Se veía venir. Después de congelar las nuevas contrataciones y de anunciar la primera caída anual de ingresos en su historia, Meta ha comenzado a reducir su personal. Sin embargo, la compañía alguna vez conocida como Facebook es muy cuidadosa y prefiere no hablar de "despidos", sino de la "reorganización de departamentos".
Según reporta The Wall Street Journal, la firma dirigida por Mark Zuckerberg busca reducir sus gastos en un 10%, en lo que aparenta ser el primer paso hacia una estrategia más agresiva y que involucraría recortes más profundos. Mayormente en personal, y en menor medida en presupuestos destinados a consultorías y gastos generales.
La "reorganización" que propone Meta implica que los empleados afectados tienen 30 días para aplicar a otros puestos dentro de la empresa. Si el cambio no tiene una resolución favorable en ese marco de tiempo, son despedidos. No se trata de una práctica nueva en la compañía, pero ahora impacta sobre más trabajadores.
El informe menciona que, anteriormente, los únicos integrantes del staff que fallaban en su intento de reubicarse en la empresa eran aquellos considerados como "indeseables". Es decir, quienes de un modo u otro ya estaban con un pie fuera de Menlo Park. Pero ahora, quienes están bien considerados dentro de Meta, tanto por su reputación como por su desempeño, ya no tienen garantizada su continuidad al quedar sometidos a este procedimiento.
Queda claro que no hablamos de un caso aislado, sino de una tendencia que se ha vuelto cada vez más notoria en el sector. La inflación, la guerra entre Ucrania y Rusia, y la siempre presente tensión entre Estados Unidos y China, son algunos de los factores que han golpeado duramente a las grandes tecnológicas. De hecho, en lo que va del año, el valor de la acción de Meta ha caído casi un 60%.
Otras compañías también han optado por frenar las nuevas contrataciones, y los recortes de personal han sido noticia frecuente.
Meta se 'reorganiza' para reducir sus gastos
Pero para la casa matriz de Facebook, Instagram y WhatsApp, también ha sido un año difícil por cuestiones internas. A la salida de Sheryl Sandberg como jefa de operaciones, tras ser la mano derecha de Mark Zuckerberg durante años, hay que sumarle el brusco cambio de enfoque que ha dado la compañía de la mano del metaverso. Una jugada que hasta ahora no le ha salido barata, considerando que Reality Labs acumula pérdidas en torno a los 20.000 millones de dólares desde 2020.
Meta es una compañía que todavía depende muchísimo de la publicidad digital, que representa el 98% de sus ingresos. Sin embargo, esto también se ha vuelto un mercado problemático, puesto que el público está cada vez menos dispuesto a entregar sus datos personales. La aparición de diferentes herramientas de protección de la privacidad ha sido un golpe al mentón para Zuckerberg y compañía. Aunque eso no les ha impedido caer en sus vicios más anacrónicos.
Las demandas por rastrear y extraer información de los usuarios sin su consentimiento se han vuelto increíblemente frecuentes. Ya sea por violar la configuración de App Tracking Transparency en el iPhone, como por extraer datos de hospitales y centros médicos para bombardear a los pacientes con anuncios sobre sus enfermedades.
Y los embates de TikTok han sido imparables, pese a los intentos de contrarrestarlos —principalmente a través de Instagram—.
Pese a todo, Meta sigue siendo una de las tecnológicas más grandes del mundo. Con más de 80.000 empleados, es imposible que desaparezca de la noche a la mañana. Pero el recorte de gastos y la reducción del staff dejan en claro que no puede escapar al complicado panorama que hoy afrontan los principales jugadores de Silicon Valley.