Hay que películas que se hacen, sencillamente, para que nos sentemos a verlas y disfrutar. No parece en absoluto probable que las elijan entre lo mejor del año ni que sean galardonadas en los certámenes de cine más conocidos o prestigiosos del mundo. Ni siquiera se convertirán en las preferidas de ningún cinéfilo. Pero no importa porque habrán cumplido con su propósito, son honestas y no fallidas y tampoco constituyen una propuesta desneuronada. Y a Free Guy (Shawn Levy, 2021) podemos meterla en este satisfactorio saco sin titubeos.
Se trata de una aventura de cercana ciencia ficción humorística que mezcla conceptos de TRON (Steven Lisberger, 1982), ¡Rompe Ralph! y su mejor secuela, Ralph rompe Internet (Rich Moore y Phil Johnston, 2012, 2018), o Ready Player One (Steven Spielberg, 2018) con los de Atrapado en el tiempo (Harond Ramis, 1993) y El show de Truman (Peter Weir, 1998). Y no se nos indigesta nada sino que alimenta bien nuestro entretenimiento.
Un director dudoso para ‘Free Guy’
Uno podría albergar sus dudas sobre el resultado de Free Guy con el canadiense Shawn Levy como director. Su veteranía no puede cuestionarse, pero su carrera ha pivotado entre largometrajes decentes como Acero puro (2011) y Ahí os quedáis (2014) o patochadas de la comedia chorra como Gordo mentiroso (2002), Recién casados, Doce en casa (2003), el horrible, inenarrable remake de La pantera rosa (2006), la trilogía fantástica de Noche en el museo (2006-2014), Noche loca (2010) o Los becarios (2013).
Pero también hay quien le resulta de la suficiente confianza para confiarle, por ejemplo, el episodio “Kimmy Drives a Car!” (2x06) de Unbreakable Kimmy Schmidt (Tina Fey y Robert Carlock, 2015-2019) o hasta seis estrenados de Stranger Things (Matt y Ross Duffer, desde 2016). No en vano, su trayectoria noventera fue televisiva, y se desarrolló en series como El mundo secreto de Alex Mack (Ken Lipman y Tommy Lynch, 1994-1998), Lassie (Micheline Charest y Ronald A. Weinberg, 1997-1999) o El elegido (Chris Brancato, 1998-2001).
La vis cómica de Ryan Reynolds
Sin embargo, Free Guy despeja con rapidez nuestra incertidumbre, y la lógica suspicacia que pudiéramos haber tenido, y nos sumerge en la locura de una historia que hará las delicias de aquellos espectadores que se hayan pasado las horas muertas en videojuegos de rol y de mundo abierto como la saga de Grand Theft Auto (David Jones, Sam y Dan Houser, desde 1997).
Todo de la mano de la vis cómica tan acertadamente explotada por Ryan Reynolds (Enterrado) desde las dos partes de Deadpool (Tim Miller, David Leitch, 2016, 2018), quien nos entrega al free Guy, tan opuesto a Wade Wilson pero casi igual de hilarante. Y de los demás actores que le acompañan no podemos admitir ni un reproche, sea Jodie Comer (Killing Eve) en la piel de Molotov Girl, Joe Keery (Stranger Things) como Keys, Lil Rel Howery (Chicos buenos) encarnando a Buddy, Utkarsh Ambudkar (Mulán) como Mouser o un estupendo Taika Waititi (Lo que hacemos en las sombras) dando vida al desagradable Antwan.
Las carcajadas incontenibles
La odisea personal hacia la luz de sus personajes se produce con una sucesión de escenas chistosas, planificadas con soltura por Shawn Levy y su equipo motivado, en las que el surrealismo cuadra sin problemas con el entorno videojueguil. De hecho, se insiste en el humor chocante derivado de ello, y la risa tonta se le escapa a uno sin que pueda ni quiera impedirlo.
Y tampoco debe extrañarnos que la premisa de Free Guy funcione en la verosimilitud del conjunto y su hilaridad porque, junto con Matt Lieberman (La familia Addams), tenemos a Zak Penn firmando el guion, y este neoyorkino es el responsable de la historia de El último gran héroe (John McTiernan, 1993), X-Men 2 (Bryan Singer, 2003), X-Men: La decisión final (Brett Ratner, 2006) o Los Vengadores (Joss Whedon, 2012) y, vaya, del libreto de la ya mencionada Ready Player One. No obstante, el único inconveniente en la credibilidad de cuanto pasa aquí es el mismo que al final del derrumbe de Space Jam: Nuevas leyendas (Malcolm D. Lee, 2021).
Además, Shawn Levy no nos priva de coreografías de acción espectacular ni de composiciones audiovisuales musicalizadas con desvergonzada potencia y buen gusto, muy capaces de arrancarnos esas carcajadas tan huidizas en el público difícil de roer. Y leedme con atención: hay una secuencia en Free Guy que, no solo le va a encantar a los seguidores de ciertas franquicias cinematográficas, sino que incluso cualquiera que las conozca no podrá evitar que una risa incontenible se le escape por la garganta. Así que sentaos y disfrutad cuanto podáis. No es este ningún peliculón, pero qué ratillo más agradable echamos con él.