Cualquier cambio en Twitter parece ser visto con especial recelo por parte de sus usuarios. Más que los que se puedan dar en cualquier otra red social. Y es que Twitter, a la vez que muchas veces es un lugar lleno de gritos del que salir huyendo, también parece haberse convertido en la red social favorita de aquellos que la usan activamente. El problema para la propia Twitter: son pocos y no tienen demasiadas opciones en las que gastar dinero.

Comparados con los más de 1.200 millones de usuarios activos con los que cuentan Instagram o TikTok, o el mastodóntico inventario de 2.200 millones (no tan activos, eso sí) con el que cuenta Facebook, los 350 por los que se mueve Twitter según sus últimas actualizaciones parecen más bien poca cosa. Y más aún cuando sus intentos por monetizar por vía publicitaria, si bien funcionan, no parecen haberse afianzado tanto dentro del mundo de los anuncios online.

Buscando formas de que gastemos dinero dentro de Twitter

Por eso quizá en el último año y medio hayamos visto transmutarse tanto a Twitter. De hecho, la hemos visto hasta presentar sus stories (Fleets) y eliminarlos. A ello se suma la compra de Revue para integrar un sistema de newsletters, Spaces, su copia/plagio de Clubhose, Twitter Blue, su servicio de pago que por 2,99 dólares al mes que nos permite deshacer tuits, los SuperFollows, una espacie de Patreon integrado, y, por último, Communities, algo parecido a los subreddits donde encontrar espacios solo de temáticas comunes.

Revue se integra en Twitter

Muchas de estas nuevas características aún siguen en modo de prueba, pero cuentan con dos claras cosas en común: retener a sus usuarios -algo que también está intentando poniendo cada vez más salvaguardas para evitar la toxicidad, como el nuevo 'modo seguro’- e invitarles a sacar la chequera. Tanto Revue -enfocada en monetizar newsletter-, como SuperFollows o Blue van encaminadas a comisionar por prestar servicios.

Twitter ha sido la gran red social a la que más le ha costado ser rentable. Lo logró en 2018, lo volvió a conseguir en 2019, y en 2020, debido a la caída de publicidad por la pandemia, volvió a números rojos. Todo, mientras sus usuarios parecían seguir en plano.

Hasta ahora, Twitter ha basado el 90% de sus ingresos en publicidad y en tratamiento y licencia de datos utilizados de forma anonimizada para hacer análisis de consumo.

En los que va de 2021, sus ingresos han aumentado un 74% como rebote al efecto pandemia, y también se comenzará a probar cómo funcionan todas sus iniciativas. Por ahora, entre los datos que sabemos es que SuperFollows logró en sus primeras dos semanas tras su lanzamiento en Estados Unidos unos 6.000 dólares. Por algo se empieza.

Volviendo a ser un nido agradable (o intentándolo)

Este reto de mantener la rentabilidad -que a Jack Dorsey a veces parece no importarle demasiado- viene acompañado del de devolver a Twitter a una especie de Arcadia en internet que recuerda a la de los foros. Sin tanta crispación, insultos y enfrentamiento.

Aunque todos les deseemos buena suerte con ello, la primera apuesta en firme, Communities, ataca directamente a este problema.

Espacios de Twitter
Crédito: Twitter

Uno de los conceptos más estudiados en sociología para entender por qué las redes sociales a enfadarnos es el denominado colapso por contexto: que en un mismo espacio se junten personas con ideas, intereses y gustos muy distintos y además con vocación de exponerlas.

En gran medida, esta idea explica todos los problemas que han rodeado a Twitter, que al seguir basada en el texto, parece ser más promiscua a la crispación.

¿Pero qué pasaría si se pudiera construir una versión de Twitter que separara estos contextos? Esa es la idea que subyace en el lanzamiento de Communities, una forma de crear grupos semipúblicos en los que solo los miembros pueden participar en las conversaciones a las que se acceden por invitación.

De momento en pruebas para algunos usuarios, Communities permite una vez dentro de un grupo en el que se habla de perros, plantas o lo que sea (un foro, como idea) tuitear directamente a otros miembros en lugar de solo a sus seguidores. Solo los miembros de una Comunidad pueden dar “me gusta” o responder a los tweets enviados por otros miembros. Se recrea ese contexto de interés perdido.

Al igual que los grupos de Facebook y los subreddits de Reddit, cada Comunidad de Twitter tendrá sus propios moderadores, que podrán establecer normas e invitar o eliminar a personas. Twitter invitó a un puñado de usuarios a crear las primeras Comunidades y permitirá a cualquiera solicitar la creación de la suya propia en su sitio web.

Veremos si esto facilita los dos retos que Twitter tiene por delante. Volver a ofrecernos un entorno amigable donde la gente no quiera salir corriendo y, por supuesto, con Communities también consigue encontrar un público mucho más definido en el que, duela a Dorsey más o menos, explotar el que sigue siendo su gran negocio: la publicidad.