Si todo va como Twitter quiere, en unos años debería de haber dejado de ser ‘solo’ una red social de micro-mensajes para convertirse en una especie de superapp en la que compartir contenido escrito y en audio.
La red social dirigida por Jack Dorsey nunca ha sido demasiado ducha en aquello que otras redes sociales sí que hacían bien: monetizar. Su propuesta de mensajes cortos ha enamorado a muchos usuarios, pero también ha dejado desencantado a muchos otros por la gresca y los círculos viciosos en los que a veces cae su ecosistema.
En pocas palabras: un cóctel que no ayuda ni a que Twitter llegue a más gente ni a que sus opciones de ingresos aumenten. Twitter cuenta hoy con 330 millones de usuarios activos mensuales, apenas 28 millones más que hace cinco años. Pueden parecen muchos (y lo son) pero no en comparación con los más de 1.000 millones de Instagram.
A lo largo de su historia, Twitter ha pasado por varias fases e intentos por salir de su propia burbuja. La mayoría, como con la compra de Vine o Periscope, no han salido bien.
Ahora se encuentra en un nuevo cruce de caminos. Tras probar los ‘fleets’ (la enésima copia de los stories), y los mensajes de audio, en los últimos meses Twitter ha hecho dos adquisiciones o implementaciones importantes. La primera, la creación de Spaces, una especie de chat de audio controlado que resulta muy similar a Clubhouse, una de las apps del momento. La segunda y más reciente, la adquisición de Revue, la startup holandesa de envío de newsletters con la que quiere abrirse paso en este creciente mercado.
¿Le saldrá bien?
El mercado de las newsletter: una vía para cobrar por contenido al fin para Twitter
Twitter y Revue siguen siendo independientes por ahora, pero su compra parece indicar una integración completa. Con Revue Twitter quiere entrar de lleno en el mercado de las newsletter, y ha empezado con fuerza ampliando sus opciones gratuitas y reduciendo los cobros frente a la gran competencia: Substack.
El auge de las plataformas que ayudan a escritores, periodistas o creadores de contenido a monetizar sus textos a través de un formato de envío por correo electrónico supone una clara oportunidad para Twitter, una empresa que depende de un ejército de usuarios que contribuyen libre y públicamente con contenidos breves.
La propuesta podría ser que este ecosistema sirviera para que muchos creadores se centraran de nuevo en Twitter para llevar a sus seguidores hacia sus newsletters de pago. Además, también podría esto contribuir a nuevas opciones de anuncios para Twitter, un negocio que no ha acabado de explotar como otras redes.
¿Y un gran plagio? Spaces, el Clubhouse de Twitter
La segunda gran novedad de Twitter se llama Spaces, y es una respuesta directa al auge de Clubhouse, la app con salas de chat que ha irrumpido con fuerza desde mediados del año pasado. De hecho, podrían decirse que son idénticas.
Twitter de hecho ha pasado de ser una especie de llanero solitario a actuar en cierto modo como Facebook, bajo el patrón de compra o imitación de otras alternativas que cree que pueden ser interesantes.
En teoría, Spaces podría proporcionar otra vía para que los usuarios mantengan conversaciones en la plataforma, pero sin acoso ni abuso por parte de trolls, gracias a las herramientas que permiten a los creadores de estos espacios controlar mejor la conversación.
En uno de estos espacios de conversación, se podrá ver quién forma parte de la sala y quién está hablando en cada momento. La persona que cree el espacio tendrá controles de moderación y podrá determinar también quién puede participar. Twitter dice que experimentará con la forma de descubrir estos espacios en la plataforma, incluyendo formas de invitar a los participantes a través de mensajes directos o directamente desde un tuit público.
Su rival, Clubhouse, ya ha tenido problemas con la moderación de contenidos y la celebración de conversaciones a veces controvertidas, incluidas las críticas a los periodistas.
Queda por ver si la versión de Twitter puede evitar esos mismos problemas, pero estas herramientas iniciales de moderación que la empresa está incorporando -además del enfoque inicial en los usuarios que más pueden necesitar estos espacios moderados- puede ser un punto diferencial. La pregunta es, ¿se acordará alguien de Clubhouse en un tiempo? Si no es así, es que Twitter ha ganado.