Es, sin duda, una de las tramas del año. Además de ser una de las más complejas en cuanto a montaje y creación, también por posicionarse como una de las más polémicas por sus implicaciones; tanto políticas, como sociales. Nunca el mundo había sido tan consciente de lo peligrosas que pueden llegar a ser las redes sociales, ni de la cantidad de información que se vierte en ellas. Si hace algunos años atendíamos al caso de Snowden o Assange con cierta estupefacción, la realidad es que los términos en los que jugaban los documentos implicados se alejaban sobremanera de la realidad diaria de cada ciudadano. Afectados, sin lugar a dudas, por el uso de poder de los gobiernos, a fin de cuentas, no existía nada palpable para el común de los mortales. Hasta ahora.

Ha tenido que llegar Trump, con una imparable carrera hacia la presidencia de los Estados Unidos, para destapar uno de los usos más terribles de la red social por excelencia. Con casi 2.000 millones de usuarios en todo el mundo, Facebook había mostrado hasta hace poco su cara más amable. Solo era cuestión de tiempo que se mostrase su utilidad de la forma más perversa posible. Y solo era cuestión de tiempo que este o aquel gobierno entendiese cómo utilizar en su beneficio el universo creado por Zuckerberg. Noticias falsas o el uso de datos de usuarios para el posicionamiento de campañas políticas son solo algunas de las perlas que ha dejado el imperio de Facebook en los últimos meses. Se suele decir que cuando no tienes que pagar por un servicio, el producto termina siendo el propio usuario; en este caso, los datos del propio usuario. La trama de Cambridge Analytica a través de la red social, con el objetivo de elevar al candidato republicano a lo más alto de la Casa Blanca, pone de manifiesto la realidad del mencionado refrán.

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Destapado por The Guardian y The New York Times hace algunos días, ha sido tal impacto el que ha creado el escándalo de Cambridge Analytica que se han sucedido impresiones por parte de todos los implicados. Pero también por aquellos que se han visto en mitad de la trama. Ya son miles los usuarios que, tras entender las implicaciones de lo acontecido, se han sumado al boicot contra la red social. #deletefacebook ha sido el hashtag usado para animar a los usuarios a dejar de lado a Zuckerberg; incluso Brian Acton, co-fundador de WhatsApp, empresa comprada por Facebook hace algunos años, ha pedido que todos sus seguidores secunden las bajas en la red social.

En cualquier caso, pese a lo mucho que se ha escrito sobre Cambridge Analytica, sigue siendo una historia en la que los personajes, la propia empresa y el modus operandi siguen generando muchas incógnitas.

¿Quiénes?

Si hay algo importante en esa historia es la larga lista de quiénes han participado, ya sea forma directa o indirecta, en la trama en la que Facebook se está jugando algo más que el valor de sus acciones. Ya son 37.000 millones de dólares los que la red social se ha dejado por el camino con una bajada del 7% de sus acciones. El número de usuarios no está del todo claro si bajará en el cómputo total del año; habrá que esperar a la rendición de cuentas trimestrales para ver su evolución. Sin duda, el golpe será duro; ya han sido varios los empleados de la red social que, de forma anónima, han declarado que pese a saber qué se estaba haciendo con los datos en cuestión, la compañía nunca hizo nada para evitarlo.

Facebook no hizo nada para evitar el mercado negro de datos, según ex empleado

Christopher Wylie

Sin lugar a dudas, es el personaje central de la trama. Wylie se ha definido a sí mismo como gay, vegano y como el creador del arma de guerra psicológica para llevar a Trump al poder. Fue precisamente Wylie el que, tras varias entrevistas con medios de comunicación norteamericanos, destapó el drama con Cambridge Analytica.

El origen de este joven, al que ya se puede catalogar como genio, no se encuentra en ninguna gran universidad de la Ivy League. Hecho a sí mismo, como otros grandes personajes polémicos del mundo tecnológico, Wylie empezó su andadura en el mundo de los datos con los estudios de moda y cómo adelantarse a las tendencias del mercado. Pese a dejar la universidad durante los primeros años de curso, y de terminar el instituto de mala manera, Wylie consiguió doctorarse y, lo que es más importante, llamar la atención de terceros sobre su dominio de los estudios de masas, previsión de tendencias e influencia en los comportamientos. Trabajó junto al partido canadiense en sus campañas políticas y, de forma autodidacta, consiguió aprender a programar. Pronto, su currículo se llenó con figuras como la del ayudante del asesor de Obama en materia de datos o asesor del partido liberal demócrata de Reino Unido. Finalmemte, terminó como elemento esencial de Cambridge Analytica.

La realidad es que la vida personal de este joven no ha sido del todo sencilla. Víctima de abusos en el seno de su familia, Wylie fue diagnosticado de dislexia y déficit de atención. Los médicos lo consideraron ciertamente un genio, pero con ligera tendencia a los actos socialmente considerados como negativos.

Alexander Nix

Junto a Wylie, Nix se coloca en primera plana de toda la trama de Cambridge. Hasta hace unas horas, el conocido analista financiero había ocupado el puesto de CEO de la compañía del momento. Las recientes noticias han apuntado a que ha sido destituido por la implicación en el uso de datos de Facebook.

En cualquier caso, el empresario colaboró con varias firmas financieras antes de unirse de forma efectiva a SCL Group, la matriz de Cambridge Analytica. Su papel en la empresa siempre estuvo ligado al fin último de la compañía, la cual no ha tenido problemas en explicar cuál era su actividad desde el primer momento. Con un éxito comercial inicial, SCL participó "en campañas de desinformación militar para calificar las redes sociales y la selección de votantes"; después saltó al mundo político para estudiar y manipular la opinión pública y la voluntad de los votantes.

Fue precisamente Nix, que buscando el salto desde Reino Unido a Estados Unidos, reclutó a Wylie para hacer de las campañas políticas de Estados Unidos un patio de recreo de la nueva filial de SCL: Cambridge Analytica, la cual nacía por una razón muy simple. La legislación norteamericana impedía que una compañía extranjera operase en sus elecciones.

Aleksandr Kogan

Se ha posicionado como el creador de los test de personalidad que Cambrige Analytica usó para llegar a manejar los datos de 50 millones de usuarios de Facebook.

De origen ruso y académico en la Universiad de Cambridge, Kogan ya ha negado su participación en la trama argumentando que se está usando su papel como chivo expiatorio para Facebook. Algunas facturas y documentos oficiales confirman su participación en la trama. Apunta, en cualquier caso, a que la forma de actuar por parte de Cambridge no dista demasiado de los mecanismos de cualquier otra compañía de estudios políticos.

Kogan, psicólogo de formación, se sabe el autor de los famosos test de personalidad, pero desconocía el uso final de los mismos. Test, que por cierto, no tienen origen real en su persona. Michal Kosinski y David Stillwell, también académicos británicos, crearon MyPersonality para el estudio académico de la población a través de redes sociales. Cambridge Analytica solicitó su participación en el proyecto político estadounidense. Su negación trajo a primera línea a Kogan, el cual se mostró como capaz de replicar el trabajo del equipo a través de otro nuevo test: ThisIsMyDigitalLife.

Es, además, el nexo de unión con el Gobierno ruso. Con Putin muy interesado en que Trump ocupase la presidencia, el hecho de tener a un ciudadano ruso dentro de la propia trama mejoraba la cuestión.

Gage Skidmore/Flickr

Los delegados de Trump

Posiblemente, se queden en segundo plano durante mucho tiempo, pero su participación en toda la trama ha estado presente desde el día uno. Es a ellos y no a los votantes de Estados Unidos a quien Trump debe agradecer su presidencia.

Steve Bannon fue jefe de estrategia de la Casa Blanca hasta agosto de 2017, momento en el que fue despedido. Antes de todo esto, se le acusa de ser parte de Cambridge Analytica. Como presidente y secretario de la compañía, fue uno de los ideólogos directos de los programas de uso de datos de Facebook para interferir directamente en las elecciones estadounidenses.

Si Alexander Nix tenía la empresa perfecta, con el candidato idóneo para llevar a cabo la tarea creada por el psicólogo adecuado, para cuadrar con la idea política de Bannon, en esta historia solo falta una cosa: los fondos. En este punto de la trama de personajes le llega el turno a la familia Mercer. Conocidos por su tendencia republicana radical, los Mercer siempre han apoyado obras filantrópicas para apoyar todo lo que ayudase al partido. La carrera de Trump era una de ellas, por lo que pronto se convirtieron en el fondo que financió el despegue de Cambridge en Estados Unidos. Y no solo elevar al candidato republicano. El papel de los Mercer también les ha llevado a buscar el fracaso de los oponentes de Trump. Esta famosa familia estuvo implicada en las acusaciones a Clinton por el famoso Clinton Cash.

¿Qué y cómo?

En este punto, es facil apuntar a cómo se creó la empresa del momento. A partir de SCL, y contratando a Wylie para el trabajo duro, Nix creó Cambridge Analytica a partir de la financiación de los Mercer. El objetivo y el primer cliente de la nueva empresa también quedaba claro. Los test de personalidad de Kogan creados específicamente para Facebook serían usados por Wylie para llegar al máximo de usuarios posible dentro de la red social. De esta manera, el programador obtendría los datos de millones de usuarios a partir de los cuáles segmentaría publicidad sobre la campaña política de Trump y, si así fuese necesario, noticias falsas que tornasen la psique de la población a favor del candidato republicano.

Esta es toda la información que Facebook sabe de ti… y la que vende

Salvo por la cuestión de las noticias falsas, en ese punto no hay nada relevante. No dista demasiado en el histórico de Facebook a la hora de ser capaz de recolectar información y venderla a terceros para sacar sus réditos. El punto importante está en la propia creación de Wylie. Definido como un genio, este programador fue capaz de encontrar una pequeña brecha de seguridad dentro de Facebook. El test, que legalmente estaba aceptado por cada uno de los participantes, daba acceso a algo mucho más grande. No solo se aportaba información con las preguntas respondidas, también permitía que el propio Wylie hurgase en likes, comentarios o experiencias de cada usuario. Y no solo del que aceptaba; también de todos sus contactos.

Propagado como un simple virus, Wylie dominó casi 50 millones de cuentas de usuarios. Su algoritmo solo tenía que estudiar qué era más efectivo para ellos a la hora de ofrecerles publicidad casi personalizada. Facebook se escuda en algo esencial: la API de 2015 permitía que, de solicitarlo por parte de un tercero, se podía acceder a los datos de uno mismo y de otros. Simplemente había que leerse la letra pequeña. Wylie aprovechó uno de los mayores males de los usuarios para saber datos y cifras exactas para llevar a Trump a la presidencia. Los likes y algunas palabras clave de mensajes privados bastaban para lograr el objetivo.

Pese a que Cambridge Analytica ha negado cualquier participación en los hechos que les vinculan con el escándalo con Facebook, de hecho en su propia web añaden un sistema para saber si los datos de cualquier usuario se han visto comprometidos, la realidad es que Facebook ya ha suspendido a la compañía de la actividad en la plataforma.

El test

270.000 personas llegaron a contestar a las preguntas elaboradas por Kogan, el cual tenía acceso académico a la plataforma. El psicólogo usó un mecanismo creado en 1960 que utiliza la puntuación conocida como Ocean. Esta misma establece los diferentes tipos de personalidades que hay: medida de apertura, conciencia, extraversión, amabilidad e inestabilidad emocional. Los cinco rasgos esenciales de las ciencias sociales. Un sistema muy parecido a test propuesto por la Universidad de Cambridge.

Facebook afronta su primera demanda por el escándalo de Cambridge Analytica

A día de hoy, Facebook no permite el acceso a terceros que ofrecen este tipo de test. Igualmente, esta circunstancia no ha servido de mucho: Facebook ya se enfrenta a la primera demanda por parte de uno de los usuarios afectados por Cambridge.

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