Twitter lleva varias semanas siendo noticia de forma continuada. La red social dirigida por Jack Dorsey ha presentado en los últimos tiempos sus ‘superfollows’, su sistema nativo de suscripción para compartir contenido de pago; ha comprado Revue para integrar las newsletter en esta estrategia, y ha lanzado en beta Spaces, su clon de Clubhouse. Y, si nos vamos más atrás, ha probado sin fortuna su propia versión de los ‘stories’ o los audios en sus mensajes.
Pero más allá de todas estas novedades, que en gran medida tienen como objetivo reforzar la vía de ingresos de la plataforma y su casi plano aumento en el número de usuarios, Twitter está trabajando en algo mucho más profundo de fondo: una propuesta para descentralizar las redes sociales. O como también se ha llamado: federalizarlas.
¿Cómo? El CEO de Twitter, Jack Dorsey, imagina un futuro en el que el usuario pueda elegir lo que ve en las redes sociales escogiendo su algoritmo de recomendación favorito, en lugar de depender de una única empresa que lo controle.
Dorsey se pronunció por primera vez sobre esta idea en otoño de 2019, llamándola proyecto ‘Bluesky’, al que había dedicado un equipo de ingenieros. Estas últimas semanas, coincidiendo con las llamadas de inversores para presentar resultados, el asunto volvió a salir a la palestra. Principalmente, porque no solo supondría un cambio drástico en la forma en la que ‘conectamos’ con las redes sociales, sino también en una de las mayores polémicas actuales: la moderación de contenido tras episodios como el baneo a Donald Trump y las noticias falsas.
Una App Store de algoritmos de redes o un protocolo de correo, los referentes de Bluesky
Dorsey dijo en su última reunión con inversores que Twitter está "entusiasmado por construir" características que darán a la gente más opciones sobre lo que ven. "Se puede imaginar una visión de los algoritmos similar a la de una tienda de aplicaciones que ofrezca a la gente la máxima flexibilidad en cuanto a las publicaciones que se les presentan", dijo Dorsey en la conferencia.
Llevándolo a la tierra, esto supondría cambiar nuestra relación con las redes sociales a la que tenemos con un gestor de correo. Por medio de un protocolo común, podemos añadir a nuestro gestor -Gmail, Outlook, Mail- tantas cuentas de correo que queramos. Cada una de su propio dominio, con sus propios usos y reglas.
En la práctica, Bluesky busca encontrar ese protocolo común en el que, quizá a futuro, nos conectemos a una sola aplicación en la que podamos encontrar un feed de Twitter ordenado como nosotros prefiramos. O quizá las notificaciones de Facebook controladas por reglas que nosotros podamos marcar de mejor forma. Unir todo bajo un paraguas, en definitiva, para que a su vez dentro de este protocolo podamos generar nuestros propios espacios en función de comunidades, temas afines, y reglas de moderación concretas.
"Eso es algo que no sólo podemos organizar, sino que podemos participar. No sólo ayudaría al negocio, sino que impulsaría a más gente a participar en las redes sociales en primer lugar"
Jack Dorsey, CEO de Twitter
La moderación de contenido, con salvoconducto para las plataformas
Dorsey también ve esta descentralización como una forma de "abordar algunos de los problemas" en torno a la Sección 230, la ley que da a las plataformas protección contra el contenido creado por los usuarios. En pocas palabras, la legislación que permite que Twitter se rija por las normas de Twitter y nada más. Que un mensaje pueda ser tachado de irrespetuoso o una cuenta cancelada sin apenas posibilidad de apelación.
Esto abre la puerta a acabar con el descontento de muchos usuarios, pero también a que grupos dañinos que hasta ahora han sido controlado en redes sociales (y seguramente el último caso sea Parler), tengan un espacio propio y autónomo, donde la gente que no quiera saber de ellos permanezca al margen, pero donde también se les de libertad. Crear burbujas, en definitiva, que también liberarían a las compañías tras la redes sociales de los riesgos de ser acusados de censura.
No es algo nuevo: de Mastodon, pasando por ActivityPub, a la propuesta de Comunidades
Ya existen redes sociales descentralizadas, aunque ninguna ha tenido gran éxito. En 2016 por ejemplo Mastodon ganó gran repercusión cuando muchos usuarios de Twitter se mudaron a este especie de clon, que ofrece seguir de forma mucho más concreta intereses y que tiene normas más laxas que Twitter para el contenido inapropiado.
Mastodon se basa en ActivityPub, un protocolo que en gran medida se parece al que quiere conseguir Twitter con BlueSky. La duda, de nuevo, es cómo evitar que en esas burbujas se generen cámaras de eco. Espacios sin mensajes contrarios a lo que se hable allí. Se solucionaría la gresca de Twitter habitual y se crearían feeds mucho menos irritantes seguramente, pero puede que, aunque invisibles para aquel que no quisiera, se generaran también lugares en los que se trasladen sin control alguno las cavernas más peligrosas de internet.
Al hilo de esto, Twitter, a la vez que sus ‘Superfollows’, también presentó ‘Comunidades’, una nueva funcionalidad de la que aún se sabe más bien nada y que podría ser la primera aproximación a estas formas de comunicación.
La otra gran duda de fondo es: ¿se prestarían Facebook, Linkedin y otras redes a entrar en un protocolo como el que propone Bluesky?
La polémica por el baneo de Trump, de fondo
Estas semanas Dorsey también respondió públicamente a la decisión de la compañía de prohibir el acceso del expresidente Trump a su plataforma a raíz de los disturbios del Capitolio, escribiendo que Twitter se había "enfrentado a una circunstancia extraordinaria e insostenible" y que no "se sentía orgulloso" de la decisión. En el mismo hilo, se refirió a "Bluesky", que tiene como objetivo construir este "estándar abierto descentralizado para los medios sociales" del que Twitter es sólo una parte.
Los investigadores que participan en Bluesky revelaron a TechCrunch que es una iniciativa que aún está en sus primeras etapas.
¿Cómo funcionaría Bluesky?
Al igual que Bitcoin carece de un banco central que lo controle, un protocolo de red social descentralizado funciona sin un gobierno central, lo que significa que Twitter sólo controlaría su propia aplicación construida sobre Bluesky, y no otras funciones sobre el protocolo. El sistema, abierto e independiente, permitiría a las aplicaciones ver, buscar e interactuar con los contenidos de todo el estándar.
Twitter espera que el proyecto pueda ir mucho más allá de lo que ofrece la actual API de Twitter -que históricamente se ha ido cercenando-, permitiendo a los desarrolladores crear aplicaciones con diferentes interfaces o métodos de curación algorítmica.
Viralidad y monetización vs. protocolos abiertos
TechCrunch tuvo acceso a una hoja de ruta que revela los puntos fuertes y débiles que ve Twitter a su propia propuesta.
Entre ellos se incluye "cómo evitar que la controversia y la indignación secuestren los mecanismos de viralidad", así como el deseo de desarrollar "mecanismos personalizables" para la moderación, aunque el documento señala que las aplicaciones, y no el protocolo general, son "responsables en última instancia del cumplimiento, la censura, las eliminaciones, etc.".
Sin lugar a dudas, un proyecto que tiene mucho de interesante, pero en el que cuesta discernir cuánto hay del utopismo a veces desbocado de Dorsey y, sobre todo, hasta qué punto otros grandes gigantes de las redes sociales estarían dispuestos a participar.