Cuando la carga dramática de una serie de televisión le golpea a uno de verdad, no la olvida. Las tribulaciones de sus personajes le han llegado muy dentro y, si le presentan lo que les ocurre con la suficiente habilidad audiovisual, con ese golpe pueden hasta noquearle. De modo que a algunos nos resultaba imposible no estar deseando ver la temporada dos de The Morning Show (Jay Carson y Kerry Ehrin, desde 2019), la propuesta de Apple TV+ sobre los entresijos de un exitoso programa matinal americano, por estas razones.
No podía ser de otra manera tras el clímax estremecedor de puro brillante con el que termina la primera temporada, un directo a la boca del estómago que, si no le tumba a uno, como mínimo le hace ver las estrellas. Una traca final extraordinaria, con toda la andadura hasta allí sostenida por un puñado de actores sobresalientes en cada uno de su roles.
El interés por las luchas de poder y la experiencia
No puede extrañarnos que el estadounidense Jay Carson se propusiera contar esta clase de historia, habiendo sido productor de la imperdible House of Cards (Beau Willimon, 2013-2018) y guionista de El candidato (Jason Reitman, 2018): lo que, a fin de cuentas, es pura intriga política.
No obstante, su compañera Kerry Ehrin, una compatriota mucho más experimentada, ha diversificado lo suyo antes de acabar en The Morning Show; desde su participación en Fama (Christopher Gore, 1982-1987), pasando por Los problemas crecen (Neal Marlens, 1985-1992), Luz de luna (Glenn Gordon Caron, 1985-1989), Aquellos maravillosos años (Carol Black y Marlens, 1988-1993), Boston Legal (David E. Kelley, 2004-2008), Friday Night Lights (Peter Berg, 2006-2011) o Parenthood (Jason Katims, 2010-2015), hasta la creación de Motel Bates (2013-2017) con Carlton Cuse y Anthony Cipriano.
La pistola cargada de ‘The Morning Show’
The Morning Show es de ese tipo de series de televisión en las que se usa una planificación a veces contemplativa para plasmar un estado de ánimo, y aquí, plenamente consciente de lo que los personajes rumian en su estresante rutina diaria; con dinámicos planos secuencia ocasionales y cámara lenta de énfasis.
Pero eso no quiere decir que las conversaciones, y la interpretación durante las mismas, no supongan su mayor baza dramática para mantener la atención huidiza de los espectadores y elevar el listón cinematográfico. Porque resultan tan creíbles, elocuentes y afiladas como deben serlo. Y a uno de da la sensación de que, si los guiones proviniesen de alguien casi siempre genial como el Aaron Sorkin de The Newsroom (2012-2014), la ficción de Jay Carson y Kerry Ehrin para Apple TV + sería un puñetazo en la mesa de los más resonantes. Pero no os equivoquéis: aquí no hay suficiente tela que cortar en ese sentido.
Y vuelven en la segunda temporada esos parlamentos realmente buenos que nos escriben, con verdadera chispa y conceptos jugosos, como las metáforas por boca del elocuente Cory Ellison de Billy Crudup (Big Fish); un agradabilísimo sentido del humor cáustico, sin evitar la amargura nunca, y unos cara a cara de alto voltaje en las luchas de poder y los intereses contrapuestos de The Morning Show; los cuales nos recuerdan los de la ya mencionada House of Cards, pero con pocos recursos violentos.
La carne de gallina con la mejor serie de Apple TV+
Regresa también el saber estar de Jennifer Aniston (Friends) como Alex Levy, las altas capacidades de Steve Carell (Café Society) en la piel de Mitch Kessler para ofrecernos una encarnación muy expresiva pero no histriónica; igual que la de Reese Witherspoon (Election) como la combativa reportera Bradley Jackson o la del pletórico Billy Crudup.
Y el soporte impagable de sus compañeros de reparto, sea Mark Duplass (La noche más oscura), Karen Pittman (The Americans), Nestor Carbonell (Lost) o la carismática Marcia Gay Harden (Mystic River) como Chip Black, Mia Jordan, Yanko Flores y Maggie Brener respectivamente. A los que se une Julianna Margulies (Los Soprano) de Laura Peterson. A falta de Gugu Mbatha-Raw (Loki), que estuvo espléndida como Hannah Shoenfeld en la temporada uno.
Oh, y una gran osadía para plantear determinadas problemáticas sociales e históricas con una complejidad honesta que revuelve y que no le gustará a los sectarios de cualquier índole. Y los momentazos llenos de intensidad dramática que nos proporciona son de los que le ponen a uno la carne de gallina. Un auténtico gusto enfrentarse de nuevo a The Morning Show en Apple TV+.