Nunca antes se ha hablado tanto del metaverso, de la realidad aumentada y virtual y de la confluencia entre todas ellas. De hecho, desde que Zuckeberg anunciase su intención de crear su propio mundo virtual en Facebook al estilo de Ready Player One, estos tres elementos parecen ser el mismo. Indistintos. Tampoco nunca antes se habían tenido tan presentes a las empresas del sector, escondidas desde el llamado invierno de la VR, ahora viven un segundo auge en una inesperada reconversión a eso que llaman metaverso. Y es que, en apenas unas semanas, el mundo tecnológico solo tiene la palabra metaverso en la boca. Tanto que el MWC 2022 se ha centrado en presentar cientos de propuestas vacías que intentar subirse al término de moda.
YBVR, de cerebro español y base estadounidense, es una de esas empresas que vivió el invierno y ahora está de primavera. Y tienen, según su visión, un primer adelanto de este universo virtual. Asumen que la puesta en marcha del metaverso de Facebook les ha venido bien, pero también son conscientes de que hay mucho camino por delante. Al igual Uttopion, Unity, Decentraland y Sandbox ahora son objetivo de deseo de inversores y clientes. Los fondos están volviendo a mirar a un ecosistema, que nada tiene de nuevo pero sí mucho de paciente. También otro tanto de superviviente.
Y es que los éxitos y caídas de este negocio, el de las empresas de realidad virtual, han ido muy de la mano de Facebook. Hace más de 6 años, el fundador de la red social compraba un negocio pequeño, financiado a través de un crowdfunding. Las Oculus, hasta ese momento unas gafas de realidad virtual independientes, pasaban a formar parte del imaginario tecnológico más mainstream. Después pasaron al olvido y, de nuevo de la mano de Facebook, regresan con fuerza con el metaverso prometido. Es precisamente la evolución que tuvo esta pequeña tecnológica que, ahora, gracias de nuevo a la reconvertida Meta, puede respirar tranquila en un ecosistema que, esta vez sí, dicen que está preparado para lo que se viene.
Este metaverso español nació con la televisión por IP
Esta historia comienza mucho antes de que el metaverso saliese a colación, también antes de la realidad virtual o aumentada. Por supuesto, mucho antes también de que las redes sociales estuviesen de moda y fuesen una constante en la vida de las personas, estaba la televisión por IP.
Uno de los que ahora nadan en el metaverso fue el ideado de lo que en España se conoció como ONO. Héctor Prieto, fundador de YBVR, estuvo detrás del producto patrio. "Fue un momento muy divertido. Cuando dejó de serlo tanto porque había muchas capas de gestión me fui", explica a Hipertextual.
De ahí, Héctor pasó a una empresa de tecnología que estaba detrás de lo que en aquellos años era una normalidad. Eran los que estaban detrás de Jazztel TV. Eran los años dulces para el sector de las televisiones de pago. Telefónica comenzó con lo que ahora se conoce como Movistar Plus+. Orange también contó con la suya. Hasta principios de la crisis, tuvieron un éxito considerable hasta que los costes de mantenimiento crecieron en exceso y los abonados bajaron. Después llegaron los años de las plataformas y la reconversión del sector en el que la reunificación ha sido la clave. Con HBO Max, Netflix o Disney+, las reglas del juego han cambiado. La batalla por los usuarios se mueven en otros términos. De las IP wars, llegaron las streaming wars. Pero esa es otra historia.
Fue tanto el éxito de la compañía, que Ericsson –la división internacional– se fijó en ellos. Tanto que terminó comprando la tecnológica, en un momento en el que los exits no eran noticia. En 2010, Héctor cogió a la familia y se mudó a Atlanta para trabajar en las oficinas centrales de la compañía.
Zuckerberg tuvo la culpa y Oculus más
Ya en Atlanta, y tras unos años trabajando en Ericsson, los ojos del mundo se centraron en Facebook. Mucho antes de sus problemas políticos, de libertad de expresión y consecuencias de las redes sociales. En una concepción aún muy naif del mundo, Facebook era noticia por su compra en 2014 de las Oculus.
Esa primera aproximación de gafas de realidad virtual se popularizó gracias al fundador de Facebook, uno que ni imaginaba que el metaverso se cruzaría por su camino. Zuckerberg solo encendió la mecha de un monstruo que aún estaba por llegar. No inventaron nada, pero sí que animaron a un sector que estaba lejos de conectar con la realidad. Como Héctor Prieto, muchos en el ecosistema de la tecnología se subieron a la ola de la realidad virtual. Spoiler: sale mal.
Héctor se puso a pensar en el sueño americano: crear algo desde cero. La industria empezaba a moverse al ritmo de Facebook. Cientos de propuestas, más o menos acertadas, florecieron para aprovechar el tirón de la red social. Tan pronto como subieron, bajaron.
YBVR, en cualquier caso, fue una flor tardía en todo este ecosistema.
"Vimos un problema en la industria, un video inmersivo con una calidad suficiente nos parecía impresionante. Y cuando ves la TV ya el 4K es perfecto, pero en las gafas tiene que ser mejor. Pero esa cantidad de datos no la soporta nadie. Lo que pensamos es que solo tenemos dos ojos, que donde tú veas esté en 8K pero lo que no veas no haya nada. Y lo patentamos".
Héctor Prieto, YBVR
5 años después tienen dos patentes. Una concedida y otra en proceso. Entre medias, una renuncia en un trabajo seguro (Ericsson) y una nueva mudanza a Silicon Valley.
Y llegó el invierno...
En apenas unos años, los millones fluyeron en manos de los inversores. Solo en un año, se alcanzaron más de 6.000 millones de dólares de inversión en tecnológicas VR únicamente de Estados Unidos. Se buscaba, entre otras cuestiones, alimentar al nuevo smarthphone. Ese cacharro que tenía la vocación de ser un esencial en cada hogar del planeta.
Pero la industria, que apenas soñaba con el metaverso más allá de las películas, empezaba a darse cuenta de algo: la tecnología aún no estaba preparada para el invento. Los vídeos inmersivos tenían mucha calidad, pero era un proceso incómodo. Pocos aguantaban más de unos minutos con unas gafas puestas; muchos se mereaban y otros no entendían el concepto. Por su parte, los inversores agotaron su paciencia ante un mercado de consumidores que aún no estaba allí.
Con esto, el otoño dio paso al invierno y comenzó la sucesión de víctimas que se cuentan por decenas. El estudio Future Lighthouse, con sede en Los Angeles y Madrid, cerró en 2018. Vidreo, que buscaba ser el YouTube de la realidad virtual, también bajó la persiana. Altspace VR, con 35.000 usuarios, puso fin a sus historia en 2017. Otros, como 8i o Jaunt, pivotaron a tiempo a negocios relacionados con el vídeo. Y así, una larga lista.
Fue en este contexto cuando YBVR estaba en búsqueda de capital para comenzar a ser algo más grande. Silicon Valley era el lugar perfecto para encontrarlo, con la salvedad de que los fondos ya no estaban dando dinero para los proyectos relacionados con la realidad virtual. La burbuja había pinchado y no había noticias de que fuese a cambiar en un corto espacio de tiempo.
"Los fondos nos decían que fuésemos a verlos cuando hiciésemos dinero y ahí vimos que se nos iba a hacer complicado. Pasamos un invierno muy duro"
Con una oficina en Madrid y otra en California, YBVR se quedó solo con la de Madrid. También tuvo que reconvertirse y reinventar la realidad virtual de alguna forma. Si las gafas no funcionaban, algo similar lo haría en el móvil u ordenador. Después de todo, eso sí que lo tenía todo el mundo a mano.
Pivotando con Covid por medio
YBVR encontró nuevos caminos para salir de ese invierno. De hecho, antes que el metaverso de Zuckerberg les sacase del problema, la pandemia por coronavirus ya supuso un respiro.
A través de los propio móviles, y centrados en eventos deportivos multitudinarios, encontraron su camino. El servicio se presta para encuentros como el tenis, fútbol o baloncesto, en los que los asistentes al evento podían usar su móvil o tableta como una pantalla a placer dentro del encuentro. Conectando con cámaras propias de YBVR o incluso las de televisión. Durante la pandemia, la necesidad de acercar el exterior a los confinamientos fue un soplo para la empresa y un buen recurso para las organizaciones que tomaron a la compañía de VR como el mejor socio para un momento muy complejo.
Con esto YBVR logró estar en el Australia Open, ese que no pudo disfrutar Novak Djokovic. También tiene acuerdos con el Real Madrid –no está del todo claro si para incluir el servicio en el nuevo estadio del equipo–. "Estamos trabajando con ellos, pero no podemos decir mucho", apunta Prieto. Y no sabemos si el metaverso tendrá algo que ver o no.
Ahora sí, el metaverso para la VR
Ahora, y con la llegada del 5G y nuevas líneas de inversión por las que pasan Telefónica y Lanzadera, YBVR abre un nuevo capítulo. Uno que tiene metaverso en la portada. Tampoco pueden adelantar demasiado pero, junto con Telus en un proyecto enfocado directamente a usuarios –hasta ahora su visión era de empresa–, piensan dar el salto al mundo creado por Facebook. ¿Solo el de Facebook? Ni mucho menos, aunque sí que es cierto que el modelo iniciado por Zuckerberg es el que más carga tecnológica implica y más hardware para ampliar la experiencia.
Ante todo este debate, queda una pregunta en el aire. En esta reconversión, obligada por las circunstancias, de las antiguas compañías de realidad virtual, la cuestión del metaverso parece haber cobrado una gran importancia. Pero, ¿existe el metaverso para YBVR? Son sinceros, y deben serlo teniendo en cuenta sus antecedentes: "Hay un hype como el de la realidad virtual, pero la industria está mucho más preparada y el Covid ha acelerado la necesidad".
Y solo hay que analizar el incremento en inversiones e interés por parte de los grandes fondos, también de los que están entrando en el segmento de la compra de terrenos en el metaverso –donde sí que apunta a crearse una próxima burbuja–. Pero a diferencia de lo que ocurriese hace unos años, ahora hay tecnología y modelos de negocio listos para triunfar. Una vez se solventen las barreas y las definiciones, el camino está listo. "Son los primeros pasos de metaverso".