptomonedas es el que más ha acusado la caída. Con la crisis de las criptomonedas, el negocio ha sufrido su mayor desmantelamiento en su corta historia.

Y, al final, todas esperando a que pase la tormenta. También una Meta que parecía indestructible.

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