El metaverso es, posiblemente, la palabra de moda de los últimos meses. Al menos desde que Zuckerberg, en su presentación de hace algo más de un año, anunciara que la compañía iniciaba su camino para conquistar ese mundo digital paralelo. Desde ese momento, nació el boom del metaverso. Desde ese momento también comenzó a sembrarse el germen para el invierno del metaverso. Uno que ya se llevó por delante a una primera hornada de empresas del ecosistema de la realidad virtual –también cuando Facebook se adentró con Oculus– y que se está viendo con el mundo de las criptomonedas.
Siguiendo una ley física básica: todo lo que sube, tiene que bajar. Luego quedarán los mejores, o los que puedan sobrevivir. Para Facebook está claro: quedan de 10 a 15 años para ver un metaverso tal y como ellos lo tienen planteado. Lo que existe ahora son los albores de ese mundo que quieren crear. "Para llegar a las experiencias de usuario óptimas, tiene que haber mucha tecnología que aún no existe", apunta José Luis Zimmerman, director de políticas públicas de Meta en España, bajo el contexto del encuentro anual de Ametic, "aún se tienen que optimizar recursos".
Quizá porque el anterior invierno de la Realidad Virtual fue originado por Facebook, no habla de ese invierno del metaverso como tal, pero sí mantiene el perfil bajo. Por lo que pueda pasar –ya Meta anunció un recorte de la inversión a raíz del descenso de sus ingresos en sus cuentas anuales–. También de la idea que tienen de lo que será el metaverso.
Y es que las versiones actuales del metaverso huelen a revisiones de algo que lleva mucho tiempo existiendo. Con un renovado Second Life que ha cobrado más fuerza que nunca y un Fornite que ha trascendido la frontera del mundo gaming, parece que ahora mismo hay metaversos por cada esquina. ¿Sirven para algo? Aquí hay opiniones para todos los gustos. Eduard Martín, de Mobile World Capital, prefiere llamarlos gemelos digitales o mundos inmersivos. Tiene una visión más conservadora de lo que vemos hoy en día.
Los usos más interesantes, como en la educación o la sanidad, aún están por verse. De momento, el metaverso se ha convertido en un escaparate de venta y marketing para marcas. "Una forma de llegar a nuevos nichos generacionales para las marcas", apunta Álvaro de la Mora, director de estrategia de Globant. Y lo que, desde su punto de vista, está teniendo más éxito son los NFT. "Podemos llegar a cuestionarlos, pero ahí están como una tecnología poco madura y cara que funciona", añade.
El invierno del metaverso llegará, y no es malo
La historia es cíclica. Un tópico que, sin embargo, se repite con cierta asiduidad. Los traspiés del pasado tienden a volver a repetirse. Y lo que ocurrió con la Realidad Virtual está repitiéndose en el metaverso. Ya ocurrió con la mera existencia de Internet. La burbuja de las puntocom fue una consecuencia del éxito masivo de un nuevo nicho de mercado.
¿Qué hay de diferente en este momento? "Hemos vivido una época en la que el dinero ha sido muy barato y el sector ha estado muy atomizado", explica de la Mora. Tras el anuncio de Facebook, se disparó el interés del sector. El fundador de Second Life volvió a la empresa que hizo crecer ante el renovado éxito de la misma. Las grandes empresas comenzaron a interesarse por lo que el metaverso podría ofrecer. Telefónica anuncio su inversión en startups del sector, Lanzadera comenzó a buscar ejemplos viables de las mismas. Las grandes tecnológicas desempolvaron sus productos de Realidad Virtual con mayor o menor acierto.
Con todo, y sobre cuándo vendrá el prometido invierno del metaverso, no quieren hacer adelantos, pero tienen claro que llegará. Después de todo, "es complicado preverlo, ya que siempre va acompasado de ciclos económicos", añade de la Mora.
Lo que sí tienen claro todos es que del invierno saldrá lo que decidan qué será el metaverso de aquí a unos años. "Una burbuja que vendrá de la mano de la unificación", apunta, de la que surgirá una pregunta esencial: ¿quién se quedará con todo eso y será capaz de unificar todo lo creado?
Lo que quedará tras el invierno
"Va a quedar la esencia y van a desaparecer muchas otras cosas", explica Álvaro de la Mora. Qué quedará de todo esto no es algo que nadie quiera responder. Más allá de las aproximaciones que se han podido ver hasta la fecha, no se sabe a dónde llegará lo que, dicen, será el futuro de la tecnología. O, en palabras de Zimmerman, "la revolución más grande de Internet desde que nació el mismo Internet".
Más allá de la educación, la sanidad mencionadas y los nichos que lleguen de aquí a unos años, en el caso de Globant siguen insistiendo en el sector retail. Es el que más beneficios les está reportando en este momento –"porque si no hay monetización no funciona", apunta de la Mora–, también es de los pocos que está dando los primeros pasos.
Para el futuro, apuntan a que ya tienen contratos –al menos en el caso de Globant– con una larga lista de empresas. Sin poder dar a conocer los nombres de las mismas, sí que adelantan que hay clubes deportivos nacionales que ya están trabajando para conectar el mundo de una forma distinta.
También el mundo de los conciertos. Lo que durante los confinamientos por Covid fue "el futuro de la música", pasó a un segundo plano. 2022 ha sido el verano de los festivales, de los 100 % presenciales y sin distancia interpersonal. El virus desapareció con la llegada de los cientos de títulos nuevos de festivales que han proliferado este año. Sin embargo, Globant aún ve el futuro de este mundo dentro del metaverso. Siempre que se aproveche el espacio físico y el virtual de forma correcta. "Habrá un impulso a los eventos presenciales y un nicho grande de los digitales", explican, pero solo vivirán aquellos que no existen en el mundo físico y que aporten algo más.