El caso de Netflix es bastante llamativo. Pese a la aparición de un sinfín de servicios de streaming de películas y series que intentan disputarle el liderazgo, la plataforma ha sabido mantenerse como máximo referente del sector. No obstante, su mundo parece haber quedado patas arriba desde que en abril informó la pérdida de 200.000 suscriptores en el primer trimestre de 2022. Y las estimaciones para el segundo trimestre son aún más preocupantes, ya que proyecta sufrir la salida de 2 millones de usuarios más.
No ha pasado un mes desde que se conoció la noticia y Netflix sacó a relucir un plan de contingencia que ataca distintos frentes. En el plano económico, la compañía ha optado por financiar menos cantidad de contenido original, pero de más calidad. Esto no significa que piense reducir su inversión —de hecho, la incrementará en 20.000 millones de dólares—, sino que quiere ser más selectivo con los proyectos, y eso ya ha encendido las alarmas entre los productores en Hollywood.
Además, anunció el lanzamiento de un plan de suscripción más barato que incluirá anuncios (que aparentemente llegará este año), y ha comenzado a explorar la posibilidad de meterse en el mundo de las transmisiones de eventos en directo. Y como si eso no fuese suficiente, quiere salir de cacería y hallar a todos aquellos que comparten las contraseñas de sus cuentas para que dejen de hacerlo.
Dicho todo esto, queda claro que la empresa de Reed Hastings parece haber salido del letargo; aunque más por obligación que por convicción. No obstante, lo peor que hoy puede hacer Netflix es actuar por desesperación. La plataforma sigue liderando el mercado y tiene con qué hacerlo, y debe atender algunas cuestiones clave para revertir las críticas negativas y comenzar a construir tras un complicado comienzo de año; entre ellas, ofrecer un catálogo más curado y ser más consciente de lo que ocurre puertas hacia afuera con la competencia.
Netflix debe ajustar su estrategia
Queda la sensación de que, en las últimas semanas, Netflix ha pisado el acelerador en temas que habían quedado "dormidos" en los últimos años. La primera caída de usuarios en una década fue un baño de realidad doloroso, pero necesario; en especial, para que la empresa abandone el nivel de comodidad que había adoptado en el último tiempo.
Netflix llegó a aislarse hasta el punto de ni siquiera considerar si sus fechas de lanzamiento coincidían con los grandes estrenos de plataformas rivales. Uno de los casos más notorios fue el de la serie Daybreak, que debutó en el servicio a fines de octubre de 2019, justo en el momento de mayor expectativa por la presentación de The Mandalorian en Disney+, que llegó al público apenas un par de semanas más tarde.
El fracaso de Daybreak fue tal que a mediados de diciembre, cuando aún no habían pasado dos meses de su estreno, Netflix decidió cancelarla. Y el problema no fueron las críticas hacia la producción, que recibió mayormente comentarios positivos, sino la falta de impacto entre el público. Jeffrey Fierson, productor de la serie, no dudó en echar culpas al servicio de streaming por su pobre logística de lanzamientos. "Si hay algo que diría que es culpa de Netflix, es que es una isla. Es posible que no vean lo que sucede fuera de sus paredes; o que lo sepan y la arrogancia sea tan grande que no les importe", le manifestó a The Wall Street Journal.
Y su vuelco por la industria de los videojuegos parece que tampoco le ha ayudado a mantener el enfoque. En el último año, la plataforma estuvo muy pendiente de lanzar sus juegos para iOS y Android —y absorber algún que otro estudio en el camino—, y hasta aquí ninguno ha sido pasión de multitudes. Esto también hace dudar sobre si su apuesta por el gaming está realmente justificada, aunque es un tema que abordaremos en profundidad en otra ocasión.
Más allá de aplicar cambios necesarios, hoy el peor error de Netflix sería excederse en su intento por compensar por equivocaciones o negligencias del pasado. Si la compañía se apresura a tomar decisiones cruciales, es probable que se quede a medio camino y se resienta todavía más su relación con los usuarios.