Malos tiempos para las valoraciones en las startups. Malos tiempos para la economía en general. La historia de Klarna, la fintech sueca de compra ahora y paga después, es el ejemplo palpable de un ecosistema que pronto deberá enfrentarse a una economía que no vive su mejor momento.

Hace unos días, se confirmaba la máxima. La fintech, en el cierre de su última ronda de financiación de 800 millones de dólares –una cifra que sigue estando a la altura de los mejores tiempos de las startups–, se dejaba por el camino uno de los bastiones del ecosistema emprendedor: su valoración. Una que, según apuntaba el fundador de la fintech, ha venido por un cambio de idea completamente arbitrario del lado de los inversores. Uno que, por cierto, basa sus réditos en el petróleo. Ha sido Mubadala, Fondo de Emiratos, el que ha liderado la operación.

De los 46.000 millones que se granjeaba en 2021, ahora la startup se desploma un 85 % hasta alcanzar los 6.700 millones. Pero Klarna no está sola. Los volúmenes, que desde hacía tiempo ya se antojaban desmesurados, han comenzado a entrar en una fase de realidad y relajación. Glovo es quizá uno de los mejores ejemplos en España. Con un mercado delivery que está buscando su lugar tras el éxito de la pandemia, bajaba hasta los 800 millones de euros en plena compra por parte de Delivery Hero. Otras, además de la reducción de sus valoraciones, están en fase de reajustes.

Ante una caída de sus tickets y una más que posible recesión, todo se traduce en despidos. La propia Klarna es una de ellas. Tampoco la única. Getir, Kry, Trustly o Storytel también han pasado la tijera sobre sus plantillas. 2gether, fintech del ecosistema cripto, incluso ha cerrado operaciones y negocio en España. Este, concretamente, es uno de los sectores más afectados por un grupo de inversores que están perdiendo el interés en un mercado con un producto altamente volátil.

Con todo, no parece el mejor momento para el ecosistema startup internacional. Klarna, que parece ser la punta de lanza de lo que está por venir, es, sin embargo, la oportunidad de lo siguiente.

Las startups también huelen la crisis

El caso de Klarna es, quizá, el más sonado de todos por el volumen de caída de su valoración. Pero no es el único. Tampoco es un sector aislado. Los inversores comienzan a tener en cuenta la situación futura para tomar decisiones. Explica a Hipertextual Bernat Ripoll, fundador de Holded, que a un año de haber cerrado la compra de su empresa noruega Visma seguramente el precio actual de venta no hubiese sido el mismo. De los 190 millones que lograron hace 12 meses, lo conseguido hubiese sido mucho más bajo en este momento.

Los datos apuntan a un enfriamiento del ánimo, aunque no de su abandono. Según el informe semestral de tendencias de inversión en España de Bankinter, ya se percibe un cambio de tendencia. El volumen de inversión ha caído en un 30 % respecto a los datos del año pasado, aunque la actividad (número de operaciones) se mantiene. La previsión a fin de año es que habrá un enfriamiento del sector. Un cambio después de años de records –incluso para mitad de la pandemia–.

Los dos factores de Klarna

El caso de Klarna obedece a varias lecturas. Por un lado, y según explica Javier Collado, profesor de Economía del CEF, a Hipertextual, "Klarna ha caído drásticamente, ya que ha encontrado competidores que hacen exactamente lo mismo". No le falta razón, PayPal y Apple han creado sus propias versiones del famoso "compra ahora y paga después". Con una masa de clientes logrados con años de fidelización, tienen un camino grande logrado. También los grandes bancos, como el Santander, han entrado en el juego desde hace un tiempo.

Algo que para el profesor es una tendencia que ya hemos visto antes. "Ha sucedido en el sector del reparto a domicilio de comida con Glovo, y antes con la explotación de espacios de coworking como la startup WeWork", apunta.

Pero, por supuesto, todo esto reside en una historia mucho más amplía. "Está muy relacionado con los fondos de capital riesgo y las rondas de financiación", explica Héctor Chamizo de Dirigentes. Por un lado, los fondos están haciendo acopio de liquidez para cuando la situación sea mucho más favorable. "También para invertir a un precio más barato", añade. Por otro, la recesión que asoma por el horizonte ya se está teniendo en cuenta para tomar decisiones. A la baja, por supuesto.

Si le sumamos el desplome de la bolsa, el conflicto de Ucrania y el mercado energético desbocado, la situación pinta en bastos.

El fintech de Klarna, una bomba a punto de estallar

Klarna juega en una liga muy complicada. El compra ahora y paga después funciona si todo va bien. Si no, es una bomba de relojería. Es precisamente este hecho el que ha tirado la valoración de la que fuese la fintech –y startup en general– mejor valorada de Europa.

"Es un modelo que cuando hay vientos de cola funciona en la economía. El modelo capitalista en su máxima expresión se ha basado en el crédito para favorecer el crecimiento económico. Cuando hay una crisis, esto puede saltar por los aires."

Héctor Chamizo de Dirigentes

Si analizamos el dato de los créditos revolving en Estados Unidos, la cosa no aporta un mejor dato. Ha vuelto a sus máximos históricos con 11.100 millones de dólares en juego, pese a su 18 % de interés. "Si llega una crisis, esto será muy peligroso", apunta Chamizo, "y esto al final se contagia".

Por este motivo, sumado a la coyuntura económica, el sector fintech –que juega, además, en un sector afectado directamente– no pasa por su mejor momento. "Una subida de tipos les puede afectar positivamente, porque los márgenes aumentan, pero si cortas el acceso al crédito tienes más margen, pero menos demanda", concluye.

Esto ya lo hemos visto, y eso es buena señal

El ecosistema startup ya lleva a cuestas varias crisis, más allá del caso anecdótico de Klarna. La más importante, la puntocom, que se llevó por delante a toda una burbuja que había nacido con el auge de los primeros momentos de internet. Su caída fue el germen de algo mucho mayor. En 2008, con la crisis de deuda que comenzó en Estados Unidos y luego se expandió al mundo, ocurrió algo similar. De aquellos años surgieron los que ahora son los iconos tecnológicos del momento. Uber –con sus más y sus menos–, Airbnb o, incluso, Cabify o Glovo en España, nacían aprovechando un hueco en una economía complicada.

Para Héctor Chamizo, todo apunta a que se repetirá la historia. "Muchas empresas lo van a pasar muy mal con los costes y las consecuencias de la inflación", explica, "pero todo tiene que ajustarse en las startups que ya están operando". Lo cual, para el analista, no es negativo. Esto dejará la puerta abierta a "muchas oportunidades". Para muchas que, con menos valoraciones, pueden tener un gran crecimiento aprovechando las oportunidades que una más que segura crisis y recesión dejen por el camino. "Si las ideas son buenas, lo más seguro es que funcionen", explica.

Con una previsión de mayor crecimiento tecnológico, pero eso sí, con un cambio en las reglas del juego: menos valoraciones y una búsqueda de la lógica en los modelos. Serán malos tiempos para los modelos que no tengan la rentabilidad por bandera.