Tras el decepcionante “Brave” (1x01) y el un pelín mejor “The Blaze of Gory” (1x02), se ha estrenado el episodio “The Tyger and the Lamb” (1x03) de The Walking Dead: World Beyond (Scott M. Gimple y Matthew Negrete, desde 2020). Sus flashbacks explicativos sobre el pasado de un personaje, a la manera de Lost (J. J. Abrams, Damon Lindelof y Jeffrey Lieber, 2004-2010) están dedicados al Silas Plaskett de Hal Cumpston (Bilched), y sus dos primeras escenas así, con una voz en off anterior, logra despertarnos la curiosidad por este extraño joven silencioso que, sí, lo cierto es que resulta un tanto enigmático.
A continuación, se vuelve a la peripecia de su grupo tal como lo habíamos dejado en el capítulo previo, en ese entorno humoso verdaderamente apocalíptico, que le da la oportunidad a Gimple (FlashForward) y Negrete (Ladrón de guante blanco), con el director Sharat Raju (Mentes criminales) y los guionistas Dana y Siavash Farahani (Blood and Treasure), a ofrecer unos instantes de terror psicológico que sirven para ahondar en la mente atormentada del muchacho: ya tenemos en World Beyond y en cierto sentido a nuestro propio Morgan Jones (Lennie James), y quién sabe en lo que derivará su comportamiento.
Pero esos retales del pasado de Silas, no solamente nos descubren lo que le reconcome, le perturba y condiciona su capacidad de reacción ante las situaciones de peligro y violencia zombi, sino que también están relacionados con la forma en que percibe a algún otro personaje y determina cómo se desarrollan sus interacciones. Y se insiste también en los flashbacks impresionistas, los cuales le hemos visto a otros cineastas como Jean-Marc Vallée (Heridas abiertas) y sobre los que ya podemos decir que constituyen un rasgo de estilo en World Beyond o, al menos, de sus primeros compases.
Se recupera, por otro lado, la sensación de la amenaza de los muertos vivientes por separado, sin necesidad de podridas multitudes, para los personajes inexpertos a la hora de hacerles frente, perdida en The Walking Dead (Frank Darabont y Angela Kang, desde 2010) y, sobre todo, en Fear the Walking Dead (Robert Kirkman y Dave Erickson, desde 2015) por la habilidad indiscutible que han adquirido sus protagonistas para liquidarlos sin contemplaciones. Y otra cosa que recalca el tono adolescente o inmaduro de World Beyond es que el enfoque gore cuando matan a los zombis se ha ido también por el sumidero.
Y, a medio metraje de “The Tyger and the Lamb”, nos brindan un montaje complejo de escenas presentes a cámara lenta, rápidos flashbacks y un poema recitado en off muy de agradecer. Porque uno debe admitir, tras los desalentadores capítulos anteriores, que este episodio se revela bastante decente en su aparato audiovisual y narrativo, mientras que le sigue pesando la falta de verdadera chispa en los diálogos, de elocuencia y de hondura conceptual. Y es posible que no se solucione nunca sin recurrir a guionistas con mayor ingenio que los actuales de World Beyond, o sin que a estos se les ilumine la bombilla.
Por otro lado, en las escenas siguientes de calma para reconsiderar la situación o empecinarse en ella, una de las confesiones que tenía pendientes Hope Bennett (Alexa Mansour) sale por sus labios sin pena ni gloria, en unos momentos del todo carentes de la intensidad dramática que hubiera sido precisa para afectarnos aunque fuese un poco y removernos las emociones por una empatía que no llega. Por el contrario, lo que sí debería parecernos de lo más conveniente es que hayan decidido dedicar el epílogo a explicarnos la razón de la masacre con la que se cerraba el primer episodio, y que el apocalipsis se ha convertido en una distopía.